Debían ser las cuatro o las cinco de la madrugada cuando por fin volvieron a abrir la puerta de aquella suite; Charlie iba adelante, arrastrando los pies como si le hubieran cortado las alas de una vez por todas; y Michael venía detrás mirando a todos lados, buscando a Grace, pero ella ya no estaba en el salón sobre el sofá.
Mitch dejó escapar un suspiro de resignación y se giró hacia su primo, que parecía a punto del colapso.
—¡Charlie, te tienes que calmar!
—¿Calmarme? ¿Calmarme? ¿No la escuchaste, Mitch...? ¡Ella...!
—Ella se fue con otro, posiblemente hayan tomado caminos separados por respeto, porque Faith es una mujer madura y educada, pero no tendría que sorprenderte si fueron a reunirse luego en el mismo lugar —le advirtió Mitch—. Lo que hiciste esta noche fue una estupidez, Charlie. ¿Llamar a tu tío, en serio? ¡Y encima para quedarte peor sabiendo que él apoya todo lo que ella haga!
Mitch se dejó caer en una silla, acariciándose el tatuaje en el lado derecho de su cabeza, como hacía siempre que estaba inquieto o molesto. Y frente a él Charlie paseó de un lado a otro como si le hubieran arrancado toda la calma.
—Es que no lo entiendo...
—Sí lo entiendes, solo no puedes aceptarlo porque sigues sintiendo cosas por ella —gruñó Michael—. El que no entiende por qué carajo saliste huyendo soy yo, Charlie. Y sobre todo ¿de verdad vienes ahora intentando que las cosas funcionen? ¡Maldición, el tóxico desquiciado eres tú! ¿No te das cuenta?
—¡¡¡FUE UN ERROR!!! —rugió Charlie deteniéndose en medio de aquella sala con las manos en la cabeza—. ¡Irme fue un error, pero cuando me fui ya no sabía cómo volver! —Los ojos se le llenaron de lágrimas y sintió que si no sacaba todo aquello iba a estallar de una buena vez—. ¡Tienes razón, estaba babeando por Faith desde que era un niño, me enamoré de ella desde que era un niño, pero era la cosa más... difícil y tóxica del mundo! ¡No podíamos dejar de pelear, y en la fiesta de graduación...! ¡Maldición, yo no quería que ella se acostara con nadie más, y ella no quería que yo me acostara con otra y...!
—Pasó —entendió Michael.
—¡Pues sí, pasó, pero no era como debía haber pasado! ¡Yo la amaba, pero Faith era una niña caprichosa y no me atreví a quedarme a averiguar cuánto le iba a durar el capricho por mí! —espetó Charlie.
—¡Así que te fuiste, te escapaste!
Charlie agarró la botella más cercana y sirvió un par de tragos, bajando el suyo de inmediato.
—Así que al día siguiente le dije a mi padre que quería irme a América, hice mi maleta y me largué, porque ella tiene razón, soy un gallino, y no me atreví a averiguar si lo nuestro tenía alguna posibilidad de funcion...
Pero aquella última palabra se cortó en el momento justo en el que escucharon el servicio de descargue del baño más cercano y Grace salió de allí, con los ojos rojos y no precisamente por la resaca. Los dos se quedaron mirándola como si fuera un fantasma, porque era evidente que los había escuchado y parecía como si saber lo que había sucedido entre él y su hermana la afectara mucho.
—Muñequita...
—¡Cállate Mitch! —gruñó ella en tono bajo mientras sus ojos se concentraban en Charlie, como si no pudiera creer todo lo que acababa de escuchar.
Durante un largo minuto se miraron, y Michael se levantó, acercándose a ella porque parecía que todo su pequeño cuerpo vibraba.
Michael retrocedió porque era obvio que la gemela estaba pasando por una catarsis que no se detendría. Pero Charlie no estaba dispuesto a escucharla.
—Lo siento, no puedo hacer eso... Sé que me equivoqué y lo lamento, Grace...
—¡Me importa un puto cuerno si lo lamentas, Charlie! ¡Eres un maldito cobarde! ¡La abandonaste cuando más te necesitaba! ¡Ni siquiera le escribiste, o le hablaste...! ¡Es que ni siquiera te despediste, imbécil! ¡Faith se desmayó en mis brazos el día que le dije que no había llegado a tiempo para decirte adiós, y yo de estúpida ni siquiera imaginaba que era por ti!
En aquel punto Grace no sabía si gritaba o sollozaba, porque los momentos que habían pasado después de eso eran tan duros de recordar como había sido vivirlos. Y de los ojos de Charlie salían las mismas lágrimas que iban del arrepentimiento al dolor.
—Grace, yo no sabía... no podía ni imaginar...
—¡Claro que no, porque no te importó! ¡Te fuiste y no miraste atrás! ¡Bueno pues hazlo de nuevo! ¡Lárgate! ¡Tú ya no eres nada mío, ni mi primo, ni mi familia ni nada! ¡Te odio! —le gruñó la muchacha—. ¡Así que lárgate otra vez por donde viniste, porque si no te vas te juro que te mato con mis propias manos, y si no te mato yo te mata mi padre cuando le diga lo que hiciste!
—Gracie, muñequita... —Michael intentó llegar a ella, tomando una de sus manos y sintiendo cómo temblaba—. Gracie, esta es una situación muy difícil. Pero solo pueden resolverla Faith y Charlie, el tío Kainn no pued...
—¡Mi padre puede hacer lo que quiera y créeme que lleva muchos años queriendo hacer algo! —siseó Grace mirándolo y de un manotazo se soltó de su agarre—. Y si tú lo sabías ve largándote con él, Mitch, porque no creo que quieran ver lo que hará Kainn Black cuando sepa que este fue el cabrón que embarazó a mi hermana!
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD