FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 5

La tienda estaba a la sombra de los riscos del paso montañoso y el sol no le pegaba directamente, pero no era eso lo que mantenía caliente aquel lugar. Jana contuvo el aliento mientras lo observaba quitarse la camisa, y la luz vibrante que lograba atravesar la tela, resaltaba las líneas de su cuerpo y revelaba no solo la tensión de sus músculos, sino también el hecho de que estaba cubierto de tatuajes.

Jana quedó aturdida por un momento al ver la red de tinta sobre su piel. Los tatuajes eran una maraña de diseños y símbolos que se extendían por su pecho y uno de sus brazos. No pudo evitar preguntarse sobre la vida de Kris y cómo había llegado a ser el hombre que estaba frente a ella. La presencia de esas marcas en su piel le dio un aura de misterio que la intrigó profundamente, porque cada uno de ellos parecía tener una historia propia.

—¿Quieres una toallita? —sonrió él y ella se sobresaltó, mirando a otro lado—. Oye, no me molesta que me veas con hambre, casi estaba a punto de pasar de ofendido a halagado.

—¡Muy gracioso, Kris. ¿Qué…? ¿Qué significan todos estos tatuajes? —preguntó Jana mientras acercaba sus dedos a la piel del pecho de Kris.

Él la miró con un destello indescifrable en los ojos antes de responder en voz baja:

—Son recuerdos. Cada uno representa algo que he vivido, alguien a quien he perdido o algo que he aprendido en mi camino. La verdad es que nunca he sido un hombre de paz.

Durante un segundo Jana se sintió abrumada por esa confesión, como si sus palabras abrieran una puerta a su pasado turbulento.

—Bueno, ya, mírame aquí que te voy a dar la primera lección.

Kris buscó los ojos de Jana y luego comenzó a señalar los puntos en su cuerpo donde debía disparar mientras le explicaba por qué eran efectivos.

—No tenías que quitarte la camisa para eso —murmuró ella—. Estudié anatomía… no hacía falta…

—No es lo mismo estudiar para salvar que estudiar para matar, Jana —replicó él con tono profundo—. Si estás aquí es porque quieres ayudar a la gente, pero si mueres en el camino no ayudarás a nadie, así que más vale que aprendas a defenderte.

Continuó explicándole los puntos vitales en el cuerpo de un hipotético enemigo, y Jana de veras intentaba concentrarse en la lección. Pero la proximidad de Kris, su voz profunda y su presencia dominante eran una distracción demasiado grande.

—OK, vas bien con la pistola, ármala otra vez… así… ahora el percutor… Bien. Otra vez… —Kris la miraba con atención y corregía los movimientos equivocados—. De nuevo. Vas bien… Otra vez.

Dominar una pistola no era precisamente una ciencia difícil, pero tener el valor para dispararla era otra cosa.

—Cuando salgamos del paso montañoso y lleguemos a terreno abierto, vamos a practicar esos disparos. Mientras, esto es lo que sigue —dijo poniendo en su mano el cuchillo aún en su funda—. Ven, date la vuelta.

Kris se pegó a su espalda, atrapando sus manos y entrelazando los dedos con los suyos para que pudiera aprender cada movimiento. Jana era más pequeña que él, así que sentía como si la tuviera prisionera entre sus brazos. Le enseñó el equilibrio y cómo moverse para no perderlo.

—… y vas a cortar así, la cara interna del codo ¿ves? Hazlo de nuevo.

Por increíble que pudiera parecer, ella no se sentía como una niña perdida. No estaba acostumbrada a peligros extremos, pero tenía la determinación de aprender a defenderse si eso era lo que hacía falta.

En un momento dado, mientras Kris le mostraba cómo desarmar a un atacante, Jana perdió el equilibrio y él se lanzó de costado para atenuar su caída. Sus cuerpos rodaron un poco y ella solo lo sintió gruñir.

—¡Por dios, te lastimé! —exclamó ella intentando encontrar el origen del dolor, y maldijo cuando vio la cortada que le había hecho sobre un hombro.

Pero apenas intentó levantarse se dio cuenta de cómo estaban, demasiado cerca, mientras el calor de sus cuerpos se mezclaba en el aire. Sus miradas se encontraron y por un instante el tiempo pareció detenerse.

El corazón de Jana latía con fuerza, y podía sentir el aliento cálido de Kris en su rostro. Su cuerpo era tan duro y tan blando a la vez. Olía a noche húmeda y a deseo… no podía explicarlo, pero era como si todos sus sentidos se aturdieran a la vez. Sus labios estaban a solo unos pocos centímetros de distancia, y podía sentir el martilleo desenfrenado ene l corazón de aquel hombre.

—Será mejor que nos vayamos ya. Todavía nos queda un camino largo. ¿Verdad?

Kris asintió y se levantó con determinación. Comieron rápidamente para volver a ponerse en camino. La aldea estaba cada vez más cerca, y tenían que llegar antes de que el sol saliera de nuevo. La madrugada se desvanecía lentamente mientras avanzaban, y por fin avistaron la aldea a lo lejos cuando el sol comenzaba a asomar en el horizonte.

Sin embargo, unos pocos kilómetros antes de llegar, Kris ordenó a todos detenerse.

—¿Qué es lo que pasa? —preguntó Jana y lo vio fruncir el ceño.

—No veo movimiento. Es de día, debería haber gente fuera de las casas… —le hizo un gesto a uno de sus hombres y este se adelantó a todo galope. Después de unos minutos lo vieron hacer un gesto en la lejanía y ellos también se acercaron, solo para encontrarse con que el silencio reinaba en las calles vacías.

Kris y Jana intercambiaron miradas preocupadas y avanzaron con cautela. La aldea parecía abandonada, como si nadie hubiera estado allí en mucho tiempo.

—¿Dónde están todos? —murmuró Jana, con la voz temblorosa.

Pero Kris no tenía una respuesta. Así que dio órdenes silenciosas a sus hombres para que investigaran y pasó un brazo en torno a su cintura para atraerla. Un segundo después ella estaba delante de él en el mismo caballo y Kris la sostenía contra su cuerpo.

—Escúchame bien, Jana, porque esto es importante. Si oyes un disparo, uno solo, quiero que te inclines sobre el caballo, acuéstate sobre él y abrázalo, ¿entendido? —le susurró mientras el corazón de la muchacha se llenaba de miedo—. ¿Jana?

—Sí… lo entiendo…

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD