Olivia se metió bajo las sábanas para una noche de sueños, Jarvis la abrazó acercándola más a él.
—¿Mi amor?— inició ella.
—¿Si?— respondió besando su frente.
—¿Te gustó el club?— quiso saber.
—No me sorprendió, es la clase de lugares que se ofrecen, parecido al Venus, al Principessa, a la Bella Donna, lugares destinados al placer.
—Pero, ¿te gustó?
—Me da exactamente lo mismo, ¿por qué?—.ella elevó el rostro para mirarlo— ¿ A ti te gustó?
—No lo sé, o sea, la primera noche que asistí para trabajar al Venus fue cuando conocí a Esteban, no soy tonta, me imaginaba que esas cosas pasaban en estos lugares, pero. . . nunca tuve la oportunidad de verlo de forma directa.
—La primera vez, puede resultar sorprendente saber lo que allí sucede. Pero, el mundo es movido por grandes intereses y el placer es uno de ellos, en éste tipo de lugares solo importa el placer, no hay emociones, no importa de dónde venga, lo importante es sentirlo.
—¿Participaste en algo así alguna vez?
—¿Estás preguntando por mi sexualidad antes de conocerte?— le preguntó con una sonrisa burlona— ¿Celos?
—Un poco, pero sobretodo curiosidad, me intriga.
—Nunca en algo tan grande como una orgía, ni siquiera en un intercambio, pero hubo un par de ocasiones en las que fui invitado a tríos.
—¿Con dos mujeres?— preguntó ella
—Si.
—¿Y te gustó?
— Lo disfruté en su momento, digamos que es. . . una experiencia. No es un estilo de vida que quisiera llevar.
—¿Es suficiente solo conmigo?— preguntó con preocupación.
—Mas que suficiente — acarició el contorno de su cuerpo— no hay nadie más que me interese, ni física, no emocional, ni sentimental, ni sexualmente.
—Sentí celos de la manera tan descarada en la que se te ofrecieron esas mujeres, querían comerte con los ojos.
—Tu eres la única que puede comerme— le besó los labio, mordiendo débilmente su labio inferior— no debes sentir celos. Jamás.
—Lo sé, pero no pude evitarlo. Me sorprende que Violeta. . .
—No es nada grave — le dijo con ternura — Quizás lo hizo por experimentar, no la juzgues.
—Por supuesto que no lo hago, jamás la juzgaría, Violeta siempre tendrá mi apoyo incondicional, si decide dormir con medio país o entrar a un convento. Siempre la apoyaré. Es sólo que. . . me causa curiosidad, sabes, que no se molestará cuando las otras mujeres hablaban abiertamente de su enorme deseo de tener sexo con Mikhail, ella solo sonreía.
—Olvidate del club, y de todo lo que pasó hoy—se ubicó sobre ella, Olivia sonrió y separó sus piernas para que él pudiese ubicarse más cómodamente— mi amor, quiero disfrutarte cada segundo— acarició su mejilla— todo está listo para mí viaje, comenzaremos a poner en marcha tu plan, estaremos separados algunas semanas, ocupemonos solo de nosotros — dijo antes de inclinarse sobre ella y besarla.
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La mañana siguiente Mikhail se marchó junto con Jarvis, directamente a atender algunos asuntos. Olivia estuvo toda la mañana queriendo calmar sus dudas sobre la noche anterior, solo que no encontraba el momento de hablar con Violeta. La buscó por la mansión, hasta que Ágata le informó;
—La señora se encuentra en la biblioteca.
—Muchas gracias, Ágata, muy amable— dicho aquello se encaminó rápidamente al encuentro de su prima, llamó suavemente y la voz de Violeta le otorgó acceso, la encontró sobre un cómodo sillón, descalzada de sus tacones, sus piernas y pies sobre el sofá en una posición cómoda y un libro en sus manos.— Hola — la saludó.
—Hola cariño, sigue, adelante. — le sonrió.
—¿Qué lees?— quiso saber mientras caminaba hasta ella y se sentaba a su lado.
—Una novela policíaca, está muy entretenida.
—Que bien. . .
—¿Sucede algo, Olivia?— la miró preocupada.
—No. . . Si. . .No, en realidad no.
—Bien— cerró el libro y lo dejó a un lado para concentrarse únicamente en Olivia— ¿Qué ocurre?, porque algo ocurre, eso es obvio.— Olivia la miró fijamente, sin saber cómo iniciar la conversación— Vamos, sea lo que sea, dilo de una vez, que comienzo a ponerme nerviosa.
—Bueno. . . .es sobre. . .anoche, en el club— Violeta, exhaló un suspiro.
—No entiendo cómo puede haber placer, con tantas personas a tu alrededor.
—Si se puede, cariño. De una manera diferente, pero interesante.
—No lo puedo entender, te juro que jamás consentiría que Jarvis me fuese infiel— dijo pensativa.
—Pero aquí no estamos hablando de infidelidades, Olivia. Yo jamás le he Sido infiel a Mikhail, y según sé, él tampoco lo ha hecho conmigo.
—¿Cómo puedes decir eso? — la miró sorprendida— ¡se acostaron con otras personas!
—Si, pero no hay infidelidad, porque no hubo engaños, ambos estuvimos de acuerdo, ambos establecimos nuestras reglas, ambos estabamos presentes en la habitación y consientes de lo que estaba haciendo el otro, es más podíamos verlo.
—Es difícil comprenderlo.
—Lo sé — sonrió comprensivamente — además, solo ocurrió una vez, y no estoy segura de que suceda nuevamente, solo se trataba de experimentar.
—¿Y como fue?— quiso saber.
—Estubo increíble — dijo sonriendo.
—¿Cómo manejas te los celos por ver a otra allí, con Mikhail?
—Realmente nunca tuve mucho tiempo para sentir celos. En algunas oportunidades lo escuchaba gemir, o a Ivanna, y me gustaba para verlos, cuando el calor se comenzaba a apoderar de mi cuerpo, eran los momentos en los que Vladimir más se dedicaba a darme placer, así que no podía si quiera pensar, estaba perdida en una secuencia de orgasmos, o disfrutando de la sensación después de uno. Creo que de eso se trata de disfrutarlo, pasarlo bien y saber que tu pareja también lo disfruta.
—¿Realmente tuviste muchos orgasmos?— preguntó incrédula— ¿Pudistes sentir un placer tan pleno?
—Si, tuve muchos orgasmos, disfruté realmente la experiencia. El placer fue diferente, nada de romanticismo, no estaba haciendo el amor, como cuando estoy con Mikhail, solo era sexo, intercambio de placer, un intercambio consentido de órganos, de una manera diferente a cuando estás con la persona que amas. Pero si hubo placer, mucho placer. ¡A ver, Olivia!, ¿Por qué tantas preguntas?
—Solo siento mucha curiosidad — se encogió de hombros.
—¿Estás pensando en participar?, ¿trío, intercambio, alguna orgía en mente?— preguntó sonriendo, pero Olivia estuvo muy seria, y parecía pensar durante mucho tiempo.
—No lo sé, creo que no, Violeta. Creo que nunca sería capaz, nunca me atrevería.
—Mi amor— acarició su mejilla— eso está muy bien, no sigas mi mal ejemplo, cariño— le dijo con una enorme sonrisa.
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