La mimada del Alfa romance Capítulo 41

Omnisciente

Una semana ha pasado desde que Xander y Camila se muestran cada día cuanto se aman en su habitación y de vez en cuando en su oficina mientras el alfa y la luna son ignorante a todo lo que planea el superior de los cazadores quien está decidido a cumplir su promesa de hacer correr la sangre del príncipe y destruir lo que más ama, su luna.

El vampiro es como una serpiente, le envenena la mente cada día llevándole información de aquella traidora que está infiltrada en la manada del alfa rey. Una mujer despechada y llena de odio, ya que el amor de su vida, no quiere estar a su lado, por lo que el chupasangre susurra a su oído que eliminando a la luna conseguirá lo que quiere y esta de tonta le cree todas sus mentiras.

Lo que nadie sabe es que aquel vampiro solo quiere una cosa, la muerte del príncipe alfa y que su plan está saliendo, tal y como lo ha planeado durante todos esos años.

(...)

—Camila, sabes que no quiero que salgas sola de la manada, —se preocupa Xander mientras firma algunos papeles con su alta voz activado en el teléfono.

—Solo saldré a comprar algo al centro comercial, —responde Camila como toda una mimada—Además, sabes que me sé cuidar sola y que soy una cazadora fuerte, —le recuerda mientras cepilla su cabello, Xander suspira y calcula la posibilidad que existen de que alguien le haga daño.

Gruñe porque sabe que su luna es buena en defensa y que incluso ha pateado el trasero de los mejores guardias de la mansión.

—Está bien, —murmura pasando una mano por su cabello.

En estos días no todo ha estado color de rosa para el alfa, el cual ha recibido constantes amenazas anónimas y para no preocupar a Camila decidió callar y aumentar la vigilancia en la manada.

—Por eso te amo lobito, —susurra tomando su bolsa y sacando el teléfono de alta voz.

—¿Por qué me dejo manipular con facilidad?—Pregunta serio.

—Por eso y por otras cosas más, —responde la luna soltando una risa al escuchar el gruñido del lobo—Además, te conviene lo que compraré, —añade casi ronroneando lo último y colgando la llamada dejando al alfa con mucha intriga.

Camila va directo al garaje donde toma su pequeño coche rosa que le regalo Xander hace dos días por su cumpleaños número dieciocho. Desde pequeña a la mimada le gusta el rosa en casi todas sus tonalidades, excepto el chillón como le llama ella, no es de su agrado. Enciende el vehículo y sale de la casa, con rumbo a la puerta principal, toca un botón en su volante y las enormes puestas se abren.

(...)

La mimada observa los relojes de distintos tamaños y colores sin darse cuenta de que es espiada y que cada uno de sus movimientos son estudiados.

—Quiero ese, —señala uno de oro, con algunos diamantes incrustado.

Sonríe al imaginar cómo se le vería a Xander el reloj.

Tres minutos duro dentro de la tienda para ir a una que se volvió su favorita desde hace tiempo y es la tienda de lencería. La mimada ama ver como los ojos de su alfa cambian de color al verla con esa ropa interior provocativa las cuales en su mayoría terminan rota.

—Estás me las pagas, lobito, —susurra mirando esa área a la que no le gusta ir con frecuencia, Victoria Secret donde encuentras bragas hasta de cien euros. Observa una de encaje blanco justamente de su talla, lo toma—Serás la sorpresa, —susurra mirando la ropa interior que acaba de tomar.

(...)

Cuando Camila está en el estacionamiento sus sentidos se activan al escuchar pisadas detrás de ella. Su cuerpo entra en tensión y se gira para encontrarse con tres sujetos vestidos de negro, no entiende bien lo que sucede, pero tampoco le demuestra miedo.

Solo es cuestión de segundo para que Camila esté rodeada por los sujetos que no desprende olor alguno para poder identificarlos o señalar a la especie culpable de cualquier delito que se cometa en contra de la luna.

—¿Qué quieren?—Pregunta la mimada, directo y sin expresión alguna mirándolos a cada uno.

Ella observa con atención los movimientos de cada uno.

—A ti, —responde uno de los sujetos, Camila deja las bolsas de su compra en el suelo y se coloca en posición de pelea, no se dejará atrapar tan fácil.

—Tendrán que matarme antes, —anuncian y estos se lanzan sobre la mimada, pero ella se defiende, patadas, puñetazo y cabezazo contra los secuestradores que tienen una orden directa del superior de llevarla con vida

Camila se defiende y bloquea algunas patadas que uno de los sujetos le lanza, pero nunca espero que alguien lance un tranquilizante que en cuestión de segundo la deja fuera de batalla.

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