Esposa Obligada Del CEO Paralítico romance Capítulo 5

— Por Dios Maya, ¿Cuándo pensabas decirme que tenías lupus? ¿Cómo puedes guardar este secreto y solo admitirlo después que yo mismo me enteré gracias al doctor? — Cuestionó Jacob molesto y preocupado, no pensó que ella tuviera que atravesar una enfermedad como está, con la que tendría que vivir toda su vida y ni siquiera lo había llamado para contarle y aunque sabía que era para no preocuparlo igual se sentía muy molesto, siempre que pudiera ayudarla quería hacerlo, no quería que ella sufriera ningún daño y esta enfermedad no era algo bueno, lo menos que podía hacer era cuidar de ella.

— No quise que vinieras hasta aquí por eso, se que estás ocupado y bueno estoy bien, solo que tengo que soportar ciertos malestares a los cuales debo ir acostumbrándome, voy a estar bien, no te preocupes. — Respondió Maya sonriéndole para calmarlo, que él se preocupara tanto por ella hacía que su corazón se sintiera muy cálido, ya que sabía que él la amaba mucho, pero ella no quería que él dejara de hacer sus cosas por venir a ayudarla.

Todos estos años él había estado muy presente en su vida y en la de los gemelos, había sido un gran apoyo, porque a pesar de que ella tenía su trabajo, vivir de la manera en que lo hacían era costoso y no podrían hacerlo sin el dinero que él les daba. Estaba muy agradecida con Jacob por no haberla abandonado, por estar con ella cada vez que lo ha necesitado y que a pesar de que sus padres cortaron contacto totalmente con ella, él se negó a hacer esto, era un hermano maravilloso y quién prácticamente era su única familia junto con los gemelos.

— Maya esa sonrisa conmigo no va a funcionar y si me voy a preocupar porque también tienes anemia, tu salud no está nada bien y puede seguir empeorando. — Suspiró Jacob mirándola fijamente, a pesar de que ella le decía que no se preocupe, no podía dejar de hacerlo, porque luego de que él doctor revisara los exámenes que le mando a realizar, le había explicado detalladamente lo que ella tenía y si era delicado. — Deberías venir conmigo a casa, estar aquí sola con los niños y enferma no creo que sea bueno.

— No estoy sola Jacob, Lorena también está con nosotros y te puedo asegurar que estoy bien y lo seguiré estando, no debes preocuparte tanto. — Aclaró Maya, no pensaba volver a su país de origen, sabía que sus padres aún deberían estar furiosos y no la aceptarían de vuelta, mucho menos con sus dos hermosos pequeños.

— Sabes que ni siquiera tú misma te crees que estás bien, porque si lo creyeras no hubieses evitado decirme la vida verdad o a los niños, no te intentes engañar, sabes que no estás bien y por eso necesitas ser cuidada, estoy seguro que mamá y papá te aceptarán de vuelta. — Replicó Jacob, para él era claro que ella no estaba bien, se veía muy cansada y débil, lo que incrementaba su preocupación.

Sabía que con la anemia podían lidiar y ella podría recuperarse de mi eso, pero en cuanto al lupus no tenía cura, solo podía mantenerlo controlado y esperar que esto no le pasará más facturas a su cuerpo. Por eso quería tenerla cerca de él todo el tiempo, para asegurarse de que ella estuviera bien.

— Jacob yo no quiero volver y ellos no me aceptarán con los niños, lo sabes, serían demasiados problemas para todos, así que es mejor dejar todo tal cual esta, aunque estoy enferma me voy a recuperar de la anemia y con tratamiento puedo vivir tranquilamente con el lupus, estaré bien, no necesitas preocuparte tanto por mí. — Murmuró Maya tomando la mano de Jacob y mirándolo a los ojos, aunque al estar enferma ella también se sentía preocupada y al mismo tiempo asustada al enfrentarse a esta enfermedad, estos últimos días habían sido difíciles, no pudo estar tan al pendiente de sus niños como lo hacía normalmente y además ahora se sentía demasiado cansada para ir al trabajo, pero aún así no quería que Jacob se siguiera preocupando por ella y pusiera en pausa su vida para venir a cuidar de ella.

Sabía que aunque es una enfermedad dura la que padecía, podía lidiar con esta como lo hacen muchas personas.

— ¿Cómo no preocuparme por ti? — Preguntó Jacob acariciando la mejilla de ella con ternura, para él no hacer esto era imposible, amaba a su hermana con todo su corazón y cualquier cosa que le pasará a ella por más mínimo que fuese le dolía y ahora que ella tuviera está enfermedad y que él no pudiera hacer nada para ayudarla, para evitarle sufrir, lo volvía loco. — Tú eres mi hermanita y nunca dejaré de preocuparme por ti, debes tener eso claro, yo siempre voy a preocuparme por ti, pero aceptaré si no quieres volver, solo que si te quedas tienes que estar muy al pendiente de tu salud.

— Te amo mucho, gracias por ser el mejor hermano, me cuidaré. — Dijo Maya abrazándolo, no le estaba agradeciendo por dejarla quedarse si no por ser tan bueno con ella, estaba segura de tener el mejor hermano.

Jacob finalmente sonrió y antes de que él pudiera decir algo se escuchó que alguien tocaba la puerta.

— Señorita Maya, aquí está un hombre buscándola, pidiendo hablar con usted. — Dijo Lorena y Maya frunció el ceño confundida, no estaba esperando a nadie.

Al principio había sido realmente duro, ella no dejaba de llorar y no quería hacer nada, solo después del nacimiento de los gemelos fue que sus fuerzas fueron renovadas, porque sabía que tenía que ser fuerte por ellos, debía sacar a sus dos niños adelante.

— Jacob no vengas con tonterías, yo sé que si está aquí, así que déjame pasar de una vez, puedo buscarla yo mismo, si no me dejas entrar igual lo haré, solo que por las malas, pero yo necesito ver a Maya de inmediato— Masculló Victor, ya no aguantaba más sus ganas de ver a Maya, su corazón estaba totalmente descontrolado en este instante, ansioso por volver a ver a su dueña.

— Deja las tonterías tú y vete por dónde viniste o la bala de mi pistola terminara perforando tu cabeza. — Advirtió Jacob tensó, sabía que no era buena idea dejar pasar a Víctor, tanto por Maya como por los niños.

— Jacob déjame entrar, solo necesito verla un momento, luego si ella quiere me puedo ir..

— Si quiero, quiero que te vayas y no vuelvas a acercarte a mí. — Masculló Maya acercándose, dejando a Víctor descolocado por unos segundos por finalmente volver a escuchar su voz y mirarla.

Su corazón estaba totalmente descontrolado por volverla a ver y muriéndose de ganas por encerrarla entre sus brazos y no dejarla ir jamas.

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