Cámara Jade, Hotel Juno.
Un hombre cincuentón y regordete llamado José Miranda disfrutaba de un vino con Mario y Míriam Sosa mientras un par de guardaespaldas uniformados montaban guardia con las manos a los lados.
La mujer se levantó para servir vino a José Miranda:
—Soy su subordinada, señor Miranda, así que sería estupendo que me ayudara en el futuro como sénior.
José Miranda estudió el vestido ceñido al cuerpo de Míriam Sosa mientras aceptaba la copa de vino de ella. Acarició su mano y rio de forma coqueta:
—No hay nada como estar rodeado de gente joven que me haga feliz. Me gustan especialmente las guapas como usted, Señorita Sosa.
—¡Tonto! —dijo Míriam Sosa y Mario Sosa ofreció una sonrisa tonta desde donde estaba sentado.
De repente, alguien llamó a la puerta, la cual en seguida se abrió para revelar una hermosa pareja, guiada por un camarero:
—La señora Sosa está aquí, señor Myers —anunció el camarero, agachando la cabeza.
Resultó que la pareja que acababa de llegar era Nataniel Cruz y Penélope Sosa, pero ésta última solo se dio cuenta de que el señor Myers tenía compañía cuando entró en la habitación.
Ella perdió todo el respeto por la familia Sosa después de ser expulsada de ella y cuando vio a Mario y Míriam Sosa, se quedó paralizada por un momento antes de decir:
—Así que ustedes también están aquí. Supongo que ya no es necesaria mi presencia. —Se dio la vuelta para marcharse.
Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, Mario Sosa se levantó y preguntó:
—¿Qué estás haciendo, Penélope?
Nataniel Cruz miró a José Miranda con una sonrisa fingida:
—Encantado de conocerlo, señor Miranda.
José Miranda le lanzó una mirada fulminante:
—¿Quién es usted?
Penélope Sosa ya había notado que la mano de José Miranda se acercaba a su cintura y estaba a punto de esquivarla, por lo que no esperaba que Nataniel Cruz detuviera antes el intento de acoso. Miró a José Miranda con desconfianza y anunció:
—Éste es Nataniel Cruz, mi marido.
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