Al escucharla, Cecil miró a Linda con una leve mueca de desprecio en su rostro, y dijo: "¿Yo he ido muy lejos?".
"Sí, así es", respondió ella, con firmeza, enderezando su espalda para poder mantenerse erguida.
Pese a estar frente a todos los sirvientes, el magnate dijo, con frialdad: "Estoy siendo amable con el simple hecho de permitir que te quedes aquí. ¿Qué esperas? ¿Quedarte gratis y vivir del trabajo de los demás?".
"No tengo ningún problema en hacer el mismo trabajo de ellos, pero yo tengo un nombre, y ese es Linda Ye. Usted no puede permitir que me insulten", dijo la chica, levantando su barbilla, de manera desafiante.
"¿Que te insulten?", repitió el hombre, con lentitud.
Entonces, de manera repentina, él sonrió, y preguntó: "¿Es que acaso no eres una falsa?".
Al escucharlo, la gemela mayor apretó sus puños con fuerza.
Definitivamente, no podía refutar las palabras del hombre.
Mientras veía que la mujer tan solo lo miraba en silencio, el recién casado hizo un gesto con la mano, indicándoles a los sirvientes que se retiraran.
De inmediato, todos se dispersaron, dejando a la pareja sola en el salón.
"Sí, usted tiene razón, yo simplemente soy una sustituía, una falsa. Puede insultarme todo lo que desee, pero, ¿por qué le pide a los sirvientes que me insulten también? ¿Acaso esta es su manera de desahogar su ira?", inquirió ella.
En completo silencio, el hombre jugó un poco con el encendedor que tenía en la mano. Luego, sin mirarla y de manera casi críptica, dijo: "Anoche te di la oportunidad de convertirte en la señora Bo, pero ya la perdiste. Por lo tanto, para mí no eres más que una sirviente".
Aquellas palabras la tomaron por sorpresa.
'¿Oportunidad?', se preguntó, sin poder creer lo que estaba escuchando.
Antes de pudiera decir algo, el hombre agregó: "De hecho, no es justo llamarte de esa manera tampoco. Porque, al menos ellos se quedan aquí con su verdadera identidad, en cambio, tú... No lo estás haciendo".
"¿Qué demonios es lo que quiere?", exclamó ella.
Al instante, él le lanzó una mirada fría, y dijo: "Hasta que Leona regrese, tienes permitido quedarte aquí como una falsa".
La ira ocasionó que cada uno de los vellos de la chica se erizaran, sin embargo, al pensar en el Ye Group, perdió el coraje que había reunido para discutir.
Por ello, bajando la voz y con dudas, preguntó: "Entonces... ¿Qué sucederá con los problemas financieros del Ye Group?".
En lugar de responderle, Cecil hizo una llamada para ordenar que se le transfiera dinero a tal empresa.
De inmediato, el tono de Martin se volvió serio, e interrogó: "¿Qué sucede?".
"Cedí me pidió que te llamara...".
"Entonces, dale el teléfono".
La chica le devolvió el aparato al magnate, diciendo: "Mi padre está en la línea".
Cuando el hombre agarró el celular de las manos de ella, sus dedos rozaron, lo que ocasionó que la mujer retirara rápidamente su mano, como si hubiese sido quemada.
El recién casado la miró con los ojos entrecerrados, con total disgusto.
¿Acaso esa mujer odiaba tanto ser tocada por él? Sin embargo, apartó su mirada instantáneamente.
Luego, puso el celular en altavoz, y saludó, de manera educada: "Señor Ye".
"Cecil, por favor, ahora que estás casado con Leona, creo que es momento de que te dirijas a mí e una manera más íntima", expresó el mayor. Al escucharlo, el recién casado se burló y miró fijamente a Linda. Aún sin ser irrespetuoso, pero sí totalmente indiferente, le dijo: Si la mujer con quien me casé realmente fuese Leona, por supuesto que me dirigiría a usted de una manera más íntima".
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