Felicidad efímera romance Capítulo 44

Para ese momento, su blusa estaba empapada por completo. «Ahí va mi espalda. ¡Este tiene que ser el peor momento de mi vida!».

Muy pronto, Ivonne llegó al punto donde el camino estaba bloqueado. «La Señora López no estaba mintiendo». Además, estaba usando una falda, lo cual empeoró la situación para ella.

Por alguna razón, parecía que incluso los árboles estaban en su contra. Su falda quedó desgarrada porque se atoraba entre las ramas. «Mi falda estaba bien, ¡pero ahora la parte de abajo está rota!».

—¡Maldito seas Jonathan! —murmuró.

Tan pronto como dijo esto, ella resbaló y cayó en el suelo. Estaba tan furiosa que casi llora. «¡Incluso los árboles están de su lado!». En ese momento, sintió náuseas y quiso vomitar. Entonces, un hombre apareció de pronto frente a ella.

El hombre sostenía un paraguas y estaba sorprendido porque no esperaba ver a Ivonne ahí. «¿Podría ser el destino?». Ella levantó la mirada y notó que el hombre le era familiar.

—¿Por qué estás aquí?

—Solo estaba de paso.

Sebastián había terminado una autopsia y estaba conduciendo por ahí. Fue entonces que vio una figura familiar. Aunque él no sabía que se trataba de ella, de cualquier forma, detuvo su auto. No obstante, no esperaba que la persona, en realidad, fuera Ivonne.

Con su paraguas roto, ella estaba toda empapada y se sentó en el suelo con su cabello despeinado. Entonces, él le dio a ella su paraguas y se quitó su chaqueta antes de ofrecérsela.

—Gracias.

Después de eso, Sebastián se puso en cuclillas frente a ella y le dijo:

—Sube. Te llevaré en mi espalda.

Ellos estaban bastante lejos de dónde él dejo su auto estacionado. Ya que los árboles estaban bloqueando el camino, no pudo estacionarlo más cerca.

—Estoy bien, puedo caminar —dijo ella.

¡Bum! ¡Bum!

Resonaron unos truenos ahogados.

Por instinto, ella se cubrió los oídos, mientras trataba de levantarse, pero de nuevo se resbaló. Sebastián la sujeto, justo a tiempo.

La espalda de Sebastián era amplia y le recordó a la de su padre.

—A propósito, creo que hay algo que necesito aclarar contigo. Yo no soy Ana. Fui a la cita contigo porque ella tuvo un problema. Por supuesto, no es que haya algo malo contigo —le explicó.

Ivonne quería decirle la verdad a él, pero nunca tuvo la oportunidad de hacerlo.

—¡Ya lo sabía! —Sebastián estaba feliz con su honestidad.

—¿Lo sabías? —ella estaba un poco desconcertada.

—Ese día, tu mamá me dijo muchas cosas acerca de ti. Sé que tu nombre es Ivonne, en lugar de Ana.

La joven guardó silencio.

«Como desearía poder llevarte así por el resto de mi vida». Sebastián miró hacia el frente, con la esperanza de nunca llegar al final.

—No necesitas sentirte agobiada por interactuar conmigo. Para ser sincero, solo quiero ser tu amigo. ¿Ni siquiera quieres que lo seamos?

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