—Karen es la madre de Ximena. Me enteré de que decía ser mi suegra en público. No quise ser mezquino, pero... ¿acaso las consentí demasiado?
—¿Es todo lo que necesita?
Colgó a Homero y tiró el teléfono a un lado, fuera de su vista, cuando sus sentimientos se calmaron, se dio cuenta de que sólo sentía gratitud por Ximena y nada más, su avaricia y descaro empezaban a agotar su paciencia.
Al poco rato, su teléfono empezó a zumbar de nuevo, lo tomó y vio que era una llamada de José, entonces Jonathan tomó la llamada y la voz de José llegó desde el otro extremo.
José transmitió las instrucciones de Guillermo a Jonathan.
—La madre de la Señora Landeros tiene una grave enfermedad. Últimamente estuvo mejor y a punto de recibir el alta, pero la conmoción causada por la madre de la Señora Garduño hizo que su presión arterial subiera con peligrosidad. El hospital la ingresó de urgencia en cuidados intensivos y acaban de trasladarla a una planta normal hace unos minutos. —José hizo una pausa vacilante—. Don Landeros está furioso por todo el asunto, te exige visitar a tu suegra para comprobar su estado, de lo contrario, tomará medidas contra la Señora Garduño. Dijo que podría ser muy duro con ella, así que, si no quieres que la Señorita Garduño salga herida, tú...
Jonathan apretó con fuerza el teléfono. Su mirada se ensombreció ante la amenaza.
—¿Le pidió que me dijera esto?
—Señor Landeros, usted y la Señora Landeros fueron una vez marido y mujer. Su divorcio aún no finaliza, debería ir a visitar a su madre por cortesía. Además, la madre de la Señora Garduño fue la causante del repentino deterioro de la salud de la Señora Landeros…
A José le inquietaba sondear el tema con Jonathan. «¿Por qué tengo que hablar con el Señor Landeros de un problema tan difícil? Seguro que ninguna secretaria es tan disciplinada como yo».
—No quiero escuchar ni una palabra más de tu boca. Lárgate. —Wendy ni siquiera pestañeó en dirección a Ivonne.
—Mamá, la persona de la foto no soy yo. Alguien editó esas fotos para que se parecieran a mí. Mírala con cuidado, ni siquiera me reconocerás en la foto...
—¿No me escuchaste? Te pedí que te fueras.
Ivonne no tenía elección. «Mamá puede parecer débil, pero es testaruda en sus opiniones. Nunca la escuché mencionar que la vida era difícil desde el día en que me trajo de vuelta a Colinas del Valle hace tantos años».
—Está bien, me iré. Le diré a la Señora Herrera que te cuide. Voy a comprar algo de comer. —No se atrevió a irritar más a su madre, así que salió de la habitación y fue a comprar algo de comida cerca, cuando regresó, pudo escuchar risas que salían de la habitación de Wendy, entonces Ivonne abrió la puerta con alegría y vio a dos personas en la habitación. Estaban conversando muy alegres, sin duda el ambiente era estupendo y amistoso.
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