Felicidad efímera romance Capítulo 28

Jonathan tenía mal aspecto debido a la fuerte dosis de medicamentos que le habían administrado el día anterior. Además, había abandonado el hospital antes de tiempo, por lo que Homero se apresuró a comprobar su estado.

Cuando Homero llegó, se dio cuenta de que el estado de Jonathan había mejorado de forma notable, sin embargo, Jonathan parecía distraído.

Homero bromeó.

—¿Qué pasa? ¿Alguien echa de menos a su mujer? Sólo han pasado unas horas.

El hombre trajeado se acomodó en un sofá del despacho de Jonathan y se ajustó sus características gafas de montura dorada, sonriendo ante el despiste de su amigo.

—Pareces bastante libre.

Frunciendo el ceño, Homero respondió.

—A diferencia de ti, es probable que yo tenga mucho tiempo libre. ¿Cómo te encuentras? Saliste corriendo del hospital antes de recuperarte. ¿Estás experimentando algún efecto secundario? La dosis del fármaco era muy fuerte. Creo que deberías ver a un especialista...

—Estoy bien —interrumpió Jonathan de imprevisto.

—Bien. No es que puedas tener en cuenta ninguno de mis sabios consejos. Tienes la cabeza llena de pensamientos sobre tu mujer.

Jonathan miró en silencio a su amigo con expresión indiferente, como no tenía ninguna refutación en la punta de la lengua, Homero siguió repartiendo sus consejos no solicitados.

—Necesitas mostrar cariño a una mujer. Siempre eres tan frío y distante; a veces, me pregunto cómo te las arreglas para ganarte el corazón de una mujer. Nunca te he visto salir con nadie en tu vida. ¿Cómo vas a saber lo que le gusta a una mujer? Ya te lo mencioné antes. A todas las mujeres les gustan las flores y los gestos románticos, no tu estilo de vida adicto al trabajo. Si dedicaras tantos esfuerzos a cortejar a una mujer como a tu trabajo, sería...

De nuevo, Jonathan cortó rápido la conversación.

—Hablas como un hombre experimentado.

—José hizo una copia para mí.

Ximena le arrebató las llaves de la mano y explicó.

—No puedes quedarte con una copia de estas llaves. Estás invadiendo mi casa, además, Ivonne viene a quedarse aquí un par de días, va a ser incómodo si de repente llegas mientras ella está aquí.

Dio gracias a su instinto por impulsarla a volver a casa aquel día, de lo contrario, Jonathan seguro se toparía con Ivonne, poniendo al descubierto las mentiras de Ximena.

Mientras Ximena metía las llaves en el bolso, miró alrededor del estrecho espacio y se preguntó si algo andaría mal en la mente de Jonathan.

—¿Por qué no puede vivir en su cómoda mansión en vez de venir aquí? ¡Y siempre tiene que llegar sin avisar! No me gusta mucho Ivonne, pero sigue siendo mi pariente. El alquiler de su casa actual es demasiado caro y hace dos días me rogó que le buscara un sitio.

»Como esta casa suele estar vacía, le pedí que se mudara aquí. Me prometió que se mudaría en cuanto cobrara en un par de días. No creo que me mintiera, además, mi madre me dijo que Ivonne y su novio ya conocen a los padres del otro, puede que pronto se mude con su prometido, así que no creo que se quede aquí mucho tiempo.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Felicidad efímera