La verdad de nuestra historia romance Capítulo 104

Luciano permaneció en silencio hasta que la pareja terminó de hablar.

—Estás pensando demasiado. No tengo planes de dejar que Roxana vuelva —dijo Luciano con calma.

«Al menos no ahora».

Antes, mientras sus padres hablaban, no dejaba de pensar en las veces que había interactuado con Roxana durante todo ese tiempo y llegó a la conclusión de que la mayoría de ellas se debían a Estela. Luego de pensar en eso, Luciano se sintió extrañamente un poco irónico. «A juzgar por la actitud de Roxana la primera vez que nos encontramos, de seguro me habría evitado de no ser por la presencia de Ela y el asunto que preocupa a mis padres ahora es aún menos probable».

Sonia se calmó un poco tras escuchar las palabras de su hijo.

—Me alegra oír eso. En cuanto a Abril, ¿cuándo piensas formalizar con ella? Cuanto antes lo hagas, más rápido Estela tendrá a alguien que la cuide.

Luciano frunció el ceño mientras se mostraba en desacuerdo.

—En comparación con Roxana, me preocupa más dejar a Abril a cargó de Ela. Abril siempre se ha mostrado distante con ella, así que todavía tengo que considerar cuidadosamente el matrimonio.

Sin embargo, a Sonia no pareció importarle sus palabras y replicó:

—¿Acaso Ela no es distante con Abril porque tú no la aceptas? Si te hubieras casado antes con ella y la hubieras dejado pasar más tiempo con la niña, al final habrían desarrollado una buena relación. Además, se nota que Abril siempre se ha dedicado a cuidar de Ela todos estos años.

Al oír eso, Luciano frunció el ceño con un poco de impaciencia.

—Hablemos de esto más tarde. Estoy cansado.

A lo largo de los años, aunque Abril siempre se había comportado de forma inocente e inofensiva ante ellos y trataba bien a Estela, él no creía que la niña la evitara sin motivo, además de no tener ningún tipo de sentimientos hacia Abril. En ese momento, mientras más la mencionaba su madre, más le molestaba.

Sonia suspiró cuando su hijo la interrumpió.

Al escuchar a su padre, Luciano no pudo evitar sentirse preocupado. Por supuesto que sabía que su madre tenía la intención de no dejar que Estela se relacionara con Roxana, pero no podía contradecir lo que dijo su padre.

Mientras él permanecía en silencio, Sonia se levantó y se fue con Estela en brazos. Al final, Luciano no dijo nada y pensó que iría a buscar a la niña dentro de dos días.

En la casa de sus abuelos, Estela se portó muy bien y se durmió obedientemente después de cenar. Mientras tanto, Sonia aprovechó para llamar a Abril y decirle que fuera por la mañana para llevar a Estela al jardín de infantes porque creía que a la niña no le agradaba Abril dado que nunca pasaban mucho tiempo juntas.

A la mañana siguiente, Abril llegó temprano y, tras saludar al matrimonio, alargó la mano para acariciar a Estela, quien recién terminaba de desayunar y palideció al ver que Abril se le acercaba. En cuanto vio que ella le extendió la mano, se encogió aún más y mostró resistencia.

—Pórtate bien, Ela. La señorita Pedrosa te va a llevar al jardín de infantes y si no te vas ahora, llegarás tarde —la persuadió Sonia con mucha paciencia.

Al oír eso, Estela dudó durante un rato; sin embargo, al pensar que podría ver a los dos niños cuando llegara al jardín, caminó de mala gana hasta el auto.

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