La Chica Dhall © romance Capítulo 23

Capítulo veintidós

Pov Alexander

Corro sin detenerme.

Me están persiguiendo por todos lados y estoy solo, completamente solo.

Aprieto mi mandíbula al sentir como mis pies se tensan de tanto correr en distintas direcciones. Estoy llegando a mi límite y si sigo así me van a atrapar.

No te rindas, Alex. Recuerda que esto lo haces por ella y para ganar su cariño.-

Gracias por recordarme, Tay. Pero creo que nuestra mate no está interesada en nosotros.Piensa positivo.-

Ruedo mis ojos ante el comentario de Tay, mi lobo, y sigo mi andar. Volteo ligeramente mi cabeza y ahora veo a los lobos más pegados a mi cola.

¿Cómo es que no están agotados?

Dos personas se posicionan a mi lado y reconozco quienes son por el olor que emiten. Abigail y Laia me hacen señas indicando que atraerán la atención de los lobos detrás de mí y hago un vago intento por afirmar. Las dos bajan el ritmo de su velocidad y aumento el mío, siento mi corazón ir a mil por segundo y empiezo a ir en diferentes direcciones para despistar a los dos aún detrás. Salto dentro de un gran monte con hierba mala super alta y bajo mis pasos para despistar la dirección de mis oponentes.

Poco a poco se alejan de mí y me detengo por completo, dejo caer a Tay sobre la tierra y observo como mis patas tiemblan por momentos.

Casi no salgo de esta.

Bajo mi cabeza y cierro mis ojos para concentrarme en oír lo que sucede a kilómetros con Laia y Mery, sin embargo detecto otra presencia enorme venir y me levanto como puedo, camino por el montazal sin hacer tanto ruido y flexiono mis patas para no caer de lleno al suelo. Fue una mala idea detenerme de lleno.

Llego a un pequeño riachuelo y bebo un poco de agua para recuperar parte de la energía gastada, sigo río abajo y me detengo al ver un enorme lobo blanco sentado en una roca mirándome como su presa. Mi corazón empieza a bombear sangre a todas partes y doy vuelta al monte, corro como si mi vida dependiera de ello en línea recta y entro al bosque nuevamente. Trato de despistarlo, pero me resulta imposible y mi resistencia baja por completo, empiezo a ver borroso y un calor baja desde mi cuello hasta mi cola.

Necesito detenerme o me voy a desmayar.

¡Maldición!

Caigo sobre un árbol mal puesto y dejo que Tay descanse, me convierto en mi forma natural y doy largos suspiros tratando de normalizar mi corazón, mis ojos se topan con los suyos y aprieto fuerte mis manos —VAMOS, MÁTAME, QUE ESPERAS —grito y él toma asiento a mi lado.

Aún no te mataré.''

—¿Por qué no? Y ¿cómo es que puedo escucharlo en la mente?

Soy un Alpha, puedo decirte y hacer lo que sea contigo y con tu mente. ¿Nadie te ha explicado verdaderamente cuál es el poder de un Alpha?''

Sonrío irónico —soy un exiliado.

Entiendo.''

Lo escucho decir en mi mente y junto mis cejas —no tienes nada que perder, no hagas esto más complicado, mátame aquí y ahora —vuelvo a decir y él se levanta —deja transformar su cuerpo y abro mis ojos tanto como puedo al ver a la persona delante de mí —Co... Co... ¿Cómo es esto posible? ¿Todo este tiempo siempre estuvo frente a nosotros? —susurro.

El señor Amir Dhall, ese empresario que todos conocen se encoge de hombros desinteresado —yo estoy siempre al frente de todo, otra cosa es que ustedes no se diesen cuenta de quien era en realidad —dobla sus rodillas quedando de cuclillas —antes de comenzar vamos a jugar un poco.

—¿jugar?

Asiente —Sí, jugar —suspira —como me diste tanta pena por no saber qué es un Alpha suponiendo que tú también lo eres—susurra —voy a dejar que huyas cinco minutos en la dirección que tú quieras —señala el bosque entero —luego de los cinco minutos yo empezaré mi cacería así como me ves —se señala a sí mismo —como un humano, pero —toma mi mandíbula con fuerza —si te atrapo eres hombre muerto —estrella mi cabeza contra el árbol y sonrío.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Chica Dhall ©