Cuando Ivonne volvió tropezando a la empresa, se dio cuenta de que los empleados la miraban como si le hubiera crecido una segunda cabeza.
—¿Todavía tienes agallas para volver aquí? —dijo Nina. Aunque por fuera parecía tranquila y serena, la desconcertó por sorpresa su actitud.
Pensándolo mejor, esta mujer se calmó con rapidez, al fin y al cabo, según las disposiciones de Ximena, era imposible que Ivonne saliera indemne de la situación, por lo tanto, el resultado sería el mismo.
Con este pensamiento en mente, recuperó un poco de su confianza de nuevo.
—¿De qué se supone que debo tener miedo?
—¿No tienes vergüenza? ¿Por qué sigues insistiendo cuando ya llegamos a esto? Ximena respondió por ti dando la cara y haciéndose responsable de todo el daño que infligiste a la empresa. Ya estarías en la cárcel si no fuera por ella. ¿Cómo puedes estar tan tranquila? —Nina se acercó a Ivonne.
—Con sinceridad, no tengo ni idea de lo que estás hablando. —Ivonne, por su parte, no tenía ni idea.
—Sigues fingiendo, ¿eh? —Nina miró a Ivonne con prepotencia—. Y yo que pensaba que no eras más que una ingenua e inocente graduada. Jamás pensé que harías algo por dinero. Dímelo. ¿Cuánto te ofreció la competencia por hacer esto? ¿Qué te prometieron para vendernos así?
A través de sus discursos, Ivonne consiguió reconstruir la información.
—¿Dices que filtré información clasificada de la empresa? ¿Tienes alguna prueba?
—Ivonne. —La voz de Ximena sonó en ese momento, su expresión era horrible de ver—. ¿Tienes algo más que decir a tu favor? Puede que seas mi prima, pero ahora estamos en la empresa. Jonny desprecia a la gente que abusa de su poder en beneficio propio. Lo que paso hoy está relacionado directo con el bienestar de la empresa, así que tendría que tratar este asunto con justicia y no puedo protegerte sólo porque eres de la familia.
La actitud que mostró hizo que se ganara el favor de los presentes.
—¿Así que por eso te esfuerzas tanto en librarte de mí? —Ivonne miró la expresión rígida de Ximena.
—No tengo ni idea de lo que estás hablando, Ivonne.
—Ximena, recuerdo que te dije que, por mi parte, no doy la bienvenida a ninguna falla. Si tengo un menosprecio, ¡haré todo lo posible para que la persona la pague cien veces! —La expresión de Ivonne era gélida.
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