FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 17

No había palabras, solo una certeza insoportable de que todo lo que había estado tratando de evitar hasta ese momento, absolutamente todo, estaba a punto de suceder.

Una guerra. Ni siquiera su padre, a quién él consideraba un tirano, había puesto a su país al borde de algo tan terrible como una guerra.

Ni siquiera se inmutó cuando Yusuf Al-Amir salió de su oficina, y su regreso al palacio fue tan silencioso que Karim llegó al punto de la desesperación y la impaciencia.

—¡No puedes hacer esto! —sentenció cerrando la puerta del despacho real mientras Hasan se dejaba caer en uno de los divanes con la cabeza entre las manos—. ¡Esto es solo una absurda maniobra política para conseguir tu poder, lo sabes muy bien! ¡No puedes darle ese gusto, Hasan! ¡No puedes permitir que gente que te atacó venga a chantajearte y simplemente tomen lo que quieren de ti!

—Tiene rehenes —murmuró el rey y Karim abrió mucho los ojos mientras su corazón se aceleraba.

—¿Qué…? ¿De qué hablas? —espetó nervioso.

—De que tienen rehenes, Karim, muchos. Desplegaron hombres alrededor de decenas de poblados, esos son miles de personas que van a ser masacradas si me niego a casarme...

Karim retrocedió con un gesto de impotencia porque eso sí era algo que no había imaginado.

—No puede ser...

—Y es mi culpa. Lo peor es saber que es mi culpa. Yo les di esos recursos a Yusuf Al-Amir, esperaba que pudiera hacer crecer a su pueblo y en lugar de eso los usó para hacer un ejército.

—¡Entonces vamos a contraatacar! —replicó Karim con aquel tono de impotencia—. Ya sé que tú no quieres ser como tu padre, ya sé que no quieres ser ni un asesino ni un tirano, ¡pero tienes que defender tu reino! ¡Estás en la obligación de defender tu reino!

Hasan se levantó pero quizás la sabiduría y la nobleza también eran un castigo.

—Sabes que no soy el tipo de rey que escarmiento a las masas asesinando a personas —sentenció—. Y aun así no te niego que me haría extremadamente feliz cortarle personalmente el cuello a Yusuf Al-Amir, el problema es que con eso no conseguiría salvar a las personas a las que está amenazando ahora mismo.

—Hasan... Ese tipo es un asesino, no importa si no empieza la guerra ahora, sabes que lo va a hacer más adelante.

—Lo sé, por eso necesito ganar tiempo para prepararme, hasta ahora he sido un rey de paz, y aún tengo que hacer lo posible para evitarle a mi pueblo una guerra. No puedo defender mi reino a costa de mis propios súbditos. Lo entiendes, ¿verdad? —le dijo con un tono de resignación que Karim jamás había escuchado en aquella alma noble y alegre.

Odiaba lo que estaba pasando, y odiaba que Hasan pusiera los intereses de todos por encima de los suyos… pero quizás de eso precisamente era de lo que se trataba ser rey.

—¡Pero es que esto no es justo! ¡No es justo para ti! —exclamó molesto.

—Nadie me dijo nunca que iba a hacerlo —replicó Hasan—. Ser el rey implica sacrificios y este solo es uno de ellos. Sé que tú no puedes entenderlo, después de todo eres un hombre occidental, pero cuando peleé por esta posición sabía muy bien que tenía sobre mis hombros la vida de millones de personas, y esa es una responsabilidad que no puedo eludir.

Karim se acercó a él y puso las manos sobre sus hombros, llamando su atención para mirarlo a los ojos. En todo el tiempo que llevaba de conocerlo, sabía que aquello terminaría destrozando su hermano.

—Pero ¿casándote, Hasan? —lo increpó—. ¿Casándote con alguien que no quieres? ¿Y casándote cuatro veces?

—Es la ley de este país, la misma que he estado tratando de cambiar durante meses —respondió su hermano—. Parece que al final no logramos escapar de todo ¿verdad? Al final va a resultar que es cierto algo que me dijeron hace poco... —murmuró pensativo.

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