Haciéndolo mío romance Capítulo 63

Estaba aún más preocupada cuando me di cuenta lo sería que estaba Natalia sobre su relación. No solo eso, este era su primer amor y la primera vez que una persona se enamora es siempre el amor más intenso; ahora me preguntaba si ella sabía que Jaime estaba teniendo un amorío con otra mujer.  

—Bueno, no pienses mucho al respecto. Si tu relación llega hasta cierto punto, él no pensará dos veces en llevarte a su casa a que conozcas a sus padres.  

Yo no quería decir nada que fuera a hacer sentir peor a Natalia después de haberla visto en el estado de tristeza que ya estaba, aunque yo sabía muy bien que Jaime no tenía la mínima intención de pasar el resto de su vida con Natalia.  

Su estado de ánimo mejoró después de escuchar mis palabras, pero continué acompañándola por un rato más hasta que ella decidió regresar a su habitación a descansar. De igual manera, yo regresé a mi habitación; sin embargo, me sentí un poco preocupada por lo que me contó Natalia esa noche y me pregunté si debía decirle sobre la llamada íntima que tuvo Jaime con otra mujer que logré escuchar aquella vez. 

Después de no poder dormir por la noche, por fin me decidí en averiguar primero qué es lo que estaba ocurriendo; cuáles eran los sentimientos de Jaime hacia Natalia y si en algún momento él pensó en pasar el resto de sus días a su lado. Si él estaba jugando con sus sentimientos, yo no iba a dejar que se librara tan fácilmente.  

Yo ya le había dado una oportunidad a Jaime en el pasado, pero él no la aprovechó. Natalia era mi mejor amiga y yo no iba a quedarme quieta sin hacer nada mientras ella sufría.  

A la mañana siguiente, mientras que Natalia se tomaba un baño, obtuve el número de Jaime a través de su teléfono celular; esperé hasta que Natalia se fuera a trabajar y luego marqué el número de Jaime en mi propio celular.  

—¿Hola? ¿Quién habla? 

La voz de Jaime del otro lado de la llamada se escuchaba como si tuviera poca energía, supuse que él aún estaba en su cama. 

—Llama Andrea García, la querida amiga de Natalia. ¿Me recuerda? Ya nos habíamos conocido antes. 

Hablé con una voz natural debido a que él no me agradaba después de lo que me contó Natalia sobre él la otra noche; Jaime ya no me agradaba en lo más mínimo. 

—S-s-señora García, ¿por qué motivo me habla tan de repente? ¿Hay algo en lo que le pueda ayudar?  

Su tono de voz cambió por completo y ahora sonaba preocupado en el momento que escuchó quién hablaba, puede que haya sido porque recordó que yo descubrí su traición sobre la relación con Natalia.  

—Señor Montoya, ¿tiene tiempo para hablar en este momento? Hay algo que me gustaría discutir con usted.  

Entre más nervioso se ponía, más sospechoso se hacía; Jaime sabía que yo no era tan fácil de engañar como Natalia y es por esa razón que él tenía cuidado con lo que decía cada vez que hablaba.  

—Está bien… En ese caso, ¿en dónde nos vemos? —Jaime hizo una breve pausa antes de que aceptara verse conmigo.  

—Le enviaré la ubicación en donde nos veremos a su celular. Lo veo dentro de una hora —después de haberle contestado con simpleza, yo quería colgar el celular; pero justo antes de que fuera a hacerlo, pude escuchar la voz de una mujer que provenía del otro lado de la línea. Lo pude escuchar con claridad, por lo que estaba segura de que ella estaba a un lado de Jaime. 

—¿Con quién estás hablando?  

Mi corazón se congeló, pues yo sabía bien lo que estaba pasando y eso solo me llenó de enojo. Le quería preguntar a Jaime quién era esa mujer, pero pude escuchar el sonido de un pitido que señalaba que Jaime me había cortado la llamada. Me quedé viendo al celular con enojo, pero pensar en la voz de esa mujer en el teléfono me hizo enojar mucho más. ¡Jaime era un completo pedazo de escoria! 

Miraba a Jaime con mucho enojo y lo interrogaba con solo mi mirada, esperaba que este hombre se diera a explicar y me preguntaba con qué excusa me saldría en esta ocasión.  

Dentro de su inquietud, miró hacia otro lado. Era claro que se sentía culpable. 

—S-s-señora García, esto no es gracioso. ¿Cómo puede haber otra mujer en mi cama?  

Jaime se negó a confesar, pero su rostro lleno de inquietud decía que se sentía culpable. Él no lo iba a admitir aun si yo lo haya escuchado con claridad. Mostré un gesto de disgusto y lo miré con desprecio. 

—Antes de que yo colgara la llamada, sé a la perfección que escuché la voz de una mujer hablándole. ¿Aún quiere seguir negándolo?  

Sin importar cuántas veces lo fuera a negar Jaime en mi cara, había una cosa que sí quedaba claro y eso era que había traicionado a Natalia. De la misma forma que yo fui, ella estaba siendo engañada por su propio novio; en ese instante, el enojo no era lo único que sentía, sino también el dolor en mi corazón por lo que le habría pasado, sobre todo eso. Yo sabía muy bien lo mucho que dolía que el hombre que tanto amabas te haya sido infiel; yo no quería que Natalia sufriera el mismo cruel destino, pero Jaime era un verdadero pedazo de basura mucho peor que Josué.  

—Señorita García, sé que lo que hice estuvo mal. Fue solo un acto tonto de mí. ¿Podría mantener esto lejos de los oídos de Natalia? 

Jaime terminó admitiendo la verdad cuando se dio cuenta de que sus intentos por ocultar la verdad fueron inútiles, pero lo que dijo después me dio ganas de darle una paliza. Él había engañado a Natalia y ahora quería que yo lo mantuviera en secreto. 

«¿Cómo puede ser capaz de hacer algo como eso?» 

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Haciéndolo mío