La verdad de nuestra historia romance Capítulo 124

Roxana cocinó la cena luego de pedirle a sus dos hijos que cuidaran de Estela. Había anotado toda la información relevante que Luciano le había mencionado con anterioridad y también se aseguró de preparar la comida según las preferencias de la pequeña. Cuando la cena estaba lista, Roxana le pidió a Andrés y Bautista que bajaran con la niña. Tal como un cuento de hadas con príncipes y princesas, los dos niños tomaron las manos de Estela mientras bajaban las escaleras los tres juntos. Al verlo, se conmovió por la ternura, pero, al pensar en el estado de esa niña no pudo evitar fruncir el ceño y sentir compasión por ella.

Andrés y Bautista permitieron que Estela se sentara junto a su madre en la mesa del comedor y ellos se sentaron a su lado. Roxana les dio unas palmadas en la cabeza y se sentó para darle de comer a la niña, quien pudo comer todo sin problemas; quizás porque la mujer lo había preparado tal cual ella lo prefería.

Después de la cena, Roxana les pidió a sus hijos que acompañaran a Estela a su cuarto para que se bañara y que luego se fueran al suyo.

La niña no se inmutó mientras Roxana la ayudaba a desvestirse. Al quitarle los pantalones, la mujer le encontró moretones espantosos y heridas en los glúteos.

—Debe haber sido muy doloroso, ¿no? —le preguntó Roxana mientras acariciaba las mejillas de la niña; sentía pena por ella.

Estela, a modo de respuesta, solo la miró fijo.

—No te preocupes; seré amable y llamaremos a tu papi cuando termine de bañarte —continuó Roxana angustiada luego de permanecer en silencio un breve momento.

Después de bañarla con rapidez y cambiarle la ropa, la mujer la hizo esperar en la cama mientras llamaba a Luciano.

—¿Qué ocurre? ¿Ela le ha causado algún problema? —contestó de inmediato la llamada.

—¿Está seguro de que la expulsión de Andrés y Bautista provocó que el autismo de Ela empeorara? —preguntó seria.

—¿A qué se refiere? —respondió con el ceño fruncido.

Roxana se angustió muchísimo al darse cuenta de que él no estaba al tanto de lo que le había ocurrido a la niña y la idea de que fuera un padre irresponsable también la perturbaba.

—En ese caso, debería preguntarle sobre esto ya que puede que ella sepa lo que usted no.

Luciano asintió y le pidió a Camilo que la buscara de inmediato.

—¿Has visto las heridas que tiene Ela?

A Catalina se le desfiguró el rostro al ver las marcas en el cuerpo de la niña.

—¿Qué le sucedió? ¡Ayer estaba bien! ¿Quién pudo haberle hecho algo tan cruel a la señorita Estela?

—Eso significa que este incidente ocurrió hoy. —La mirada de Luciano se tornó apática.

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