Un segundo después Michael hacía su aparición ante la mirada asombrada de todos y se sentaba junto a Faith. No venía nervioso, pero sabía que durante un buen tiempo sería la manzana de la discordia entre su padre y su tío.
—¿Qué hace Mitch aquí? Él no es accionista —la interrogó Kainn y su hija asintió.
—Ahora sí lo es, papá. Las acciones del San Christobal Memorial estaban activas todavía así que Charlie y yo las compramos y se las pasamos a Mitch.
—¿Qué...? —Kainn no sabía si estaba asombrado, impactado o incrédulo—. ¿Las compraron...? ¡¿Juntos?!
Faith asintió con más calma de la que esperaba.
—Así es, las compramos juntos porque no queremos que esta familia se separe, y aunque tengamos que empezar por la empresa... algo es algo —declaró—. Ahora tenemos el voto de Michael y somos mayoría, así que la empresa no puede disolverse.
Kainn se levantó de inmediato con el rostro demudado por la consternación.
—¡No puedo creer que hagas esto, Faith!
—¡¿Y por qué no?! —replicó ella—. ¡Esto fue lo que tú me enseñaste, a mantener la familia unida! ¡Por eso me callé todos estos años! ¿Crees que voy a permitir que un error estúpido que cometimos cuando éramos niños arruine la empresa, el trabajo de sus vidas, las herencias de los chicos...?
—¡Eso no importa ahora...! —gruñó Kainn, pero Faith se puso de pie, acercándose a él porque ya no estaba dispuesta a callarse.
—Claro que importa, todo importa. Papá por favor, esto no es solo una empresa, esta es nuestra familia —dijo mirando a todos en aquella mesa—. He estado castigándome cinco años por lo que pasó, porque sabía lo que podía desencadenar... por favor no pongas esta carga sobre mis hombros. —Sus ojos se llenaron de lágrimas y Kainn sentía que solo quería un terrario y toda la descendencia de Ginger para meter a Charlie dentro—. ¿Tú de verdad quieres que esta familia se separe? ¿No quieres volver a ver al tío Chris? ¿Quieres que no volvamos a ver a Rose o a la tía Mala?
—¡Claro que no, no he dicho eso, es que...!
—Es que eres mi papá y quieres cuidarme, lo entiendo —replicó ella tomando una de sus manos—. Pero esta no es la forma, papá. Ya perdí a mi hijo, no me hagas perder a la familia que me queda. Por favor...
Los ojos de Kainn Black se llenaron de lágrimas. Sabía que no podía hacer nada, pero la verdad era que todavía quedaba demasiado veneno dentro de él que no lograría destilar pronto.
—¿Y ya sabe todo lo demás que perdiste? —le preguntó a su hija, mientras su mirada vagaba entre ella y Charlie, que frunció el ceño sin comprender nada.
—Papá, no...
—¿Cuándo vas a decirle todo lo demás que perdiste, tútula? ¿O eso también te lo vas a callar? —le dio la espalda y salió de allí con paso cansado mientras Moe dejaba atrás la sala y caminaba junto a él.
—Necesito un trago —dijo su mejor amigo y Kainn se detuvo para mirarlo, metiéndose las manos en los bolsillos.
—Necesito una botella entera —replicó.
—Tengo unas cuantas escondidas en la cochera, ya sabes, de las malas, de las de la universidad cuando no teníamos dinero y nos noqueábamos con cualquier porquería —dijo Moe encogiéndose de hombros.
—Esas me parecen muy bien ahora —suspiró Kainn y nadie los persiguió cuando los vieron irse.
Elisa se volvió hacia Mala con un suspiro y las dos mujeres se abrazaron.
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