—Anda, deja de pensar en el trabajo. Como mujer, no puedes enfocarte nomás en tu carrera.
Mi mamá sabía que me tomaba mi carrera muy en serio, por lo que mi excusa no le causó sospecha alguna, pero me miró muy preocupada.
—Tengo todo bajo control, mamá; no te preocupes por mí, me cuidaré bien.
Sonriéndole, no pude evitar sentir una punzada de culpa en mi corazón. Agendaron la cita para la tarde, así que le hice compañía a mi papá, hablando con él en la sala toda la mañana. Se me hizo un nudo en la garganta al verle el cabello canoso. Un poco más tarde, mi mamá me abordó y me preguntó:
—Andrea, ¿qué pasó en tu relación con Josué? ¿Por qué cancelaron la boda de la nada?
Hace tiempo, solo les había informado a mis padres por teléfono que había cancelado la boda; no me molesté en explicarles la razón por la que no me casé porque no quería preocuparlos.
—No fue gran cosa, solo no éramos compatibles, por eso la cancelamos.
Al escuchar el nombre de Josué, mi corazón dejó de latir, y no pude evitar mirar a mi mamá a los ojos. Mi relación con Josué había terminado; no quería que mis padres se pusieran tensos a causa de mí y ese cretino.
—Sé que me estás mintiendo. Eres mi hija; te conozco bien. En los últimos años, estabas enamorada de Josué. ¿Cómo fue que de repente te diste cuenta de que ya no eran compatibles? ¿Me estás ocultando algo?
Sin duda, conocía a fondo mi personalidad, sabía que yo era la que sufría en silencio, por eso no me creyó una sola palabra. Esta mujer sabía cuánto amaba a Josué y cuánto quería casarme con él. Con eso, cualquiera sospecharía ante la cancelación repentina de mi boda, sobre todo mis padres. Al ser interrogada, le conté lo del romance que Josué tuvo con Mayra y también que ellos tienen un hijo en común. Furiosa, se puso de pie.
—¡Qué desgraciado! ¿Cómo pude hacerte eso? ¡Andrea, debiste estar muy cegada como para enamorarte de ese cretino!
—Mamá, cálmate, ya olvidémoslo. No vale la pena alterarse por un hombre como él. —La tomé de la mano y la consolé.
El solo pensar en Josué me asqueaba. Ese hombre ya no podía afectar mis emociones; quizá ya lo había superado.
—No estoy molesta, pero me preocupa que estés deprimida; después de todo, estuvieron juntos por tanto tiempo, y puedo ver tu amor por él es profundo. ¡Cómo pudo hacerte algo tan horrible! —Mi mamá suspiró angustiada.
—Ya quedó en el pasado, mamá, no le demos vueltas al asunto. Le preguntará al doctor cómo sigue papá. —Le di palmadas en el hombro y dejé el tema.
Disgustada por la actitud protectora de Natalia, Mayra la miró con furia.
—Los asuntos de Andrea también son los míos y siempre la voy a apoyar; no soporto tu cara malvada y fea. ¡Josué debe estar loco por escoger a una mujer como tú!
Aunque Mayra era maliciosa, Natalia no era un objetivo fácil. Con ambas manos en las caderas, Natalia dio un paso adelante, apuntando a la nariz de la mujer con su dedo índice. Tenía la cara llena de desdeño, como si Mayra fuera la persona más despreciable a la que se hubiera encontrado jamás.
Sin decir una palabra, mi mirada se enfocó en la cara de Josué, quien se notaba incómodo al voltearme a ver. La cara irritada de Mayra se puso pálida, y alzó la mano, apuntándola contra la cara de Natalia. Horrorizada, volteé a ver a Natalia. Al pensar que iba a darle una cachetada, me sentía preocupada, pero era muy tarde para intentar detenerla ahora. Sin embargo, Natalia parecía haber previsto su movimiento, y, con furia, atrapó y sujetó la mano de Mayra en el aire.
—¿Qué demonios, Mayra? ¿Ibas a darme una cachetada? —preguntó con una voz fría. Arrojándole la mano a un lado, Natalia alzó la suya y le dio una gran bofetada en la cara.
¡Zas!, escucharon nuestros oídos. Al instante, apareció una marca roja de la palma de mano que golpeó la cara de bella mejilla de Mayra. A excepción de Natalia, todos los presentes quedaron perplejos, incluyéndome a mí. Jamás en mis sueños imaginé que Natalia golpearía a Mayra; ninguno lo podía creer. Mayra se quedó aturdida por un momento, pero cuando se compuso, se puso furiosa.
—¡Quién te crees, Natalia! ¡Cómo te atreves a golpearme! —exclamó mientras miraba con furia a mi amiga. Su voz aguda atrajo la atención de las personas que nos rodeaban y se nos quedaron viendo, causando un alboroto.
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