Enamorándose de la inocencia romance Capítulo 8

Paulina sintió que le dolía el corazón al escuchar el balbuceo lastimero de sus hijos. Aquella dolorosa noche de hace cinco años era una noche que nunca olvidaría. Después de lo ocurrido, intentó por todos los medios olvidarlo. Sin embargo, lo que no esperaba era que estuviera en verdad embarazada.

Cuando se enteró de que estaba embarazada, ya llevaba tres meses de gestación. Por lo tanto, un aborto sería muy perjudicial para su salud.

En ese momento, estuvo a punto de derrumbarse, pero por suerte su compañero de universidad, Bruno Jaramillo, acudió en su ayuda. La ayudó a aplazar sus estudios para que pudiera descansar bien.

En los últimos años, Bruno siempre los había cuidado mucho, así que los chicos lo querían. En cuanto a Paulina, estaba más que agradecida por su ayuda.

Raquel seguía hablando con su voz aguda: -Bruno es guapo y amable. Mami, ¿por qué no le pides a Bruno que sea nuestro papá? Me encantaría tener un papá.

Paulina sintió el repentino impulso de llorar porque sus hijos rara vez habían mencionado el deseo de tener un papá.

Pero parecía que el incidente de hoy les había afectado mucho.

Consoló a los niños, ignorando la amargura que sentía en su corazón.

-Raquel, compórtate. Sé que quieres un papá, pero Bruno no es tu papá. Tiene novia, así que no vuelvas a decir eso, ¿entendido?

-De acuerdo -Raquel suspiró y respondió abatida.

Después de un breve silencio, Daniel preguntó:

—¿Cuándo vendrá nuestro papá? Mami, ¿papá todavía nos quiere?

El corazón de Paulina cayó con estrépito mientras los estrechaba entre sus brazos y los consolaba con suavidad.

-Por supuesto que papá te quiere, tontito. Tu papá es un gran héroe y está ocupado llevando a cabo una misión. Un día, cuando complete la misión, volverá. Así que tienes que esperar de manera paciente con mamá, ¿entendido?

—¿De veras? —Los dos niños miraron a Paulina con seriedad.

Al ver sus rostros llenos de esperanza, Paulina pudo sentir la culpa en su corazón mientras forzaba una risa:

-Por supuesto. Nunca les he mentido, ¿o sí?

Mientras Roberto escuchaba su conversación desde lejos, se sintió molesto por ello, lo cual era extraño.

Justo en ese momento, alguien empujó la puerta de la tienda para abrirla. Entró una figura elegante y esbelta.

Capítulo 8 1

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