Natalia no le tenía miedo a Mayra, a quien miraba con frialdad y le dijo con desprecio:
—Esa cachetada va por Andrea. ¡Siempre te trató como su mejor amiga, y tú le robaste el novio! Hasta te atreves a aparecerte por aquí después hacerle algo tan horrible. ¿Cómo puede haber una persona tan sinvergüenza como tú en este mundo?
En cuanto habló, los espectadores voltearon a ver a Mayra y Josué, comenzando a murmurar sobre ambos, y, como Mayra ya estaba en el lado perdedor mientras lo hacían, ella se enfureció al oír las críticas de las personas.
—Natalia, ¡cómo te atreves a golpearme! ¡Te voy a matar! —gritó.
En seguida, se le lanzó encima como mujer demente. Josué, quien se había quedado callado todo este tiempo, frunció el ceño ante el mal comportamiento de Mayra, aún más al ver a la multitud, ya que él y Mayra eran el centro de atención.
Como era un hombre con un enorme ego, Josué se sentía avergonzado por el hecho de que su mujer se comportara tan fierecilla en público; en ese momento, estaba molesto con ella. Tras la locura de Mayra, me preocupaba que pudiera lastimar a Natalia, así que, sin pensarlo, corrí hacia las dos, quienes estaban en un altercado, y empujé a Mayra con todas mis fuerzas. Por otro lado, estaba aprovechando esta oportunidad para vengarme de ella; desde que tuvo encuentros sexuales con mi prometido a mis espaldas, albergué un intenso odio contra ella. Mayra cayó al suelo, se miraba miserable luego de que Natalia le despeinara. Furioso, Josué fue a levantarla.
—¿Estás bien? —le preguntó, viéndose descontento.
De inmediato, la mujer puso una expresión para causar lástima.
—¿Te parece que estoy bien? Andrea y Natalia se unieron para atacarme. Josué, ¡soy tu novia! ¿Te vas a quedar nomás de brazos cruzados?
Ningún hombre soportaba ver a una mujer llorar, en especial alguien como Josué, un hombre a quien le gustaba mostrar su masculinidad; le dolía ver a Mayra llorar, así que la puso en sus brazos y la consoló:
—Ya no tengo anda que ver con Andrea. Si te la encuentras en un futuro, ignórala como si fuera invisible. Prométemelo y no te metas en problemas, ¿de acuerdo?
Al fin, Josué entró en razón; no quería causar más escándalo. Después de todo, no le enorgullecía engañar a alguien en una relación; sin embargo, Mayra, que era vengativa e implacable, no dejaría pasar las cosas, sobre todo cuando Natalia y yo la golpeamos justo ahora. Al oír sus palabras, Mayra se enfureció y dirigió su enojo contra Josué.
—¿Yo estoy buscando problemas? ¡Josué Centeno, cómo te atreves a decir eso! ¿Acaso crees que merezco que me golpeen en la cara? ¡Soy tu novia! ¿Qué no deberías ayudarme cuando me atacan?
—¡Mayra, ya detente, por favor! ¿Qué no ves que todos nos están viendo? ¡Deja de hacer escándalo! ¿Acaso quieres que las cosas se salgan de control?
Josué, incómodo, volteó a ver a la multitud antes de tomar a Mayra de la mano, queriendo irse del alboroto, pero ella se soltó y caminó de nuevo hacia nosotros. Al ver a Mayra, no pude evitar fruncir el ceño.
«¡Se estaba aprovechando de mí! No solo me robó a mi prometido, pero ahora viene a fastidiarme vez tras vez. Aunque soy de buen carácter, ¡me había colmado la paciencia!».
A Natalia no le agradaba Mayra desde antes de que se enterara de su romance con Josué. Siempre me dijo que Mayra una mujer pretenciosa y deshonesta, pero yo era muy tonta como para decirle que solo era lo que pensaba de Mayra. En retrospectiva, Natalia era mucho mejor que yo cuando se trataba de juzgar a las personas.
—¡Natalia Juárez! ¡Tú!
Mayra, enfurecida y con ira en sus ojos, corrió hacia Natalia; sin embargo, antes de poderla arremeter para involucrarse en una pelea, Josué la tomó del brazo y la detuvo en seco.
—¡Mayra! ¡Basta! —la regañó, frunciéndole el ceño. Parecía que él también había tenido suficiente del acto irracional de esa mujer.
—¡Mayra Quintero, ni te atrevas a ir tan lejos! Ya tienes a Josué, ¿no te basta con eso? ¿Qué más quieres?
En verdad no entendía la razón que tenía Mayra para molestarme.
«Ya me robó a mi prometido, ¿qué más quiere quitarme?».
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