El padre de mi amiga romance Capítulo 29

Narra Abel.

Después de los exámenes Luciana  regresó a casa. Ericka quiso estar a solas así que decidió instalarse en un hotel, todavía no estaba lista para verme. Luciana me dijo que habían sido  días difíciles, pero logró aprobar todas sus clases, ahora finalmente terminaron el semestre, oficialmente estaban  de vacaciones. El  ánimo de mí hija  todavía seguía bajo, pero poco a poco iba aceptando su nueva situación. Al parecer Alexis no la había contactado y quizás esa fue una señal para ella de  olvidarse de todo esto.

Una vez que mí nena ingresó a casa, la tomé de la cintura. Nuestros besos fueron apasionados, mí situación con ella era estable, Luciana me dijo que no podía entrometerse completamente en las  decisiones que  Ericka y yo tomáramos, que nosotros  debíamos tener la iniciativa de resolver nuestra  situación. Luego  ingresé dos dedos en su coño, los metí y luego los saqué  con rapidez. Ella gimió fuertemente.

—Cada parte de ti me pertenece—le dije, luego  agregue el dedo número tres. Ella estaba muy  excitada —.¿ Amas todo lo que te hago?—pregunte acelerando el ritmo.

—¡Si!—jadeo.

Pasaron unos minutos hasta que finalmente obtuvo un exquisito orgasmo. 

***

—Si pudieras viajar a cualquier parte, ¿a dónde irías?— pregunte, dándole un  masaje. Estaba acostada boca abajo mientras yo acariciaba su espalda baja con mis manos, usando mis labios de vez en cuando sobre su piel como un regalo especial. Habíamos follado salvajemente, ella estaba agotada.

—Iría a Roma, recorrería el Coliseo, el Vaticano, la Piazza. Pasar el tiempo que pudiera en Florencia y Venecia— respondió—.  Siempre quise conocer esos lugares —agregó.

—¿Y qué harías si no tuvieras que volver a casa? ¿Si pudieras quedarte todo el tiempo donde  tu corazón quisiera?— pregunte amasando sus nalgas.

—Ummm—jadeo—. Mí corazón siempre quiere estar contigo, estar  desnudos, con  tu erección  pinchando  mí coño— respondió, su respuesta me gustó, bajé  mis manos justo debajo de sus nalgas masajeando profundamente sus músculos.

—Voy a vender mí parte del club y luego de eso seré libre —le confesé, ella  levantó la cabeza para mirarme a los ojos, luego intentó dar la vuelta, pero  no lo permití—.De ninguna manera. No he terminado contigo —mencionó evitando que se levantara.

—¿Es en serio lo que acabas de decir?¿Venderás tu parte del club? ¿Por qué?—quiso saber.

—Por ti—respondí—. Por nosotros, para vivir una vida alejado de todos, solo tu y yo —agregue—. Quiero que tengamos tiempo de disfrutar de nuestro amor, que podamos viajar cuando queramos, que podamos hacer todas las cosas que deseemos sin  ningún obstáculo, claro siempre y cuando tengas tiempo libre en la universidad, yo no pretendo quitarte la oportunidad de estudiar, sabes que cuentas con todo mí apoyo en ese sentido—se  lo dejé claro.

Sabía que ella no  se esperaba nada de esto, aunque debía admitir que me daba algo de nostalgia vender el club, pasamos momentos increíbles ahí dentro, pero lo importante era estar a su lado y vivir la vida que quisiéramos.

—Entonces, ¿Simplemente te vas a ir? —preguntó queriendo levantarse.

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