POCO MÁS DE DIECIOCHO MESES DESPUÉS
Miles de cosas habían pasado en aquel año y medio. Para empezar Karim había ido de incógnito a Arabia a buscarla mientras ella ya estaba muy frescamente tomando Limoncello en la terraza de su madre. Desde su regreso a Italia Giulia se había encargado de vigilar muy bien todo lo relacionado con Hasan Nhasir, hasta que finalmente su mayor temor se había cumplido: Arabia había reclamado la atención de su hermano Karim de la peor manera.
Pero como los hombres de su familia tenían una forma muy jodida de hacer las cosas, Karim se había negado a involucrarla y Giulia había tenido que mantenerse al margen mientras su hermano y Hasan se conocían y aprendían a respetarse el uno al otro.
Sobra decir que en ese tiempo no fue difícil para ella volver a infiltrarse en Arabia, y cada uno de los presentimientos que tenía sobre aquel hombre se habían cumplido viendo cómo trataba a Karim y cómo hacía todo por protegerlo.
Quizás por eso no le sorprendió saber que el rey Abdel Nhasir había muerto en sospechosas circunstancias, y sonrió con sincera alegría entre la gente mientras veía desde la multitud cómo coronaban a Hasan.
Quizás eso de ser un fantasma a su alrededor de cuando en cuando fuera para asegurarse de que jamás lastimaría a su hermano, o quizás había algo más, algo que la llamaba a intentar cuidarlo aun cuando él no había hecho ni un solo intento de contactarla otra vez.
Para ella la vida había tomado un camino diferente, uno que la mantuvo atada a la ´Ndrangheta como la Ejecutora de la nueva Mamma, Diana Hellmand. Y cada vez que la familia iba a Arabia a visitar a Karim y a Rose, ella procuraba buscar una excusa para perderse el viaje. Sin embargo la boda oficial de su hermano era un acontecimiento ante el que no podía poner justificaciones, y Giulia se encontró empacando su maleta para subir a aquel avión con el resto de la familia.
Hasan, por su parte, estaba más que feliz de ser el anfitrión en la boda de su hermano. Todos esos secretos y duras decisiones que lo habían carcomido desde la muerte del rey, se habían diluido en aquella nueva familia llena de amor y de apoyo que se había llevado a Arabia con él. Trataba todos los días de ser un buen rey, como había prometido, así que Giulia no se sorprendió cuando la familia Yuseff pudo regresar a Arabia para seguir ocupando su antiguo puesto de honor como asesores comerciales del nuevo rey.
Lo que sí la tenía pensando a toda hora era el hecho de que Hasan no hubiera pedido su ayuda ni aun en sus peores momentos. Así que cuando los preparativos de la boda la saturaron, simplemente se alejó de la gente y fue a pasear por las caballerizas de Su Majestad.
Por supuesto que nadie se atrevió a molestarla cuando la vieron acercarse a uno de los potreros donde había una yegua preciosa; en cambio uno de los sirvientes de palacio solo atinó a salir corriendo y casi desmayarse a los pies de Hasan.
—Su Majestad... tenemos un pequeño problema...
—Si vienes a decírmelo a mí es porque no es pequeño. —suspiró Hasan—. ¿Qué es lo que pasa?
—Mmmm... pues es que una de las invitadas importantes de Su Majestad Karim está hablando con Malika.
Hasan abrió mucho los ojos mientras el corazón se le aceleraba.
—¿¡Cómo... cómo...!? ¿Y la dejaron...? ¿Adentro del...?
—¡Pues sí! —exclamó el criado y Hasan se olvidó de que era el rey para correr hacia las caballerizas.
—¡¿Cómo la dejaron meterse ahí!? ¡Saben que Malika es muy peligrosa! —espetó furioso—. ¿Por qué no la sacaron?
—Es que nadie más se atreve a meterse en el corral...
—¡Bola de cobardes! ¡Hoy van a rodar cabezas! —gritó Hasan, pero luego se detuvo y se giró hacia el pobre criado que se había detenido, tembloroso—. ¡Es una expresión, Amin, nadie va a morir, solo... despediré a alguien o algo así! ¡Vamos!
No podía mentir: iba con el corazón en la garganta. Malika era una yegua purasangre que le habían regalado hacía un par de años. Criada en el desierto, famosa por su rebeldía. Había matato a coces ya a dos entrenadores que creían que podían adiestrarla para la silla del rey. Por desgracia, la yegua pensaba otra cosa y Hasan había decidido aceptar su libertad y se contentaba con admirarla, porque Malika se había puesto tan territorial que ya ni siquiera admitía que nadie se metiera a su potrero.
¡Y ahora había una loca metida ahí hablando con ella!
—Espera... ¿dijiste "hablando"? —preguntó Hasan como si le estuvieran diciendo una locura.
—¿Como tu invitada personal? —preguntó Giulia con un brillo curioso en la mirada.
—Como lo que quieras —aseguró Hasan sin darse cuenta de lo que decía—. Invitada, novia, reina, madre de mis hijos...
—Eso no sería nada correcto entre nosotros —aseguró ella con una risa traviesa.
—Porque tienes pareja... —entendió él con expresión decepcionada.
—No —respondió Giulia quitándose el velo—. Porque eres el hermano de mi hermano... Su Majestad.
Durante un segundo que pareció infinito se quedaron mirándose cara a cara, y cuando por fin él despegó los labios ella lo entendió:
—Giulia...
Hasan Nhasir no la había reconocido, al menos no a la mujer que había pasado aquella noche con él.
Solo reconocía a la hermana de Karim, a la que debía haber visto en algunas fotos ocasionalmente. Hasan respiró profundo y le ofreció su brazo como todo un caballero.
—Al menos Malika ya tiene dueña —dijo por lo bajo, aunque aun no fuera consciente de que, desde hacía un año y medio, su corazón también la tenía.
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