Esposa sustituta: ¡nunca te dejaré ir! romance Capítulo 4

La mirada tormentosa e Cecil, aunada al leve olor a cigarrillo, ocasionaron que el corazón de Linda palpitara con fuerza.

Por último, el hombre se inclinó un poco, y pronunció una simple y fría palabra: "Vete".-

Al decir eso, soltó la cintura de la chica, de manera brusca, luego, se levantó y se dirigió al baño.

Sin tener la osadía de desobedecerlo, la mujer salió déla habitación en completo silencio.

Aquel era su primer día dentro de la mansión de la familia Lo, por lo que, al salir de la habitación y cerrar la puerta tras ella, no tenía ni la más remota idea de dónde ir. Ya los sirvientes se habían acostado y las luces estaban apagadas, lo que hacía que la mansión luciera oscura y poco acogedora. Sintiéndose totalmente perdida, se puso de cuclillas en la puerta de dónde acababa de salir, con sus brazos alrededor de las piernas y la barbilla apoyada sobre sus rodillas.

Se mantuvo en aquella posición durante la noche entera.

El palpitar nervioso de su corazón la mantuvo despierta hasta el amanecer, cuando al fin pudo dormirse.

Cuando el magnate abrió la puerta esa mañana, lo primero que vio fue a una mujer agachada en el piso, aún con el camisón de seda puesto.

Durmiendo, la chica tenía el ceño fruncido, como si estuviese teniendo una pesadilla.

Sin dudarlo siquiera un poco, el hombre levantó el pie y la pateó.

Eso hizo que Linda abriera los ojos al instante. Luego, de manera inconsciente, miró a su alrededor y pudo ver al hombre con sus ojos fijos en ella. "Señor... Buenos días, señor Bo", balbuceó sorprendida.

"¿Dormiste aquí toda la noche?", preguntó él, con frialdad.

"Sí, así es", respondió ella.

Él simplemente resopló, después de escucharla, mientras se pellizcaba el entrecejo.

"Lambíate de ropa y después baja", dijo, finalmente.

De inmediato, Linda asintió obedientemente, diciendo: "Está bien...".

Una vez que todos los criados estuvieron en el vestíbulo de la villa, el magnate miró al ama de llaves, que se encontraba a su lado, rápidamente, esta se acercó al hombre y se inclinó para poder escuchar sus órdenes. Luego de eso, la mujer miró a Linda con una expresión en su rostro que fue imposible de descifrar.

Al notar la mirada despectiva que le dedicó aquella mujer, la recién casada volteó a ver a su esposo, como si le estuviese pidiendo ayuda.

Cecil era la única persona que ella conocía dentro de esa casa, por lo tanto, era a quien sentía que podía acudir, pese a que él no la había hecho sentir bienvenida.

No obstante, él se mantuvo mirando a la distancia, completamente a propósito.

Entonces, el ama de llaves se acercó a los sirvientes, para anunciar: "Escuchen todos, la mujer que se encuentra de pie junto al señor Bo no es la señora Bo, sino, la señorita Linda Ye, su hermana gemela. De ahora en adelante, ella tiene la posición que todos ustedes, así que, si necesitan que se realice alguna tarea pueden, simplemente, ordenárselo a ella. Además de eso, ya que ella no es nada más que la sustituía de la señora Lo, podemos llamarla "falsa", desde ahora mismo".

Tras escuchar aquello, la cabeza de Linda giró, de inmediato, a mirar al magnate, sin poder creerlo. Durante los veinticuatro años de su vida, jamás había sido humillada de tal manera.

Por ello, su rostro se oscureció, al decir: "Señor Lo, usted ha ido demasiado lejos".

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