Los sirvientes de la casa jamás se habían atrevido a desobedecer una orden del ama de llaves.
Pero, en ese momento... ¿Aquella mujer le acababa de refutar? El ama de llaves miró a la chica con cierto desprecio, antes de marcharse.
Linda, al notar que ya se encontraba sola, suspiró, debido al alivio.
Y decidió concentrarse en su trabajo.
Para ese momento ya se encontraba hambrienta, pues no había desayunado en la mañana.
Una hora más tarde, el ama de llaves volvió para revisar su trabajo, tan solo quedaba una maceta de rosas por acomodar.
Esta dirigió sus ojos a la mujer que se encontraba limpiando las plantas. La recién casada seguía vestida con la ropa de la señora Bo, no traía uniforme de sirvienta, como ella. Y eso, por alguna razón, le molestaba.
Repentinamente, la mujer levantó la mano y empujó a Linda. Esto ocasionó que la chica cayera en el piso, con sus manos clavándose en las espinas de las rosas que estaban esparcidas, y haciendo tan solo una mueca de dolor.
Luego de procesar lo que había ocurrido, miró iracunda al ama de llaves, intentando contenerse y, simplemente, preguntó con calma: "¿Cuál es su nombre?".
La otra, al escuchar la interrogativa enarcó una ceja, de manera arrogante. "¿Mi nombre?", preguntó sarcásticamente.
"Sí".
Ella miró a la sustituía con desdén, para luego responder: "Chelsey Su. ¿Y a ti qué te importa eso?".
Linda sintió cómo su interior ardía, no obstante, estaba intentando con todas sus fuerzas que esa mujer no la sacara de sus casillas.
Chelsey le dio una mirada, y comentó: "Solo eres una falsa. Así que no esperes que el señor Bo te defienda. Además, no terminaste las flores a tiempo, por lo que no almorzarás hoy".
Aquellas palabras hicieron que la chica se diera cuenta del gran vacío que sentía en su estómago, le estaba comenzando a doler.
Y no ayudaba en lo más mínimo los problemas estomacales que a veces tenía.
Entonces, le dijo, con una firme y fría voz: "Señora Su, yo no crecí como miembro de la familia Ye, por lo que soy muy diferente a esas mujeres malcriadas. Nunca conté con la protección de nadie cuando era una niña, por lo que sé muy bien cómo cuidarme a mí misma. Le recomiendo que no me provoque de nuevo, porque si no... Podría sufrir las consecuencias".
Al terminar de hablar, finalmente soltó el agarre que tenía en el cuello de Chelsey.
Ella entendía que Cecil había sido engañado por ella y su familia. Y, por obvias razones, tenía todo el derecho a estar enojado y tratarla poco amigable. Pese a que aquello la molestara, no había más remedio que aceptarlo.
Pero, ¿cómo se atrevían estos sirvientes a tratarla con tanta arrogancia? "¡Buff!".
Cuando, finalmente, la ama de llaves pudo recuperar el aliento, miró a la mujer frente a ella, totalmente incrédula.
"¡Sólo espera y verás!".
Y con esas palabras, simplemente, se dio la vuelta y escapó del lugar.
Linda, al estar finalmente sola, continuó con su trabajo arreglando la última maceta que quedaba. Pero no pasó mucho tiempo cuando notó a Chelsey regresar con un grupo de sirvientes. Esta señaló a la mujer que estaba trabajando, y la señaló antes de gritar: "¡Atrápenla!".
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