FAMILIA DE MENTIRA, AMOR DE VERDAD romance Capítulo 6

CINCO AÑOS ANTES

Eran un par de críos, unos chicos frustrados que no sabían manejar absolutamente nada de una relación, ni buena ni mala. Y muchos menos eran capaces de manejar aquellos sentimientos de la forma en que los estaban teniendo.

Para otra gente era simple, los chicos de su edad se conocían, se gustaban, saltaban las chispas como si fuera año nuevo... pero con ellos era diferente. Ellos se conocían desde niños, se sabían lo mejor y lo peor, eran familia, y manejar aquella atracción en los últimos meses se les había convertido en un infierno del que los dos querían salir y ninguno quería reconocer.

Charlie había puesto los ojos en Philippa que era la que no daba guerra, y Greg había puesto los ojos en Faith porque era la que realmente representaba un desafío.

Charlie había creído que saldría bien librado de una noche de graduación lejos de Faith, con otra chica... No había contado con que ella pudiera hacer exactamente lo mismo con un chico al que le sobraba interés por ella.

—¿Me estás jodiendo Faith? —le gruñó sin poder creerlo—. ¿Con el inútil de Greg? ¡No puedes hacer eso!

—Es la noche de graduación ¿no? —siseó ella repitiendo sus palabras exactas—. Después de todo solo es sexo, ni siquiera tiene importancia.

—¡Faith! ¡Bájate de ahí ahora mismo! ¡Bájate o te juro que llamo a tu padre!

—¡Hazlo! —lo desafió ella—. Y buena suerte a los dos encontrándome en alguna de las setecientas habitaciones del Hotel Imperial... ¡Ah, no! Seiscientas noventa y nueve, porque tú ya tienes una. ¡Así que anda a follarte a Philippa y a mí déjame en paz!

—¡La madre que te parió, Grace! ¡Sal del auto! —le gritó él desesperado y ella se giró hacia el taxista.

—¿Va a arrancar ya o me tengo que buscar otro taxi? —gruñó y el hombre no se lo hizo repetir.

—¡Faith! ¡Faaaaaith!

Pero no iba a ser tan fácil, porque antes de que alguien pudiera detenerlo ya Charlie sacaba al chofer de la limusina a rastras y se subía al volante, conduciendo como un loco entre el tráfico de la madrugada hasta llegar al Hotel Imperial apenas unos segundos después de ella.

La vio perderse en el ascensor de la mano de Greg, que al parecer la había estado esperando, y subió de dos en dos los escalones hasta el piso donde vio que se detenían.

Por suerte para él ellos iban desentendidos, por desgracia para Greg, no vio llegar aquel puño que se estrelló contra su mandíbula. El chico cayó rodando dos metros más atrás y Charlie le apuntó con aquel índice de advertencia mientras agarraba con fuerza el brazo de Faith. Solo tenían diecisiete años y ya le sacaba una cabeza completa de lo grande que era.

—¡Lárgate de aquí! —le advirtió Charlie.

—¡Oye tú no puedes venir a dar órdenes! ¡Ella fue la que me llamó...! —se defendió Greg.

—¡Ella se está comportando como una chiquilla estúpida para darme celos! —rugió Charlie.

—¡Pues fíjate que no tengo tan baja la autoestima como tragarme ese cuento! —rio Greg con confianza, pero Charlie abrió la puerta y empujó a Faith dentro.

—Entra —siseó mirándola a los ojos y durante un instante ella se quedó como paralizada—. Entra a la m*****a habitación, Faith, mira que tú no eres la única que no está muy cuerda esta noche... —le advirtió y para sorpresa de Greg ella dio dos pasos atrás, entrando a la suite—. Ya la viste, lárgate, no tienes nada que hacer aquí —siseó Charlie entrando tras ella y cerrando de un portazo.

Estaba furioso, estaba frustrado y solo tenía a alguien con quien desquitarse.

—¿Es una puñetera broma? ¡Acabo de robar literalmente un auto para venir a impedir que hicieras una burrada! —le gritó.

—¡Pues yo no te pedí que lo hicieras!

—¡Te ibas a acostar con él!

—¿¡Y tú te ibas a acostar con Philippa!? ¿¡Cómo puedes ser tan hipócrita!? ¡Yo al menos tuve el sentido común para largarme! —le gritó Faith y en cuanto Charlie tiró de ella para acercarla pudo oler el whisky en su aliento.

—¡¿Entonces qué quieres?! ¡Dímelo porque yo ya no sé lo que quieres Charlie...!

Él cerró los ojos y por un segundo, solo un segundo, se rindió.

—¡A ti! ¡Te quiero a ti! —sentenció antes de tomar su pequeña boca y dejar que todo se descontrolara de una maldit@ vez.

Luego todo fue sudor, torpeza, gemidos y una explosión extraña para esa primera vez que se convirtió en muchas veces esa noche. Para el amanecer había sangre en la cama, una chica dormida y la certeza del desastre en el futuro, uno que solo podía evitarse poniendo distancia de por medio, porque algo era cierto: ninguno de los dos iba a cambiar.

Para cuando Faith abrió los ojos Charlie ya no estaba allí. Entornó los ojos y pensó que después de todo no le venía mal el mote de Gallino, pero ya no podían deshacer lo que habían hecho, ya se encargaría de calmarlo cuando lo viera.

Sin embargo bastó con que llegara a casa para entender que no, no volvería a verlo porque la primera frase de su hermana era que no había llegado a tiempo para despedirse.

—¿Despedirme? —murmuró Faith—. ¿Despedirme de quién?

—De Charlie —respondió Grace—. Se fue hace una hora, dijo que se iba a América con el tío Alan... Se fue... ¿Faith...? ¿Faith estás bien...? ¡FAITH! ¡MAMÁAAAAAAA!

Y la respuesta era un No rotundo. Después de eso Faith nunca más había estado bien.

Cinco años después aquella pregunta seguía retumbando en sus oídos y la respuesta seguía siendo la misma.

—¿¡Qué carajos quieres, Charlie!?

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