FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 14

Durante toda su vida Kris había sido un hombre concentrado. Era el jefe de su casa incluso cuando era un niño, tenía la responsabilidad de un clan sobre sus hombros, y encima lo hacían sentir como si tuviera la responsabilidad del mundo entero.

Así que jamás había tenido tiempo para ser un mujeriego, pero tampoco le tenía el suficiente aprecio a las mujeres como para hacer otra cosa que usarlas.

Quizás por eso mismo no entendía por qué su corazón era lo primero que se aceleraba pensando en Jana. Se habían visto por última vez dos semanas atrás y lo único que quería hacer era follarla sin consideraciones, sin embargo cuando la arrastró hasta el otro extremo del edificio, a un pequeño cuartito que le habían dado para meter su bolsa personal y descansar cuando lo necesitara, se dio cuenta de que tenía más necesidad de su abrazo que de tener un maldito orgasmo.

Por supuesto, eso no impidió que se devoraran el uno al otro apenas lograron cerrar la puerta. Jana ni siquiera supo en qué momento su pantalón rodaba por el suelo, solo que la lengua de Kris recorría su cuello y sus dientes mordían su espalda, enviando gemidos ahogados hasta sus labios.

Hay experiencias que definitivamente son difíciles de olvidar, y acostarse con aquel hombre era sin dudas una de ellas.

—Dime que me extrañaste, nena... —jadeo él en su oído y Jana se estremeció al escuchar cómo abría su cinturón.

Sintió el frío sobre su trasero cuando él arrancó las bragas sin miramiento, y apoyó la mejilla en la pared mientras sus manos se cerraban en puños, tratando de soportar toda la excitación que le provocaba.

—Abre las piernas, Jana —siseó él pegándose a su trasero y ella gimió cuando sintió la acaricia impulsiva y deliciosa de sus dedos—. ¿Cómo puede ser que estés tan mojada, mujer? ¿Quieres volverme loco, eso quieres?

¿Y qué otra cosa podía ser? Ella también estaba desesperada y sólo atinó a echar la cabeza hacia atrás mientras Kris se pegaba a su espalda y la penetraba con fuerza.

—¡Dios! —gimió sintiendo cómo sus paredes se contraían y temblaban mientras él se habría paso hasta el fondo de su sexo, golpeaba y empujaba todavía entre gruñidos de placer y de necesidad.

—¡Me estaba muriendo por esto —jadeo él embistiéndola una y otra vez, cada vez con más fuerza, cada vez más profundo—. Te juro que cruce medio mundo poder follarte y ha valido la pena —gruñó y Jana hasta hubiera sonreído si no hubiera estado tan perdida en todas aquellas sensaciones que su cuerpo le enviaba.

El ritmo se convirtió en algo frenético y desesperado. Jana solo podía sentir el cuerpo de Kris a su espalda, empujando, jadeando, gimiendo mientras ella se dejaba llevar por aquella pasión que no conocía límites.

El clímax les llegó como un violento golpe y los dos se quedaron suspirando uno contra el otro mientras Kris le daba la vuelta y la besaba con más suavidad de la que había esperado.

—¡Por Dios, Jana, me estás volviendo loco! —susurró sobre sus labios y por más que se empeñara en creer que lo decía solo de dientes para afuera, la verdad era que estaba sintiendo todo aquello y mucho más.

La muchacha pasó los brazos alrededor de su cuello y se apretó contra él mientras cerraba los ojos y permitía que la acurrucara.

—No hay discusión. Definitivamente valió la pena que cruzaras el mundo por esto.

Kris se echó a reír contra su boca y dio su primera orden.

—Te vas a quedar conmigo a partir de ahora, por ningún motivo y bajo ningún concepto voy a perderte de vista —le dijo—. Es peligroso estar aquí, y cuando nos internemos en esa selva el peligro será muchísimo mayor, así que a partir de mañana vas a entrenarte.

Jana frunció el ceño porque hasta ese momento todavía estaba intentando sobrevivir aquel orgasmo y él ya parecía haber resuelto su futuro inmediato.

—¡No me sale! ¡Ya estás viendo!

—¡Pues tiene que salirte, Jana!

—¡Es que no entiendo por qué tanto empeño! ¡Tú eres bueno en lo tuyo y yo soy buena en lo mío, entonces...!

—¡Entonces ser buena en lo tuyo no te mantendrá viva! Tienes que comprender eso. Así que cuando yo me vaya tienes que ser capaz para defenderte sola, tienes que ser capaz de sobrevivir sola. ¿Te quedó claro?

Jana apretó los labios y los puños con un gesto de impotencia y puso la pistola a un lado.

—¿Cuando te vayas? ¿Llevas aquí dos días y ya estás pensando en eso.?

—Jana...

—¿Qué demonios significa eso, Kris? ¿A qué viniste entonces? —lo acorraló ella—. ¿O vas a decirme ahora que eres un abandonador compulsivo? ¿No eres de los que se comprometen? ¿No eres de los que se quedan? ¿Eso es?

—No, muñeca, soy de los que mueren más temprano que tarde —explicó él dejándola muda—. Si has estado haciéndote ilusiones de un final feliz, creo que este es el momento justo para que las abandones. La gente como yo no tiene un final feliz, Jana. —Y por primera vez en su vida se dio cuenta de que así era, se dio cuenta de que tenía los pies muy bien puestos en la tierra y en su propia realidad—. La gente como yo no muere de vejez, amor, pero al menos cuando yo no esté... Al menos cuando yo me vaya, quiero saber que dejé atrás a una mujer con la capacidad de sobrevivir. ¿Me entiendes?

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