La venganza de un grande romance Capítulo 34

Los Sosa no pudieron más que sentarse en silencio y conmocionados, después de ver en la televisión el arresto del Dragón de los Nueve Tatuajes. Pronto, Samuel Sosa se las arregló para averiguar qué le había pasado exactamente utilizando sus conexiones, y así, después de colgar la última llamada, dedicó una sonrisa de dolor a su familia:

—Al parecer, un jefe militar estaba en la ciudad con sus tropas para una operación antiterrorista, y el Gran Hermano Draco cayó por casualidad en su trampa.

Los miembros de la familia intercambiaron miradas entre ellos al escuchar eso:

—¡No es de extrañar que Penélope Sosa pudiera convocar a los combatientes de élite para enfrentarse al Gran Hermano Draco! ¡Parece que tuvieron suerte! —dijo Pablo Sosa de repente.

Alfredo Sosa frunció el ceño:

—¡Pequeño bastardo! ¿Cómo es que tuvo tanta suerte?

—Papá, creo que es hora de aumentar el nivel de presión sobre Penélope —dijo Samuel Sosa.

Alfredo Sosa frunció el ceño:

—Con Dante Huerta en la cárcel, ¿de qué otra manera van a obligar a Penélope Sosa a entregar el proyecto?

—José Miranda, de la Corporación Cumbre Central, ha expresado su interés en este proyecto —explicó Samuel Sosa con una sonrisa—. Puedo intentar convencerlo para que presione a Penélope Sosa para que se lo entregue.

Los ojos de Alfredo Sosa se iluminaron de inmediato:

—Cumbre Central es una empresa sólida, por eso dudo mucho que Cruz tenga alguna posibilidad si ellos entran en acción. Sin duda volverá con nosotros cuando se dé cuenta de que está en graves problemas y si eso ocurre, el proyecto regresará a nosotros en definitivo. —Samuel Sosa asintió antes de continuar—: Así es. Una vez que recuperemos la propiedad del proyecto, podremos trabajar en conjunto con la Cumbre Central para completarlo. Tal vez incluso podamos proponer el matrimonio entre nuestros hijos y los suyos para que podamos unirnos a las filas de la familia Myers.

Alfredo Sosa se quedó ligeramente sorprendido:

—¿Matrimonio? ¿Qué quieres decir?

—Bien entonces. Si eso es cierto, entonces supongo que esa pequeña bastardo puede agradecer a los dioses.

...

Durante los días siguientes, los obreros del Grupo Cruz trabajaron incansablemente para demoler los viejos edificios de la Villa Asiática, y cada pala de tierra que echaban era como el dinero que se había invertido en este proyecto. Desde el inicio de éste, los fondos del Grupo se agotaban constantemente en sus inventarios.

Penélope Sosa había tomado cinco millones de Nataniel Cruz como fondos iniciales cuando creó el Grupo y éste aportó otros veinte millones poco después de que empezaran con el proyecto. Pero, aun así, el presupuesto de Grupo Cruz seguía siendo bastante ajustado.

Penélope empezó a preocuparse por el dinero, pero no lo mencionó delante de Nataniel Cruz. Pensaba que éste ya había gastado mucho en coches, casas y el mismo Grupo, así que no quería agobiarlo más. Sin embargo, el proyecto de construcción del Centro Comercial Asiático estaba todavía en sus primeras etapas, y necesitarían una tonelada de dinero para pagar los gastos actuales y futuros.

La mujer lo meditó durante mucho tiempo, y pensó que la única manera de resolver ese problema sería conseguir patrocinio. Buscó entonces activamente varias fundaciones de renombre y les presentó los planes de negocio que había elaborado cuidadosamente previamente. Sin embargo, para su horror, todas rechazaron su propuesta. A la mayoría les gustaba el proyecto, pero les preocupaba la inexperiencia de Penélope Sosa en la gestión de una empresa tan joven y como resultado, no pudo conseguir ni un solo socio.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La venganza de un grande