La verdad de nuestra historia romance Capítulo 169

Al ver a los guardaespaldas tomando las cajas con fuerza sin expresión alguna, Roxana se sintió bastante desconcertada.

—Esto son…

—Legos —respondió Luciano—. Escuché que los niños dijeron que querían jugar ayer, así que a mitad de la noche le pedí a mi asistente que les comprara algunos. También hay algunos rompecabezas desafiantes en el interior; creo que les gustarán.

Roxana se quedó perpleja y volvió a mirar a los musculosos guardaespaldas de aspecto sombrío. De alguna manera, pensaba que la vibra que emanaban no coincidía con lo que cargaban en las manos.

—Permita que dejen las cajas. —Luciano les indicó a los hombres que ingresaran a la casa.

La mujer vaciló por unos segundos y se hizo a un lado para que dejaran las cajas. Al mismo tiempo, los niños salieron corriendo de inmediato cuando escucharon sonidos desde el comedor. A Andrés y a Bautista se les iluminó la mirada cuando se colocaron de pie junto a las cajas y las miraron con atención. Por su parte, Estela dio vueltas alrededor de Luciano antes de regresar con sus hermanos y seguir lo que estaban haciendo.

Asombrado por lo que tenía delante, Bautista le insistió a su madre para que les abriera las cajas. Nunca se imaginó que habría Legos en su casa esa mañana cuando los habían pedido la noche anterior. Además, también había rompecabezas de edición limitada que quería, pero que no se atrevía a pedirle a Roxana que se los comprara porque eran muy costosos; para su sorpresa, también estaban dentro de esas cajas. Ni siquiera Andrés pudo contener la emoción.

—¿Son para nosotros? —Bautista miró al hombre en la puerta, le brillaban los ojos de alegría.

Luciano asintió con la cabeza en silencio. En cuanto el niño recibió su confirmación, vitoreó con una dulce voz y esbozó una gran sonrisa.

—¡Gracias, señor Fariña!

Andrés, en cambio, era un poco más reservado, por lo que sonrió y le agradeció al hombre.

—Estoy feliz de saber que les encantan —dijo Luciano con un asentimiento de cabeza.

Su interacción hizo que Roxana frunciera el ceño y, al mismo tiempo, comenzó a preocuparse. Luciano pensó que a ella no le agradaba que él les diera regalos a los niños sin informarle de antemano, así que dijo de forma casual:

—De hecho, necesito tu ayuda con algo. —Él fue directo al grano—. Hay un proyecto al que necesito que le hagas un seguimiento en su investigación y desarrollo. Te reenviaré los detalles en un momento para que les des un vistazo.

Al escuchar que se trataba sobre trabajo, Roxana accedió de inmediato. Ambos conversaron un poco sobre el proyecto antes de que ella intentara averiguar, preocupada, sobre el regreso del hombre.

—¿Cuándo regresará? Déjeme ir a recogerlo.

Javier miró su agenda y respondió:

—Quizás no tan pronto. Te lo haré saber con anticipación.

Ella asintió con una breve respuesta.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La verdad de nuestra historia