La verdad de nuestra historia romance Capítulo 140

Mientras regresaba, Sonia reflexionó sobre el asunto y decidió llamar a Abril, quien estaba desconcertada al ver que la llamaba tan temprano en la mañana.

—Abril, hablé con Luciano y no volverá a mencionar nada respecto de cancelar la boda.

Aunque en realidad Sonia lo había decidido de manera unilateral, le comunicó la noticia por el simple hecho de que su hijo no se opondría a ella. Abril se emocionó al escucharla.

—¿Es en serio, señora Fariña? Pero ¿qué ocurre con Roxana? Parece muy cercana a él. Además, a Ela también le agrada.

El tono de voz de Sonia se tornó apático al escuchar el nombre de Roxana.

—Ignórala; tú serás la futura esposa de Luciano. En cuanto a Ela, tienes que ser más paciente con ella, pues todavía es una niña. Dejaré pasar el asunto esta vez, ¡pero será mejor que no vuelvas a hacerlo!

—Señora Fariña, le prometo que trataré a Ela como si fuera mi propia hija —asintió de inmediato. Sin embargo, la idea de que Estela se quedara con Roxana durante los últimos dos días la inquietaba—. Por cierto, ¿Ela se ha ido a casa? Quisiera tener la oportunidad de disculparme con ella —continuó.

—Todavía no —contestó apática—. Quería llevármela, pero aún no se encuentra bien. Quiere quedarse con Roxana y eso la ayudará a recuperarse. Cuando se sienta mejor, la buscaré.

Al escucharla, el rostro de Abril se tornó sombrío. «¡Esa niña despreciable continúa con Roxana! Antes de esto, ella ha sido la razón por la que Luciano no me quiere y se niega a casarse conmigo; se está acercando a Roxana y podría convertirse en el motivo por el cual Luciano decida volver a casarse con ella». Cuanto más pensaba en ello, más se molestaba. Era consciente de que su única esperanza continuaba siendo Sonia y, por eso, le habló de manera gentil.

La mujer la aconsejó para que se sintiera mejor y no dudara; a Abril se le iluminaron los ojos mientras asentía con una sonrisa.

Por la tarde, Roxana llegó al jardín de infantes a horario para recoger a los tres niños. Allí, estaba Luciano esperándola; supuso que se quedaría a cenar como el día anterior. No obstante, le dijo que estaba ocupado y se marchó inmediatamente después de dejarlos en la puerta de la casa.

Catalina los esperaba con la cena lista. Cuando terminaron de comer, Roxana jugó un rato con los niños en la planta baja y luego los llevó a la cama.

La mujer arropó a Andrés y a Bautista y regresó a su habitación, donde Catalina acababa de bañar a Estela. Después de ponerle un pijama que asimilaba a un conejo, la niña parecía un oso de peluche mientras esperaba a Roxana sentada en la cama con los ojos brillantes. En cuanto la vio entrar, esbozó una sonrisa tierna y extendió los brazos; Roxana la levantó y la pequeña la abrazó por el cuello. Cuando Estela apoyó el rostro contra el de ella, Roxana se conmovió muchísimo por la actitud de la niña.

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