La hija de mi padrastro romance Capítulo 32

Todavía no sabía qué pretendía hacer Diego, pero tenía confianza en que haría lo mejor por los dos.

Ya era mediodía cuando salimos de la cascada y fuimos a almorzar. Desde la puerta ya podía oler la comida, que era maravillosa.

- Que rico olor Maria

María: Siéntate Yanka, hoy vas a degustar el mejor pollo campero de tu vida.

Diego: Eso es cierto, hasta el día de hoy no he encontrado a nadie que lo hiciera mejor. Todos nos reímos. Cuando me sirvieron y me pusieron la comida en la boca, tuve que estar de acuerdo con ellos, el pollo estaba divino, y por supuesto ya había comido pollo de corral antes, pero nada comparado con el de María.

- Disculpa mi glotonería, pero repetiré este plato. Todos nos reímos de nuevo. Después del almuerzo, aprovechamos la ausencia del sol y fuimos al lago a dar un paseo en bote a pedales, y yo me sentía completamente liviana, como si me hubieran quitado un peso de encima. Diego se detuvo en medio del lago para que hablemos.

Diego: ¿Sabes lo que te dije de que todos llevamos equipaje?

- Sí Diego: Al igual que tú, no quiero tomar mi pro que vamos a construir a partir de ahora. Así que te diré todo lo que necesitas saber. Por supuesto, con el tiempo me conocerás mejor, pero hay cosas que debes saber de inmediato.

- Todo bien

Diego: Como sabes, yo soy el único heredero de mi padre, pero él tenía otros dos socios, y cuando mi padre murió, esos socios se convirtieron en mis socios. Uno de estos socios tiene una hija que es un año mayor que yo y comencé una relación con ella.

El día que salimos por primera vez, me dijiste que tendría que relacionarme con alguien que sea de mi misma procedencia, que pudiera entender los motivos de mis viajes, pero ella no entendía, porque siempre decía que la ausencia nos impidió crear lazos profundos, que mis viajes me impidieron participar en cosas importantes de su vida.

Lo cual en realidad no era mentira, porque cuando hay problemas en un hotel, tengo que dejar todo donde estoy e ir a solucionar ese problema. Y una vez pasó esto en su cumpleaños, y tuve que venir aquí mismo a Fortaleza, y eso fue lo que la llevó a romper conmigo.

- ¿Y dónde vive ella?

Diego: En Salvador.

- Exactamente donde estabas hace días. Diego: Sí, y por eso te quería llevar, porque después de la ruptura, cada vez que necesito ir a Salvador, ella trata de quedarse conmigo, y cuando le digo que no tiene sentido que me involucre después de que ella rompió conmigo, dice que rompió conmigo porque no quería quedarse con alguien que siempre está fuera, y que al menos puede salir con otras personas sin que le cobren por ello. El problema es que ella sabe que siento algo por ella, y lo usa para conseguir lo que quiere, y al igual que tú, lucho por no ceder, pero a veces termino cediendo.

- Y la última vez que fuiste, ¿te rendiste? Diego: Sí, me rendí, y esto no hubiera pasado si estuvieras conmigo, y no digo que sea tu culpa, solo digo que yo también necesito apoyo para salir de esta. Soy un buen chico yanka, y también soy comprensivo.

Yo creo que la mentira tiene más peso que el acto de ceder. Porque hay sentimientos que no podemos controlar, pero podemos elegir decir la verdad o no. Quiero ser la persona a la que llamas en momentos de desesperación y le dices: Diego, esto acaba de pasar y no sé cómo solucionarlo.

No quiero ser la persona que cobra, quiero ser la persona que recibe tu confianza, sin que yo tenga que estar pidiéndola.

- ¿Entonces me estás diciendo que cuando nos comprometamos, no me juzgarás por ceder, sino por no decirte que cedí?

Diego: Te voy a juzgar por el contexto yanka, porque no puedes usar eso para ser libre de acostarte con cualquiera. Si el contexto me dice que luchaste contra él, que fue más fuerte que tú, que realmente no pudiste controlarlo, que estuviste al límite, intentaré entender tu lado. Pero si el contexto me dice que tuviste que elegir, que pudiste huir, que pudiste evitarlo y no lo hiciste, vamos a romper, porque esta no es una relación abierta.

Es una relación basada en la confianza. Ahora tienes algo a lo que aferrarte. Ahora tienes una relación de la que debes cuidar, y yo también.

- ¿Entonces cada vez que vas a Salvador, tengo que ser consciente de que corres el riesgo de acostarte con tu ex?

Diego: No, cada vez que voy a Salvador debes ser consciente de que haré todo lo posible para alejarme de ella, porque sé que si estoy cerca, corro el riesgo de ceder. ¿Estás viendo la diferencia? Tengo la opción de alejarme de Yanka. Y puedes estar seguro de que si estoy cerca de ella, no fue mi elección, algo sucedió, algo me impidió alejarme. Hay un contexto.

- Pero quien decidirá si me afecta o no soy yo Diego, y no el contexto. Puedo ver la misma situación que tú miraste y tener una perspectiva diferente a la tuya. Cierta situación puede parecerte inevitable y para mí puede parecer que no te has esforzado lo suficiente.

Diego: Y ahí es donde entra la confianza. - Todo esto es demasiado complejo para mí.

Diego: No te puedo cobrar ahora que no cedas a las insinuaciones de este tipo. Pero puedo pedirte que evites estar cerca de él, Yanka. Y si no puedes mantener la distancia, cuéntame la verdad sobre lo que pasó. Decidiré si lo que me dices cuenta como justificación o no. Si esto me pasa alguna vez, y me abro a ti y piensas que lo que hice fue una traición, no tengo derecho a decir lo contrario, porque no puedo dictar tus sentimientos.

- Ahora yo entiendo.

Diego: Seré lo más veraz y transparente contigo, y quiero recibir lo mismo.

El día que te sientas libre de todo este sentimiento por este chico, yo también necesitaré saberlo.

- ¿Por qué? Porque si aún después de no sentir nada por él, te vas a la cama con él, sabré que no te moviste por sentimientos, y en ese caso, tuviste una opción. Y para mí, eso será una traición que acabará con todo lo que tenemos.

- No sé si tengo esa madurez.

Diego: de que? para decirme la verdad?

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