— Buenas noches, lamento la demora. — Se disculpó Jacob al verla en el sofá cuando llegó a casa y Mia levantó la cabeza para mirarlo con los ojos abiertos de par en par, llenos de sorpresa y confusión. — Clarisa me avisó que me ibas a esperar para cenar, pero no pude venir antes. — Explicó al darse cuenta de su sorpresa, él le había mandado a avisar con el ama de llaves que podía cenar sin esperarlo porque iba a llegar tarde, pero ella dijo que lo iba a esperar.
— No sé preocupe, igual no tenía hambre. — Murmuró Mia apenada y aun sorprendida, era raro que un hombre que se suponía que era despiadado se disculpara, no lo entendía.
— Bueno espero que ya tengas hambre, pasemos al comedor. — Dijo Jacob simplemente y empezó a caminar hacía allí.
Mia rápidamente se levantó para seguirlo y los dos se sentaron en la mesa, luego comenzaron a comer en silencio.
Ella a pesar de haber dicho que no tenía hambre, devoró mucha comida y esto le pareció un poco gracioso a Jacob que la había estado observando disimuladamente.
— Ya es hora de irnos a la habitación. — Espetó él al darse cuenta que ella había terminado de comer y aún no se movía.
Mia al escuchar esto se tensó por completo, sabía que ahora estaban casados y eso implicaba que ella cumpliera con sus obligaciones matrimoniales, pero esto era algo que ella no había hecho nunca antes y no sabía cómo se tenían que desarrollar las cosas, además de que tenía miedo.
— ¿Puedo quedarme aquí por un rato más? — Preguntó Mia en voz baja y temblorosa, lo que hizo a Jacob fruncir el ceño.
— ¿Por qué quieres quedarte? Ya es bastante tarde, debes estar cansada, es mejor si vamos a descansar. — Musitó Jacob confundido, no entendía porque ella parecía temerle tanto y cada vez le molestaba más esto, por alguna razón que no entendía, no quería que ella le tuviera miedo.
— Es que no tengo sueño aún. — Susurró Mia con sus ojos cristalizándose y su cuerpo comenzando a temblar, sintiendo que estaba tentando su suerte y podría enfrentar consecuencias por ir en contra de lo que Jacob quería, tenía miedo de esto, pero también de lo que podría suceder en la habitación.
— Mia, ¿Por qué parece que me tienes miedo todo el tiempo? Yo no pienso hacerte daño, ni nada que tú no quieras, solo cumpliremos con estar en la misma cama, pero si no quieres que pase nada, no pasará, yo no te voy a obligar. — Aclaró Jacob, entendiendo los pensamientos de ella.
Él no tenía planeado acostarse con ella, de hecho no iba a hacerlo, porque sabía que si lo hacía y todo terminaba como tenía planeado, ella podría sentirse muy mal después y como este matrimonio no debía durar demasiado, no lo consideraba justo para ella, lo mejor era no tocarla, solo compartirían habitación, porque se tenía que guardar cierta reputación y los mismos trabajadores podían darse cuenta si dormían en habitaciones separadas y esto podría dar pie a rumores y eso nunca era bueno.
— ¿De verdad? — Cuestionó Mia incrédula, esperaba que él estuviera hablando en serio, pero se le hacía muy difícil de creer esto, después de todo eran esposos y en su mundo cuando esto sucedía, siendo él un hombre de la mafia podía hacer con ella lo que quisiera, porque automáticamente le pertenecía.
— Si, vamos. — Respondió Jacob levantándose de su asiento y ella lo siguió aún con sus manos temblando y esperando con todo su corazón que él no le estuviera mintiendo.
Cuando entraron a su habitación Jacob entró al closet y luego se dirigió al baño, en cambio ella se puso una de las pijamas que había traído, ya que se había bañado antes y se sentó en el sofá.
Después de unos minutos Jacob salió del baño, vestido solo con un pantalón de pijama, pero dejando todo su torso desnudo y su cabello aún mojado, cayendo por su frente y de este se deslizó una gota que empezó a caer por el cuerpo de Jacob y Mia no pudo evitar fijarse en esto, sintiéndose extraña, su corazón se aceleró y su garganta se secó, era una sensación diferente, no sabía cómo interpretar esto, pero se sentía fascinada por la belleza de él y lo fuerte e increíble que su cuerpo se veía.
Jacob al ver que ella lo estaba mirando prácticamente hipnotizada, se aclaró la garganta.
— ¿Me culpas a mí? ¿Por qué siempre haces eso? Siempre es mi culpa, prefieres defender a tu hermana y luego a esta mujer, cuando por culpa de Maya perdí a tu padre y ahora te voy a perder a ti por culpa de esta mala mujer, me voy a quedar sola. — Sollozó Meryl mientras las lágrimas comenzaban a caer por su rostro.
— Señora yo no le quiero quitar a su hijo, no lo va a perder y no se va a quedar sola, él la ama mucho, si está dispuesta yo también quiero estar cerca de usted. — Aclaró Mia al verla así, sintiéndose mal por Meryl.
Meryl la miró frunciendo el ceño y Jacob sorprendido, sin entender como Mia podía ser tan amable después de haber sido tratada así, esto no era nada fácil, incluso para él era difícil de soportar y eso que se trataba de su madre.
— Mamá, ella tiene razón, no me vas a perder, no tienes que ser mala con Mia, ella es buena. — Dijo Jacob y Meryl simplemente vio a Mia por unos segundos antes de levantarse de su asiento y comenzó a subir las escaleras sin decir nada. — Siento mucho que tengas que soportar todo esto, no tienes que intentar acercarte a ella si no quieres, ella es muy difícil de manejar.
— No te preocupes, se que no la está pasando bien y puedo soportarlo, igual gracias por defenderme. — Dijo Mia con una pequeña sonrisa, acuclillándose para comenzar a recoger las cosas, agradecida porque él era amable con ella e incluso la defendía, por eso no le importaba tener que soportar los arranques de Meryl, porque no tenía que soportar ningún otro maltrato y él la trataba bien.
Su vida era mejor ahora.
— Deja eso, haré que una empleada lo limpie, además no tienes que agradecerme por defenderte, solo hacía lo correcto. — Espetó Jacob extendiéndole su mano para que se levantara y la sonrisa de Mia se amplió, con su corazón acelerandose.
— Yo puedo hacerlo, no te preocupes. — Dijo ella, pero Jacob siguió con su mano extendida, así que ella no pudo evitar tomarla.
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