Haciéndolo mío romance Capítulo 24

Natalia me dio un fuerte abrazo, hasta parecía que ella estaba más emocionada por la noticia que yo. 

—Mañana me voy a trabajar; hoy te voy a consentir. ¡Vamos a comer una buena cena! 

Como ya podría empezar mi trabajo en Dicha Dichosa al día siguiente, decidí ser generosa esa noche. Quería consentirla con una gran cena como agradecimiento de su generosidad por todo lo que me proporcionó por tantos días. 

—¡Vamos! ¡Esta noche, yo escojo la ubicación! 

Natalia estaba aún más emocionada por mi oferta a consentirla. 

—Oh, sí, también invita a tu novio para que venga. Dijiste que nos presentarías y no habíamos podido hacerlo, así que hoy podría ser la oportunidad perfecta. 

Al recordar nuestra conversación sobre conocer al novio de Natalia, le sugerí que lo viéramos hoy también. Natalia era mi mejor amiga, así que sabía que aceptaría mi sugerencia, y, de inmediato, sacó el teléfono celular para llamarlo. Ella reservó el restaurante y nos fuimos en taxi. 

Tras llegar, esperamos por una media hora antes de que su novio, Jaime, llegara. Le eché un vistazo de cabeza a pies: alto, delgado, con anteojos; parecía erudito y gentil. 

—Jaime, ¿por qué te tomó tanto tiempo llegar? Te esperamos por un buen rato. 

El momento en que apareció el hombre, Natalia corrió hacia él y lo tomó del brazo con afecto y su carácter directo y ruidoso desapareció; se convirtió en una chica dulce y modosita. No pude evitar sonreír al ver su cambio de personalidad; pasó tan rápido que me pregunté si Jaime sabía cómo era ella en casa. Jaime, con una cara llena de remordimiento, me miró y explicó: 

—Había mucho tráfico, lo siento. 

—No se preocupe, no tenemos prisa. 

Le sonreí, pero tenía mis dudas: a estas horas, ya había pasado la hora pico y el restaurante que escogimos estaba un tanto cerca. Como no estábamos en el centro de la ciudad, ¿por qué habría tráfico? Al ver a Natalia tan feliz de verlo, me reservé mis sospechas con tal de no avergonzarla. 

A pesar de que dije que tendríamos una buena cena, Natalia no ordenó ningún platillo costoso. Sé que estaba tratando de ahorrarme algo de dinero, ya que apenas había conseguido trabajo; todos mis ahorros los había usado para preparar mi boda con Josué. Durante la cena, noté que Jaime revisaba su teléfono a escondidas y se veía ansioso, lo cual parecía extraño. 

—Señor Montoya, ha estado revisando tu celular por un tiempo y se ve preocupado. ¿Pasa algo malo? 

No quería arruinar el ambiente; aunque el hombre se veía muy intelectual y callado, había algo raro en él que no podía descifrar. Jaime se puso un poco nervioso y puso su teléfono en el bolsillo. 

—No… No es nada, solo es un hábito ocioso, nomás miraba las publicaciones y mensajes de mi Instagram. 

—Jaime, no deberías jugar con el teléfono cuando estamos comiendo juntos. No nos hemos visto en días y, ahora que estamos juntos, ¿por qué no me prestas un poco más de atención? 

Por lo normal, solo me concentraba en mis asuntos, así que era lógico que a Natalia le sorprendiera que le hiciera tantas preguntas. 

—Oh, no, no es nada, solo preguntaba —respondí indiferente, inclinando la cabeza, quedándome callada. 

Incluso tras un largo rato, Jaime no volvía, lo que me hacía sospechar más. Incluso si hacía sus necesidades, no tomaría tanto tiempo. 

—Natalia, voy al baño; espérame aquí. 

Tras hallar una excusa, tomé mi teléfono y me dirigí al baño. Antes de llegar al baño, en la esquina de corredor, oí a Jaime hablando por teléfono. 

—Mi amor, en serio estoy trabajando; te llamo luego, ¿sí? —Al oírlo, me acerqué a la pared y no di otro paso—. ¿Cómo podría mentirte? ¿Cuánto te he mentido? Cuando termine de trabajar, estaré contigo. ¿Está bien? 

La persuasión en la voz de Jaime indicaba que era la persona en la otra línea del teléfono era una mujer; en ese momento, me sentía furiosa. Por fuera, Jaime parecía una persona honesta; no era de imaginarse que fuera un patán. ¡Aquí estaba el novio de Natalia, hablándole a otra mujer por el teléfono con dicho tono de voz! 

El hombre terminó la llamada un rato después y caminó a mi dirección; no lo evadí, sino que lo esperé. Natalia era la única amiga que me trataba con sinceridad; en definitiva, no podía dejarla sufrir una traición como yo. No quería que mi mejor amiga pasara por esa clase de dolor. 

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Haciéndolo mío