Felicidad efímera romance Capítulo 26

—¿Estás hablando de Ivonne? ¿Qué pasa con ella? —En primer lugar, Wendy nunca quiso entretener a Karen. Había visto lo suficiente a lo largo de los años como para saber qué clase de personas eran Karen y su familia, sin embargo, no pudo evitar preocuparse cuando escuchó el nombre de Ivonne salir de su boca.

Los últimos días, Ivonne había estado ocupada en el trabajo y rara vez se ponía en contacto con Wendy, por lo tanto, ella no sabía lo que había sucedido.

—Esa jovencita se volvió atrevida ahora. Cada vez trae más hombres diferentes a casa. Acaba de graduarse en la universidad y esto es lo que aprendió. Ya no es joven. Nadie querrá casarse con ella si queda embarazada por accidente. ¿Recuerdas lo que te pasó a ti? Te acercaste a un hombre casado, pensando que se divorciaría de su esposa para casarse contigo. ¿Y cuál fue el resultado? Diste a luz a su hija, pero él no quiso saber nada de ti. Si Ivonne sigue tus pasos, estará arruinada de por vida. —Karen observaba atenta la expresión de Wendy mientras hablaba.

Wendy se acomodó con debilidad en la cama, con los labios temblorosos mientras decía.

—Eso es imposible. Ivonne no es esa clase de persona.

—No la vigilas las veinticuatro horas del día. ¿Cómo vas a saber lo que hace ahí afuera? Toma, míralo tú misma. ¿Es ella? —Karen sacó un montón de fotos de su bolso.

Karen había impreso las fotos que Ximena le había enviado.

—Yo parí a Ivonne, es mi hija. Es sensata, pura y de buen corazón. Es imposible que haga algo así —dijo Wendy, apretando las fotos de Ivonne besando a distintos hombres.

Seguía dependiendo de los medicamentos, aunque su salud era mucho mejor, de ahí que perdiera tan fácil el control sobre sus emociones, ella no estaba dispuesta a creer que su hija fuera la persona que Karen describía.

—Esta es la parte menos grave de las acusaciones. Incluso escuché rumores de que reservaba habitaciones de hotel y tiene relaciones sexuales con más de una persona...

—¡Eso es imposible!

—Wendy está enferma y no puede estar muy agitada. Por favor, váyase —ordenó la enfermera que acababa de entrar en la habitación y vio a la arrogante Karen adentro.

—¿A quién llamas basura? ¡Ja! ¡Tan joven, pero tan malhablada! ¡Mira qué clase de hija criaste, Wendy! —El rostro de Karen estaba distorsionado por la rabia.

Ivonne tardó un rato en echar a Karen de la sala, quien salió furiosa porque no consiguió su objetivo. De repente, sacó su teléfono del bolsillo y aprovecho que conocía a la mujer del director del hospital y aprovecho que ella intentaba desesperada caerle bien.

—Hola, Señora León. Estoy enferma. Quiero que me ingresen en el hospital.

La mujer al otro lado de la llamada se quedó estupefacta de momento, pero enseguida esbozó una sonrisa de satisfacción.

—Por supuesto, Señora Garduño. Arreglaré todo enseguida.

—No hace falta. Me gusta la sala 203. Retire al paciente que está allí y deme la habitación.

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