FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 6

¿Por qué no le pegaba? Si le hubiera dado un sopapo Mitch se habría sentido mucho mejor, pero en lugar de eso Grace se deshizo de sus manos y se alejó en silencio. Sabía que la situación familiar la estaba afectando mucho, por algo ella siempre había sido la chica dulce mientras Faith era la loca, pero por más que quería que estuvieran bien, sabía que tenía que darle tiempo para que aquello se le pasara.

Sin embargo, si era honesto, no esperaba que se le pasara lejos de él. Un día tras otro en la siguiente semana la vio ir y regresar de la universidad, sin hacer nada más después de clases que sentarse sola de cuando en cuando en su bar favorito por algunos minutos, como si necesitara alejarse de todo lo que le recordara lo que estaba sucediendo... hasta que el fatídico día llegó.

El día en que Michael estuvo a punto de sentarse con ella en aquella mesa, pero vio que un chico se acercaba primero y ella le hacía espacio para que se sentara. Apretó los dientes viendo a Shawn sentarse allí y hablar con ella un momento antes de sacar un cuaderno y pasárselo.

Mitch no podía ver de qué era o si se trataba solo de algo del colegio, pero su instinto asesino en aquel mismo momento le dijo que era hora de retirarse, en especial cuando vio cómo el chico le apartaba un pechón del cabello para ponérselo detrás de la oreja y ella no se molestaba en rechazarlo.

Esperó, esperó impaciente a que llegara al estacionamiento y eso solo pasó dos horas después.

—¿Qué demonios fue eso, Gracie? —espetó viéndola llegar al Lamborghini sin darse cuenta de que estaba haciendo una escena de celos en toda regla.

—Hola, Mitch, buenas tardes, ¡qué gusto verte! ¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó ella con una suavidad que no estaba exenta de sarcasmo.

—¡No me jodas, muñequita! ¡Te quité de encima al baboso de Shawn hace unos días ¿y ahora te sientas a socializar con él?!

Grace lanzó su mochila dentro del auto y respiró.

—Se estaba disculpando, y yo soy una persona educada.

—¡La educación no tenía que durar dos horas!

—¿¡Me estás vigilando!?

—¡No, claro que no, solo...! ¡Estoy tratando de cuidarte, Gracie! ¡Tú no tienes hermanos mayores así que eres... eres como mi hermanita, se supone que tengo que protegerte! —intentó justificarse él y Grace frunció el ceño como si acabaran de hacerle la peor ofensa.

No sabía por qué le dolía tanto que él insistiera en llamarla "su hermanita", pero eso la estaba matando.

—¿Sabes qué? —murmuró respirando profundamente para contener las lágrimas—. Está bien, como mi hermano mayor te daré el honor de entregarme en mi maldit@ boda, pero hasta entonces no te metas en nada más.

Se subió a su coche y las llantas marcaron el pavimento mientras ella se largaba y Mitch se quedaba allí como si realmente le hubiera dado una bofetada. Se llevó las manos a la cabeza, mesándose el cabello sobre el tatuaje mientras gruñía con impotencia, y estaba tan obcecado que no se dio cuenta de que alguien más estaba observando cada gesto suyo.

Dos semanas. Siguieron dos semanas horribles en las que Michael se desesperó hasta el infinito viéndola salir con Shawn después de clases. Investigarlo no era el problema, pero la verdad era que no había mucho que saber sobre él y ciertamente nada peor al hecho de que fuera un absoluto patán.

—¡Maldición, tengo que alejarme de esto! —se dijo el día que las carcajadas de Grace por un estúpido chiste de Shawn resonó en la cafetería.

Michael no sabía lo que le estaba pasando con ella, solo que si no le ponía freno acabaría con un drama peor que el que tenían Faith y Charlie, así que esa misma noche tomó la decisión de sentarse en uno de los bares nocturnos y poner su atención en alguien diferente.

Alguien se convirtió en alguien más la noche siguiente, y alguien más la otra y la realidad era que Mitch era un hombre atractivo, bastaba con pestañear un par de veces para que dos o tres chicas estuvieran tras él. Pero si Grace se había enterado o no de sus andanzas, eso no lo supo hasta que algunos días después Faith anunció que haría una fiesta en su casa por el primer tan bueno que había tenido la compañía desde el desastre familiar.

Y como Mitch seguía estando de parte de ellos dos, se encargó de reunir a Rose y a Grace para avisarles que no podían faltar.

—Vamos todos, nadie se queda —sentenció mirando a sus primas con un tono que era una orden directa mientras sus ojos se fijaban específicamente en Grace—. Esta es una noche importante para sus hermanos así que ahí van a estar las dos, calladitas y bonitas, aunque tenga que arrastrarlas de las orejas.

Rose asintió con un suspiro pero Grace se encogió de hombros.

—Bueno... pero si vino con el patán, serán dos los torturados —advirtió Mitch entre dientes y Faith sonrió de medio lado.

"O tres", pensó.

Pero lo cierto fue que Michael llegó al epítome de su felicidad cuando vio a Grace sola en aquella fiesta, y fue como si todo el mal humor entre los dos desapareciera. Tomó su mano sin previo aviso y la arrastró hacia el juego de Dunk Tank.

—Anda, muñequita, desquítate —dijo poniéndole cinco pelotas en las manos y Grace lo miró con curiosidad—. Tú lanza que todas van por mí.

Durante un segundo ella miró las pelotas. Estaba cansada de pelear, así que puso su mejor sonrisa y si aquella era la forma que tenía de desquitarse con Charlie, bueno... que así fuera.

Lanzó cada una de las pelotas, pero aunque tenía excelente puntería, lo que le faltaba era fuerza, así que Charlie siguió seco y orondo.

—¡Pero muñequita, pensé que lo odiabas más! —recalcó Mitch inclinándose para quedar a su altura y ella le hizo un puchero que lo derritió.

—¿Es que no ves lo chiquita que soy? ¡Si lanzo con todas mis fuerzas me iría de boca hacia adelante! —rezongó y Michael puso los ojos en blanco antes de alcanzar una cesta de pelotas y pararse detrás de ella.

—Pues tú lanza que ya te agarro yo —sentenció mientras cada una de aquellas manazas enormes se aferraba a las caderas de Grace para mantenerla en su lugar—. ¡Hazme sentir orgulloso!

Y en ese momento, en ese justo momento, Mitch no sabía que estaba tomando la peor decisión de su vida.

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