FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 13

Karim apretó los puños con impotencia. ¿Qué iba a decirle exactamente? ¿Soy un príncipe que se reúsa a serlo y lo mismo me persiguen los que me quieren que los que no me quieren? ¡Pues muy bonita forma de empezar una relación!

Estaba desesperado buscando las palabras correctas cuando de repente su teléfono comenzó a sonar con insistencia. Lo sacó de inmediato y allí estaba la llamada de Faith.

—¿Faith? ¿Qué pasó? —preguntó poniendo el teléfono en altavoz para que Rose pudiera escucharla.

"Necesito que le avises a Mitch que ya tiene que estar listo el avión, y que vengas a buscarme a la oficina de Charlie".

—¿A la oficina de Charlie? ¿Por qué? —preguntó Karim sin comprender.

"Bueno... porque alguien tiene que cargarlo".

Karim puso los ojos en blanco por un segundo y suspiró.

—Bien, ya voy para allá.

Rose se dio la vuelta con incomodidad y taconeó lejos de él.

—Yo voy a buscar a Mitch, los vemos aquí mismo —gruñó y Karim respiró profundo porque odiaba que ella estuviera enojada.

No podía explicarle el caos que era su árbol genealógico ni la mala sangre que sabía que llevaba. Pero tampoco le gustaba la idea de que ella tampoco aceptara un no por respuesta cuando se trataba de sus secretos, después de todo, eran suyos y de nadie más, no tenía la obligación de compartirlos.

Sabía que las cosas solo podían ponerse tensas a partir de ahí, en especial porque cuando llegó a la oficina de Charlie se lo encontró tirado en el suelo, desmayado.

—¡Lo mataste! —exclamó abriendo mucho los ojos.

—¡Tarado! ¿¡Cómo se te ocurre!? ¡Está dormido! —rezongó Faith—. Vamos, cárgalo que tenemos que irnos.

Karim dejó ir siete protestas pero se echó a Charlie al hombro como si fuera un saco de papas y salió de allí detrás de Fatih. Llegaron al piso del evento y no tardaron en ver a Rose y Mitch que se acercaban desde el otro extremo del corredor.

—Yo te quiero, sabes que te quiero, pero ¿por qué tengo que ser tu cómplice en esto? —rezongó Karim y su amiga le sonrió.

—Porque si él es feliz no te arrancará la cabeza cuando se entere de que ya eres parte de la familia. Tú sigue caminando que para eso eres un hombre fuerte y él no pesa tanto.

Karim negó con impaciencia, la verdad era que Charlie era uno de los pocos que no sabía, porque ya Mitch y Grace estaban también al tanto de aquel jueguito retorcido que Rose se traía con él. Probablemente hasta apuestas hubiera por ahí.

Mitch se apresuró a llegar a ellos y miró a Faith con expresión preocupada.

—Tu padre te está esperando en el estacionamiento, está echando chispas... —le avisó.

—¿Oye y si lo cargas tú hasta abajo? —le dijo Karim y Mitch se cruzó de brazos.

—¿Y yo por qué?

—¡Porque es tu primo!

—¡Y tu cuñado! ¡Sigue cargándolo tú! —replicó Mitch y Karim vio que Rose le daba un codazo en plenas costillas mientras su vocecita salía gélida y furiosa.

—¡Este no es cuñado de nadie, más vale que mi padre no te oiga o dejarás de ser niño vivo, Mitch!

—¡Oye niña, yo no soy “este”, soy tu futuro marido, respétame! —sentenció Karim y se ganó una mirada asesina.

—¡Mi palo de criquet te va a respetar a ti...!

La discusión duró poco mientras todos bajaban en manada al estacionamiento y Faith defendía su derecho a secuestrar a Charlie delante de sus padres y sus tíos. Karim aprovechó la revuelta para dejar el peso muerto que llevaba en el asiento trasero del coche de Faith y le hizo una señal a Mitch de que se encargara él en el camino hacia el aeropuerto.

Dos minutos después de que el auto se perdiera de vista, Karim tiró de la mano de Rose y la llevó de vuelta a uno de los corredores adyacentes menos transitados.

—Oye, princesa, tenemos que firmar la paz... —le pidió intentando ser racional.

—Estoy de acuerdo, solo quiero que me digas por qué tenías cara de muerto viviente cuando esa mujer se acercó a ti.

—Entonces... ¿por qué dejó que me quedara en su casa? —preguntó Karim confundido.

—¿No has leído El Arte de la Guerra, “ten a tus enemigos cerca”? —replicó Moe.

—Yo no soy su enemigo...

—¡Te quieres llevar a mi princesa, idiota! ¡Eres mi enemigo hasta que yo diga lo contrario, ¿entiendes?!

—Sí, señor.

Karim tragó en seco, queriendo que la tierra se lo tragara, pero finalmente despegó los labios porque si ya estaban en medio de la tormenta, más le valía pilotar bien aquel barco.

—Mis intenciones con Rose realmente son serias, quiero casarme con ella...

—¡Pero claro que no! —espetó Chris con una mueca—. ¡Solo tiene dieciocho, no voy a dejar que se case, su madre no va a dejar que se case, y mi hija no esta tonta como para casarse a los dieciocho!

A Karim se le desinflaron todas las ilusiones pero Chris carraspeó y puso cara de padre paciente.

—Aver… a lo mejor si dejas la tontería del matrimonio llegas más lejos —sentenció—. Haz las cosas en orden, cortéjala, llévala a citas, logra al menos que quiera ser tu novia, aguántate unos años hasta el compromiso y ya si todavía no te ha pateado pues pídele matrimonio. ¡Pero no antes! No hace falta casarse para que las cosas sean serias.

—¿Usted cuánto esperó para casarse?

—Una semana. ...¡Pero fue diferente! ¡Yo no soy un buen ejemplo! ¡Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hice! ¡Tú te esperas! —carraspeó Chris apresurado.

—Ah, ya... —sonrió Karim mientras los dos se quedaban mirando a Rose.

Pero tal como estaban las cosas, el árabe ya dudaba hasta de que ella aceptara ser su novia.

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