La Chica Dhall © romance Capítulo 32

Capítulo treinta y uno

Pov Lorena Gettiov Dhall

Sabía que esto iba a pasar.

Sabía que nos juntaríamos otra vez.

Niego internamente mientras tomo suavemente de la mano a mi "pareja", la señora Laia del clan noreste sale de la casa después de una larga espera con signos evidentes de haber luchado. Nos acercamos y lo primero que puedo notar es el olor de Zuani impregnado en ella.

Con que mi compañera te dio una paliza, eh.

Compañera... ¡QUE BIEN SUENA ESCUCHAR ESO OTRA VEZ!=

Cálmate, Alison.=

Es la verdad, la última vez que estuvimos juntas fue una locura total.=

En eso tienes razón.=

Doy una mirada de reojo y dejo que mi mente vuele por los más profundos recuerdos de mi vida.

Flashback

—CORRE LORENA, NOS HAN DESCUBIERTO —los gritos de mi prima llaman mi atención y saco a relucir a Alison.

Dejo que Zuani suba a mi espalda y tiro a correr hacia nuestra trampa en el bosque. Si nuestros padres nos viesen en esto estaríamos castigadas de por vida.

Cazar a los rogues cerca y torturarlos es nuestra especialidad desde que teníamos cinco años y precisamente para dos niñas indefensas que no saben nada de ataque es algo emocionante.

Volteo a ver los lobos detrás de mí.

¿No crees que son muchos para nosotras dos?=

—Tú solo avanza, no te rajes cuando ya hemos llegado tan lejos —la oigo gritar y sigo mi camino, finalmente entro en nuestro territorio y escucho su risa cínica.

De mi boca sale un gran aullido y empieza la cacería. Salto, esquivo, corro, por todo el campo haciendo que las personas que vengan detrás de mí queden atrapadas por las distintas trampas colocadas en el bosque. El sonido de dolor de cada uno me hace sonreír y finalizó mi recorrido llegando al punto equis marcado.

Vuelvo a la normalidad y choco las manos con Zuani, volteo a ver como los demás están gritando de dolor por sus piernas amputadas, brazos, veneno corriendo por su cuerpo gracias a las flechas enterradas con la punta fuera, otros muertos por caer en una fosa con estacas de hierro atravesando su cuerpo.

—Somos increíbles —digo y alzo uno de mis brazos al aire.

—Con que increíbles, ¿tú que opinas Brianna? —escucho la voz de mi tío Amir detrás y ambas giramos bajando la cabeza a los pies.

—Me parece que dos chicas están en problemas —levanto la vista a mi madre.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Chica Dhall ©