La chica fénix: ¿Mi mate? romance Capítulo 13

Mario

Me está besando sus labios son tan suaves y dulce que me transportan a un paraíso donde solo estamos los dos, soñé muchas veces con este momento y ahora que está pasando párese tan irreal tan hermosa su cabello es rojo como el atardecer de un verano; tengo que agradecer a la Diosa Luna por la mate que me dio todas las noches le rogué para encontrarla y que no me rechace.

Ella es todo lo que necesito para ser feliz y sé que para los que no entienden es tonto porque recién la conozco, pero, solo lo sé, desde el primer momento en que la vi lo supe, mi lobo lo supo daría mi vida por ella, haría lo que sea por ella no me importaría a quien tenga matar tal vez por eso los cazadores nos consideran monstruos porque muchos de los míos han hecho barbaridades por sus parejas y como no, si es un regalo de Diosa Luna poder encontrar a tu otra mitad aun que según tengo ahora entendido la Diosa es la tía de mi mate.

Me he dado cuenta de que tiene un carácter fuerte y me intimida un poco no si ella es así siempre o es culpa de su poder; gracias a eso mis padres se burlaron de mí y conociendo como es papá va a cargarse conmigo a veces se comporta como un niño pequeño a su edad no madura juega y hace bromas, según entiendo siempre ha sido así mamá dice que solo creció en apariencia porque mentalmente no, miro a mi luna y pienso en lo que dijeron mis padres si eran amigos ¿Cuántos años tiene ella?

—Mi Luna— nos separamos aunque no quería alejarme de ella, me siento más cómodo a su lado, mi lobo interno gruñe ante tal acción.

—Aja— me dice con los ojos cerrados, acaricio su mejilla asiéndola suspirar le doy una pequeña sonrisa aunque no me pueda ver antes de preguntarle le robo un pequeño beso.

—Cuantos años tienes— le pregunto.

—Veinte ¿por qué? — me responde aún con los ojos cerrados.

—Porque si tú y papá se conocen desde pequeños entonces, no deberías tener la misma edad que él — creo que no fue buena idea preguntarle por qué habré los ojos y me mira como si me quisiera matar.

—Me estás llamando vieja— se levanta de mi regazo exaltada y me mira enojada.

—No… No…no Mi Luna cla… Ro que no solamente quería sacarme esa duda— le digo un poco nervioso, no quiero hacer que Mi Luna se enoje conmigo. La quedo mirando un poco asustado no quiero que mi Luna se vaya a querer ir porque la hice enojar.

Eli

—Oh, si me quisiste decir vieja — me aguanto las inmensas ganas para no reírme en su cara se ve tan nervioso aunque sí creo que tengo que explicarle eso de lo de mi edad porque hasta para mí fue difícil entender cuando me explicaron, verlo así de nervioso me causa tanta ternura. Lo quedé mirando por un largo rato haciéndome la indignada, bufo caminando por todos lados.

—No mi Luna claro que no yo…— cansada de hacerlo sufrir me siento otra vez en su regazo y le doy otro beso aunque esta vez más intenso, él me besa con desesperación parece que tengo que hacerlo asustar más seguido para que me bese así.

Porque todo no puede ser perfecto escucho que abren la puerta de golpe miro con el ceño fruncido quien es que se atreve a abrir la puerta sin tocar y no es ni nada más ni nada menos que mis queridos suegros riéndose de mi lobito.

—Te lo dije amor nuestro hijo le teme a Eli me debes — es en serio están apostando a cuestas de su hijo veo como Karla saca dinero y le paga a su esposo con mala cara.

—Hay cariño tenía fe en ti — claro y yo soy infantil estos me ganan.

—Acabas de hacer una apuesta en contra de tu hijo Aldo Teolomino Moon — le digo en tono reproché y también por molestarle porque él odia su segundo nombre estoy más que segura que no le ha dicho a nadie su otro nombre.

—Te dije que no se lo digas a nadie — dice como niño pequeño este ni teniendo la edad que tiene madura. Es un malcriado miro a Karla con una ceja alzada, ella solo niega sonriendo es como si el tiempo no hubiera pasado.

—Teolomino es en serio papá— le dice mi lobito y veo una sonrisa burlona al parecer él no sabía del segundo nombre de su papá no lo sabía, odia tanto ese nombre.

—Culpa a tu abuelo yo no fui el que me puse ese nombre —le responde a su hijo— como si llamarse Aldo Teolomino Moon fuera poco mi propio hijo quiere burlarse de eso— se pone en modo dramático y este era un alfa importante.

—Pues yo he crecido aguantando tus bromas creo que ahora te toca a ti — me gusta ver a mi lobito en su pose de venganza, es todo sexy una parte de mí quiere.

— Bueno, bueno ya dejen de molestarse ustedes dos— les dice Karla apuntado a su esposo y su hijo. Los dos hacen caso a Karla ahora veo quien los ha mantenido a raya en esto tontos.

—Bueno, bueno como sea yo estaba a punto de explicar algo antes que nos interrumpieran— señaló a mis suegros es raro decirles suegros a estos dos por los Dioses crecí con ellos vi cuando se le salió el primer diente a Aldo y ahora esto me concentró para al fin explicar como es este enredo — Cuando me dijeron que tenía otra pareja de vida pregunté de qué si iba a ser de mi edad, pero me dijeron que yo iba a parecer de la edad de mi mate así que como para mí solamente pasaron dos meses en donde estaba yo tenía diecisiete, pero como Mario tiene veinte yo pareceré de su misma edad me hago entender — le explicó lo más claro que puedo porque cada vez que trato de explicar algo terminó peor que al principio soy mala para esto.

— Entonces yo sería mayor— asiento ante lo dicho por mi lobo

— En teoría, pero, ahora tenemos la misma edad

— Aunque aquí parecerás vieja — miro mal a Aldo como siempre él, será algún día se comportara le doy un zape para que se asunte, lo que no espere es que se cayera al piso por el golpe debí medir mi fuerza— Con un simple cállate Aldo estaría no me maltrates eso solo lo puede hacer Karla— ni trato de defenderme, ya que él solo se esconde detrás de su pareja. Trato de no reírme de todo lo que está pasando yo solo quería una vida normal y termine metida en un mundo sobrenatural en la que pertenezco en donde mis mejores amigos con los que crecí son mis suegros mi padre y básicamente toda familia son Dioses yo soy un ser mitológico que puede resurgir de entre las cenizas.

Nos quedamos conversando una rato sobre todo lo que nos ha pasado burlándonos de nosotros, hasta que me dio hambre lo sé, soy tragona en mi defensa tanto poder necesita cargarse.

—Tengo hambre — me quejo, no quiero moverme tengo pereza caminar, eso quedo en mí desde que era humana

—¿Qué quiere comer mi Luna?— dice mi lobito mientras me pega más a él es cómodo no acepto críticas o miradas de burla.

— Pues a ti — juro que lo vi sonrojarse por lo que dije, aunque no fui la única, Aldo también se dio cuenta y no duda en molestarle. Necesito hacer algo para que no lo moleste tanto o traerle a alguien que sea igual o peor que él en burlas puedo ser yo, pero, conmigo caería rápido necesita sufrir más por molestar tanto a mi Mario.

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