La Chica Dhall © romance Capítulo 35

Capítulo treinta y cuatro

Me suelto de su agarre y cruzo los brazos —primero me dices que no te importo y ahora me dices que me quieres, ¿a qué estás jugando, Len? —cuestiono, pero sus ojos sólo están perdidos en los míos, el silencio del cuarto hace que el ambiente se ponga pesado y niego sin más —esto no vale la pena —susurro y voy directo a la puerta.

Ligeramente la abro sin voltear hacia atrás y una de sus manos la estrella nuevamente en su lugar —No te vas a ir de aquí.

Sonrío irónica —¿ah no? —giro para confrontarlo —¿Tú y cuántos más me van a impedir que me vaya?

Flexiona sus rodillas para quedar a mi altura y alza mi barbilla, sus ojos cambian de rojos a celestes sin parar y cada vez acerca más sus labios a la comisura de los míos, mi corazón empieza a bombear fuerte y trago grueso —Te lo vamos a impedir el yo —susurra y sus labios se posan encima de los míos —y el que estoy locamente enamorado de ti —sus palabras viajan por mis oídos y llegan directo a mi cerebro que manda reacciones directas a mi corazón para que se detenga, mis ojos solo pueden ver los suyos y todo el calor desde lo más profundo de mi interior sale a flote hasta mi cara. Él toma mi mano izquierda y la posa encima de su pecho —y aunque no tenga corazón, aun así —hace una pequeña pausa y baja la mirada a mis labios —hay algo dentro de mí que no te quiere dejar ir —sube nuevamente a mis ojos —y sé que es porque te quiero, te quiero como nunca había querido a alguien —una quemazón fuerte se instala en mi nariz y mis ojos me hacen ver destellos de luz en los suyos, mis labios temblorosos chocan con los de él por su cercanía y la poca respiración que llega a mis pulmones no es suficiente para calmar mi corazón que bombea con fuerza, siento sus dedos deslizarse desde mis hombros pasando por mis brazos hasta llegar a entrelazar nuestras manos y pega su frente con la mía cerrando sus ojos —por favor —susurra —no te quedes callada ahora, necesito saber en que estás pensando.

¿En qué estoy pensando?

Muy buena pregunta, ¿en qué estoy pensando?

Tú y yo sabemos en lo que estás pensando... Le quieres.

Pero, de qué me sirve quererlo si al final terminaré con el corazón roto. Al final de todo esto él ya no estará, mi pelirrojo no existirá en este mundo, y sí, de alguna manera él logrará sobrevivir, me odiaría, y eso sería peor que el hecho de que no esté.

Una lágrima fugaz se resbala por mi mejilla y Len inmediatamente se separa de mí, sus manos buscan mis cachetes para limpiar las lágrimas que brotan de mis ojos cual niña pequeña, ¿ahora que hago? Nunca pensé encontrarme en esta situación.

Solo dile que él dijo que no importabas, que podría ser un truco para que no nos fuéramos.

Asiento y bajo la mirada a mis manos sueltas a los costados de mi cuerpo —No tiene sentido de lo que dices, dijiste que no impo...

Me corta —Tú no estuviste en la reunión que hicimos —me suelta y gira dándome la espalda —pero, me dijeron que luego que terminaba todo tendría que borrar tu memoria y dejarte ir o de lo contrario... —aprieta sus manos a los costados.

Junto mis cejas —¿De lo contrario qué?

—Nos matarían a los dos —camina hasta la ventana y cruza sus brazos —y no estoy dispuesto a que eso suceda, al menos no para ti.

—¿Y eso que tiene que ver con lo que pasó allá abajo?

—Pusieron a Laia y Neal a vigilarme, no quieren que me involucre más sentimentalmente contigo, piensan que eres mala para mí.

—entonces ambos estamos contra la espada y la pared, ¿no es así? —lo veo asentir con la cabeza y me acerco a él lentamente hasta llegar a su lado.

—No me van a dejar tranquilo, maldita sea —habla entre dientes y estrella su puño contra la pared.

—¡Hey, hey! —me pongo al frente de él —tranquilo, no te alteres, ya buscaremos una forma de estar juntos.

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