La verdad de nuestra historia romance Capítulo 171

Como si percibiera una mirada despectiva en dirección a ella, Roxana se dio vuelta para observar perpleja sus alrededores; no obstante, no vio nada extraño.

—¿Qué sucede? —preguntó Leandro con un tono preocupado al notar el cambio de expresión.

Ella solo apartó la mirada y negó con la cabeza, aunque parecía un poco inquieta.

—No es nada.

En cuanto terminó de hablar, pareció estar en su propio mundo durante el resto de la comida. Sabía que la ardiente mirada que sintió antes no fue solo su imaginación; sin embargo, no pudo descubrir de dónde provenía. Solo después de que terminaron de cenar, dejó sus sospechas de lado, a regañadientes.

—Es tarde. Déjame llevarte a casa —le propuso Leandro como un caballero.

No obstante, ella rechazó la oferta con amabilidad.

—No es necesario. Vine en auto, así que será mejor que no te moleste.

Él no tuvo más remedio que respetar su decisión. Ambos salieron del lugar mientras conversaban y, solo después de ver que ella se subió al auto, él se dirigió al suyo y salió despacio del estacionamiento. Por su parte, Roxana acababa de abrocharse el cinturón de seguridad y estaba a punto de poner el auto en marcha cuando alguien abrió la puerta del acompañante de forma abrupta; se subió un hombre que emanaba un aura escalofriante. Ella se sobresaltó alarmada y quedó paralizada, pero igual miró de forma instintiva el asiento del acompañante. Después de ver bien el rostro de la persona, frunció más el ceño.

—¿Qué hace, señor Fariña?

Inexpresivo, Luciano cerró la puerta del auto.

—Nada. Mi auto se averió y dio la casualidad de que la vi aquí. Por favor, lléveme de regreso, señorita Jerez.

El aura escalofriante que lo rodeaba era casi palpable. Roxana sabía muy bien que el ambiente solo se tornaría más tenso si continuaba investigando, así que arrancó el auto sin pronunciar otra palabra. Durante todo el viaje, permanecieron en completo silencio.

Luciano miró fijo con el ceño fruncido a la mujer junto a él. «Es tan cercana a ese hombre… Y se acaban de encontrar. La forma en la que interactuaban antes hacía que parecieran una pareja…». A esas alturas, no pudo contener más su curiosidad y rompió el silencio.

—Ese hombre… ¿es el padre de Andrés y Bautista?

—Si ese es el caso, quizás quiera ser considerada con sus hijos y mantener la distancia con otros hombres.

En realidad, Roxana había encontrado a Luciano un tanto extraño desde que se subió al auto y, a esas alturas, incluso lo que dijo hizo que se sintiera un poco incómoda. «Mmm… ¿por qué suena como si estuviera siendo sarcástico e intentara insinuar algo?».

La breve conversación ya había hecho que ella se sintiera molesta y se le había agotado la paciencia después de que escuchar lo último que dijo.

—Señor Fariña, ¿qué derecho tiene para decir eso? ¿Cree que usted lo hace bien en ese aspecto?

Luciano reconoció la ironía en sus palabras y frunció un poco el ceño. Roxana detuvo el auto lentamente y miró al hombre que tenía al lado.

—Antes de entrometerse en asuntos ajenos, preocúpese por los suyos.

—¿Qué hice mal? —La expresión de Luciano se tornó más sombría.

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