Esposa sustituta: ¡nunca te dejaré ir! romance Capítulo 6

Tras escuchar las palabras de Cecil, Linda pudo imaginar la vergüenza que se había apoderado del rostro de su padre, aun así, ella no podía hacer absolutamente nada.

Luego de un momento, la voz de Martin llegó a través del celular, preguntando: "Cecil, ¿ya lo sabes?".

En ese momento, el magnate se frotó las sienes, de manera casual, y respondió: "Señor Ye, debido a nuestro acurdo, el Bo Group le ha transferido dinero a su empresa".

"Sí, lo recibimos. Aunque, se supone que debías casarte con Leona, Linda también es mi hija. Espero que puedas tratarla bien", dijo el mayor.

Al escuchar las palabras de su padre, los ojos de la chica se llenaron de lágrimas, especialmente, recordando que su nuevo esposo les había pedido a los sirvientes que se dirigieran a ella como "Falsa".

Al escucharlo, el recién casado se burló en el celular, para decir: "Usted también ha estado en el mundo de los negocios durante décadas, ¿ verdad? Entonces, ¿cómo es que puede seguir siendo tan ingenuo?".

"¿Qué quieres decir con eso?", preguntó Martin, con evidente nerviosismo en su voz.

El magnate cruzó las piernas y tamborileó su muslo con los dedos, tranquilamente, mientras decía: "Le daré dos días para que encuentre el paradero de Leona, y la traiga ante mí. De lo contrario, no podré ser capaz de garantizar el futuro del Ye Group".

Al finalizar, colgó la llamada, de inmediato.

Entonces, arrojó el teléfono hacia la mesa de té que se encontraba frente a él y, perezosamente, levantó su mirada hacia Linda. "¿Por qué aún estás aquí parada?", preguntó.

La chica tan solo apretó sus labios, en un intento por reprimir la indignación que sentí en ese momento, y dijo: "Señor Bo, dado que Leona decidió huir de la boda, es imposible que mi padre pueda encontrarla en tan solo dos días. Creo que usted la conoce mejor que yo".

Al escuchar a la chica, el hombre se rio entre dientes, y dijo, sin más: "¿Eso crees?".

La recién casada asintió, al tiempo que decía: "Estoy completamente segura de que usted conoce muy bien su temperamento".

"De ser así, entonces la empresa de tu familia estará en graves problemas", respondió él, de manera firme.

Tan solo por un momento, la mujer miró al hombre frente a ella, sin emitir palabra alguna, este era lo suficientemente guapo y encantador como para lograr que innumerables mujeres se sonrojaran en su presencia. Entonces, finalmente logró reunir el valor suficiente, para cuestionar: "¿Qué demonios es lo que quiere hacer?".

Tras escucharla, los labios de Cecil se curvaron un poco, formando una leve sonrisa, para afirmar: "No quiero acostarme contigo".

En ese momento, el ama de llaves señaló las macetas, diciendo: "Debes limpiar las rosas y tenerlas listas en un hora. Asegúrate de que cada uno de los pétalos, hojas y tallos estén completamente limpios, sin nada de polvo".

La recién casada miró lo que se encontraba frente a ella, sin poder creerlo, y en total consternación, puesto que, había alrededor de una docena de macetas de aquellas flores, lo cual podría llevarle al menos medio día en tener todo listo. Peor aún, todas las rosas tenían espinas, lo que solo complicaría mucho más su trabajo. No obstante, el ama de llaves le había dado tan solo una hora para que terminara con esa tarea. Evidentemente, aquella mujer tan solo quería molestarla.

Pero, ¿qué podía hacer ella?

No le quedaba más remedio que hacer su mayor esfuerzo.

Por lo que comenzó a limpiar las flores lo más rápido que pudo. En consecuencia de sus rápidos movimientos, sus dedos resultaron heridos por las espinas. La sangre, entonces, comenzó a brotar de sus manos, manchando las hojas verdes en el proceso.

Al notar eso, el ama de llaves frunció el ceño, y reclamó: "¡Falsa! ¡Estás manchando todas las flores!".

Linda se sentía incapaz de seguir tolerando que la llamaran de esa manera. Ella miró al ama de llaves, y le preguntó: "¿Y cómo sabes que seguirán sucias después de que las limpie?".

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