Eres mi Uno en Diez Millones romance Capítulo 2

Uh...

Pero, ¿cómo podría cambiar?

Para Lorenzo, acabar con ella sería más fácil que aplastar a una hormiga, y nunca había habido nada que él deseara y no pudiera conseguir.

Belmira respiró hondo y luchó contra el miedo arraigado en su médula hacia aquel hombre.

¡Tenía que haber una manera!

Al menos ya no era la ingenua joven impulsiva que se dejaba manipular de hace siete años.

"¡Dios mío, Belmira...!". De repente, una voz emocionada resonó a su alrededor.

Al escuchar esa voz familiar, la espina dorsal de Belmira se endureció y su mirada helada se dirigió directamente hacia la puerta.

Luego, vio la cara que nunca olvidaría aunque muriera.

Esa cara encantadora que desarmaba a cualquiera...

¡Su mejor amiga de la vida pasada!

"Belmira, ¡¿cómo puede el Sr. Lorenzo tratarte así?!". Consuela Suárez corrió hacia ella y agarró su mano con una mirada de shock que cayó sobre el caos de la cama y los moretones en su cuerpo.

Belmira bajó la vista hacia su mano dolorida por el apretón y esta vez, no se perdió el destello de envidia y del deleite de la gracia ajena que había en el fondo de los ojos de Consuela.

"Belmira, ¿qué te pasa? ¿Estás bien? ¡No me asustes, Belmira!". Al ver su mirada extraña, Consuela pensó que estaba traumatizada y le preguntó con ansiedad.

Belmira retiró su mano imperturbablemente y negó con la cabeza: "Estoy bien".

El sufrimiento que le infligió Lorenzo en aquel entonces tuvo mucho que ver con Consuela.

No se atrevía a contarle a nadie los innumerables desastres entre ella y Lorenzo, sólo a ella, creía que era su amiga más confiable, no sabía...

Que Consuela albergaba esos sentimientos hacia Lorenzo y codiciaba el lugar de su esposa desde hace tiempo. Aparentemente estaba ayudándola, en realidad usaba a Belmira para acercarse a Lorenzo y en todo momento socavaba la relación entre ellos, hacía que ella terminara torturada por un Lorenzo encolerizado todas las veces.

Con su capacidad actual, enfrentarse directamente a Lorenzo sería como buscar la muerte.

Sin embargo, en su vida pasada fue tan terca que ni nueve bueyes podrían hacerla retroceder, siguió las palabras de Consuela ciegamente y se golpeó una y otra vez hasta quedar en un estado lamentable.

La gran deuda con la familia Yuste aún no se había saldado, sus padres la esperaban en casa y tenía que sacar a su hermano del mal camino. Tenía demasiadas cosas por hacer.

Necesitaba estabilizar a Lorenzo, no podía permitirse hacer nada que pudiera enfurecerlo, no podía darse el lujo de tener un enemigo tan poderoso.

"¡Belmira, espérame!". Consuela le dijo un montón de palabras falsas e insinceras y luego se fue rápidamente.

Después de que Consuela se fue, la expresión vulnerable y desamparada en el rostro de Belmira se transformó instantáneamente en frialdad y entumecimiento.

Intentaron persuadirla una y otra vez de huir sin éxito, esta vez decidieron acusarla de ser infiel, parecía que no descansarían hasta verla muerta.

Bien, entonces...

¡Esta vez verían quién sería el que caería!

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