En la mansión, Lisa había estado esperando que regresaran para cenar durante un largo rato.
—¿Qué sucedió? ¿Por qué llegaron todos tan tarde? —preguntó tras apresurarse hacia ellos cuando los vio entrar.
—No pasa nada. Tuve que trabajar horas extra. Por favor, cuida a los niños. Estoy un poco cansada, así que me iré a dormir ahora —respondió forzando una sonrisa.
Cuando Lisa vio lo pálida y cansada que estaba Roxana, aceptó cuidarlos de inmediato. Roxana conversó un poco con los niños y luego se fue a su habitación.
A la mañana siguiente, cuando Lisa terminó de preparar el desayuno, se dio cuenta de que Roxana no estaba por ningún lado. Por otro lado, los niños, ya habían bajado e incluso se habían vestido.
—Ustedes coman, yo iré a ver a su madre —dijo Lisa.
Estaba un poco preocupada cuando se acordó de lo cansada que lucía Roxana la noche anterior, pero los niños la detuvieron cuando escucharon lo que dijo.
—No hace falta. Mami siempre está cansada después de hacer una cirugía. Déjela dormir y solo despiértela si sigue durmiendo a la tarde.
Lisa vaciló por un momento, pero al final aceptó lo que le dijeron. Se aseguró de que los niños desayunaran y luego los llevó al jardín.
Era bastante tarde para cuando llegó a casa, pero Roxana todavía dormía; no obstante, decidió que no iba a molestarla. Solo preparó unas gachas para que Roxana pudiera comer cuando se despertara.
La mujer se levantó de la cama en el instante en el que se despertó y vio la hora. «¡Son las once, ¡los niños llegan tarde!». Estaba por tirar la sábana cuando se acordó de que había contratado a una empleada y era probable que los niños ya estuvieran en la escuela. De forma extraña, se sintió extenuada después de que se relajó; así que volvió a dormirse hasta que alguien golpeó la puerta.
—¿Señorita Jerez, está despierta? —preguntó Lisa.
Había esperado toda la mañana y se apresuró a ver cómo estaba cuando se hizo el mediodía.
Se reflejó decepción en la mirada de Estela cuando vio a Lisa allí.
Andrés y Bautista sabían que Estela extrañaba a su madre y se preocuparon de que rehusara a irse a casa como el día anterior, así que uno de ellos se adelantó y preguntó:
—¿A dónde está mami?
Lisa estaba preocupada por Roxana, quien estaba sola en casa en ese momento. Tras escuchar la pregunta, frunció el ceño.
—La señorita Jerez está enferma y descansando. Apresurémonos.
Los dos niños se pusieron nerviosos cuando la escucharon. Asumieron que su madre se recuperaría tras descansar un poco, como era habitual; pero no se imaginaron que estaría tan cansada como para enfermarse.
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