ENTRÉGATE romance Capítulo 29

—¿Exactamente cómo, se salió de sus manos?, ¿No querían escapar?

—La verdad no— dijo Jarvis— Repito; conozco a Bellancinni y no quería arriesgar nuestras vidas.

—En el fondo puedo entender un poco al diablo — dijo Mikhail mirándo a Violeta — debe ser horrible que te arrebaten lo que más amas— Violeta, tomó la mano de su amado y la colocó contra su mejilla.

—No era amor precisamente lo que demostraba— dijo Jarvis— aquel día encontré a Olivia a poco de quitarse la vida.

—¡NO!—gimieron las mujeres y Violeta miró con dolor a su prima.

—Asi es — dijo Olivia— aquel día estaba decidida a acabar con mi vida, sabía que no podría escapar de Esteban, y. . . yo no podía soportar seguir viviendo así, estaba cansada del encierro, los malos tratos, las ofensas, los golpes, sobretodo los golpes, era algo que no quería seguir viviendo, sentía que me ahogaba con todo aquello que no podía más, tomé el arma y la metí en mi boca, estaba dispuesta a disparar justo cuando Jarvis llegó, yo había perdido la cordura, realmente quería morir, con un disparo, iba a cortar mis venas, saltar por la ventana, lo que fuese con tal de librarme de aquello. Luego Jarvis me interrumpió y me confesó lo mucho que significaba para él, y lo besé.

—¿Llegó Bellancinni?— preguntó Varenka con ojos enormes.

—Asi es, justo a mitad del beso, todo fue un caos amenazó con matarnos— dijo Jarvis— yo estaba tendido sabía que nos mataría sin contemplación y no tenía ganas de luchar, pero justo cuando Bellancinni me asfixiaba, Olivia lo golpeó en la cabeza con un jarrón.

—Quedó inconciente y haciéndoles creer a los guardias que íbamos a un encargo, huimos.

—Fueron muy astutos — dijo Annika.

—Parece una historia de un libro o una telenovela, es increíble.

—No fue nada fácil — dijo Olivia.

—Nada, nada fácil, tuvimos que huir por mucho, vivimos en una isla desierta— dijo Jarvis.

—Eso es muy romántico— dijo Varenka.

—¿Y tu familia?— preguntó Anouska.

—No tengo a nadie— negó Jarvis— no hay madre, padre, hermanos, tíos, nadie. Solo tengo a Olivia, por eso, estoy dispuesto a entregarlo todo por ella, hasta entregarme a mi mismo.

—Sin lugar a dudas se merecen ser muy felices— dijo Annika con una enorme sonrisa.

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Después de aquel interesante desayuno, el trío de invitadas se quedó a compartir un poco más con Olivia, Jarvis decidió ir al gimnasio de la mansión a hacer un poco de ejercicio para ir acostumbrando nuevamente a su cuerpo para estar en forma.

—Mi amor, te ruego que tengas prudencia, recuerda que tú también estuviste muy mal— lo miró con preocupación.

—Tranquila mi amor, solo será un poco de cardio en la caminadora y quizás muy suavemente algo de bicicleta estática, nada de que preocuparse— dijo besándole la frente y marchandose.

Mikhail, se marchó a la empresa y luego Violeta les contó a las mujeres que prepararía una noche especial para Mikhail, que estarían fuera de casa.

—Eso suena genial, ¿Quieres que te ayude?

—No quisiera molestarte, Varenka, yo. . .

—No, no, no, nada de eso— se puso en pie— me encantan esas cosas, tengo una vena romántica, seguramente lo heredé de un familiar muy lejano — rió fuertemente de su propio chiste— vamos y en el camino me cuentas tu idea, prepararemos una increíble noche de romance y pasión, para que disfruten mucho— Violeta agradeció la ayuda y después de asegurarse de que Olivia estaba bien, se marchó con Varenka, con la finalidad de preparar todo para aquella noche.

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—¿A dónde vamos, cariño?— preguntó Mikhail divertido— ¿Estamos saliendo de la ciudad?

—Tu confía en mí — le dijo ella con una enorme sonrisa.

—¿Qué estás tramando, Violeta?

—Confía en mí — le repitió, antes de inclinarse hacia él y besarlo— no es un secuestro — dijo burlona— llevamos al menos diez guardaespaldas.

—Yo te haré el amor, mientras miras las estrellas— le respondió ella, Mikhail sonrió, caminando hasta llegar a Violeta y justo cuando estaba frente a ella, acunó sus mejillas con ambas manos.

—Violeta, ésto. . . es lo más hermosos que han hecho por mi en toda mi vida— su voz se quebró por la emoción.

—Y eso que aún no hago sonar la música, porque te advierto que está noche bailaremos.

—Esta noche soy completamente tuyo— susurró contra su boca— hoy es un si a todo, Violeta— dijo antes de terminar de cortar el pequeño espacio que los separaba y unir sus bocas, apoderándose de los femeninos labios de su amada mujer, para darle un beso que más allá de ir cargado de pasión, estaba cargado de todo el amor que ella le hacía sentir.

—Quise crear un pequeño paraíso para nosotros, está noche— dijo cuando sus bocas se separaron— buen ambiente, buena bebida — le entregó una copa— buena comida. Solos tu y yo para amarnos.

—¿Es posible amarte más?— preguntó besando su frente.

—Espero que sí — le dijo con una tierna sonrisa. Bebieron de sus copas, y luego Violeta tomó las copas vacías y la dejó sobre la mesa— hay algo que me encantó de éste lugar.

—¿Ah sí?, ¿Qué cosa?— preguntó Mikhail sonriendo.

—Es una cabaña con una tecnología maravillosa, podríamos convertir todo el techo en cristal si quisiéramos, con solo un botón, se correría una pared para darle paso a un magnífico televiso enorme y para la música — dió dos fuertes aplausos y una música lenta, suave, romántica, inundó el ambiente.

—Las maravillas de la tecnología — dijo Mikhail sonriendo, con sus ojos brillando de amor, antes de acercarse a ella y rodearle la cintura, Violeta le rodeó el cuello con sus delicadas manos, estrechándose más hacia él, sintiendo su cuerpo duro, contra el suave cuerpo suyo, un ruso poderoso e imponente. Comenzaron a moverse suavemente al ritmo de la lenta música que los envolvía en un ambiente mágico— Nunca me creí capaz de amar a alguien de esta forma Violeta, me asusta quererte tanto.

—No temas, amor mío, eres plenamente correspondido, estoy loca de amor por tí.

—Hoy te haré el amor toda la noche, Violeta— susurró en su oído— de pie contra esa bonita pared, sobre la hermosa alfombra frente a la chimenea, en el jacuzzi, sobre el sofá, y un par de veces sobre la cama, mientras miramos las estrellas y se unen nuestros cuerpos.

—Espero que cumplas lo que dices porque lo estoy tomando como una promesa.

—Soy un hombre de palabra— le dijo contra la oreja, antes de deslizar suavemente la lengua sobre el sensible lóbulo, haciéndola estremecer hasta la médula y completamente dispuesto a cumplir con lo que había dicho, esa noche era solo de ellos, una noche para amarse sin reservas, para disfrutar de los deliciosos gemidos de Violeta, o de sus fuertes gritos cuando alcanzaba el éxtasis.

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