La Chica Dhall © romance Capítulo 19

Capítulo dieciocho

Deja caer su cuerpo dentro y toma mi cara con ambas manos —¿estás bien? —pregunta agitado y niego suave —tranquila, estoy aquí —me abraza.

—tenía tanto miedo —dejó salir mi voz temblorosa y él se despega de mí —ellos, ellos —tartamudeo —ellos intentaron tocarme, me golpearon —trago grueso—yo no quería, yo...

—¡Hey! Tranquila, no te esfuerces —susurra y planta un beso en mi mejilla, —ya estoy aquí.

Mi corazón se detiene y abro mis ojos tanto como puedo, toda la sangre de mi cuerpo va directamente a mi cara y mi respiración se dedescontrola totalmente. Sus ojos miran los míos con detenimiento y veo ese brillo celeste aparecer otra vez, bajo la mirada a mi cuerpo descubierto y cierro mis ojos tratando de mantener la calma.

Solo fue un beso.

Solo fue un beso en la mejilla, tranquila.

Una de sus manos tocan mi hombro y alzo la mirada, se posiciona de espaldas y entiendo perfectamente lo que me quiere decir, me monto a su espalda y él se para —esto puede ser un poco brusco así que te recomiendo que cierres los ojos—gira levemente la cabeza y entrecierro mis ojos, miro como da dos pasos hacia atrás antes de impulsar su cuerpo hacia arriba por la pared con sus pies y manos, me deja en el suelo y abro mis ojos.

¿Vampiro, lobo, demonio, brujo, cazador? ¿Quién eres Len?

Su vista me recorre de pies a cabeza y quita su camisa negra, bajo la mirada a su cuerpo y recorro cada cicatriz minúscula en su pecho y abdomen, sus manos alzan mis brazos y me coloca el suéter, la yema de sus dedos a penas rozan mi piel y por mi espalda pasa una ráfaga de calor.

Deberías estar con miedo, no sintiéndote como una adolescente hormonal, piensa con la cabeza fría, Zuani.

Toma mi mano y me jala a él, mira hacia ambos lados por los pasillos antes de salir corriendo y yo solo puedo enfocar ese perfil de tipo rudo que brilla en la semi oscuridad con cada farola de color naranja que pasamos, sus ojos aún brillan en un tono celeste y bajo a sus labios, trago grueso dejándome llevar por estos y sacudo mi cabeza.

Pensamientos fríos, necesito pensar fríamente. Zuani, tú para él no eres más que nada, y él para ti no debe ser más que el enemigo.

Recuerdalo.

—¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo entraste?

Toma el segundo túnel hacia la salida y mis ojos ven a los omegas de turno muertos en el piso. Mi padre se podrá furioso.

—Ya estamos llegando. Cuando salgamos recuerda correr todo lo que puedes en dirección al bosque—las luces de los focos parpadean y Len frena en seco —hay alguien en la entrada—se gira ligeramente y aprieta su mandíbula.

—Vaya, vaya —mi cuerpo se tensa al escuchar esa voz y mi corazón empieza a latir rápido —con que tú eres el que nos está causando tantos problemas —Paola finalmente sale de la oscuridad y lo examina, su vista se topa con la mía y queda petrificada en su sitio.

No digas nada, por favor.

Len me suelta y no le toma ni un segundo estar al lado de ella —Ischezayet —susurra y cae al suelo de la nada, él saca una jeringa de su bolsillo y se la clava directo en el pecho, suministra el líquido negro y esta abre sus ojos de la nada, su cuerpo empieza a revolcarse en el suelo y aprieto las manos a mis costados.

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