La verdad de nuestra historia romance Capítulo 209

—Mami, ¿estás de mal humor? —Andrés y Bautista la miraron con preocupación.

Al oír su pregunta, Roxana se sorprendió. Pensaba que había ocultado bien sus emociones delante de sus hijos, pero ellos se dieron cuenta de su trampa.

—¿Por qué lo preguntas? —inquirió ella con indiferencia mientras los miraba por el espejo retrovisor.

Andrés se quedó desconcertado.

—Acabas de ignorar a Ela. ¿El señor Fariña te hizo enojar?

En cuanto oyó que mencionaba a Luciano comenzó a sentirse nerviosa y sintió un malestar en el estómago. Debía haber sido muy apegada a él durante ese tiempo para que Andrés lo hubiera malinterpretado.

—Ela casi se pone a llorar —añadió Bautista.

Roxana frunció el ceño y, aunque no vio a Estela con sus propios ojos, se sintió consternada al imaginar el rostro triste de la niña. Entonces, deseó poder disculparse con ella. Al oír las palabras de Andrés, reafirmó aún más su inclinación a cortar su vínculo con Luciano. A pesar de que no quería interferir en la amistad de los niños, sí quería limitar su contacto con él. Roxana los miró de reojo y dijo:

—Salgan antes de que terminen sus clases. Estaré ocupada, así que la señorita Landa los recogerá.

Como Andrés y Bautista no obtuvieron la respuesta que querían, intercambiaron miradas antes de asentir de forma obediente.

Ella siempre había sabido acerca del compromiso de Luciano y Abril, de hecho, no le importó cuando la noticia se hizo pública. Roxana y ella vivían una al lado de la otra y se dio cuenta de que Luciano había estado visitando a su amiga con bastante frecuencia. Incluso, intentó buscarle una explicación cuando se dio a conocer el compromiso, ya que pensó que él no tenía intenciones de continuar con esa farsa, no obstante, se enojó mucho al ver las noticias del día anterior. Si Luciano quería estar con Abril, ¿por qué buscaría entonces a Roxana? «Es una escoria».

La amargura carcomía a Roxana.

—Desde el principio, estaba todo decidido para que él se casara con Abril. No lo pienses demasiado.

Magalí miró atónita a su mejor amiga. «Ella es quien debería estar más afectada por la noticia y, sin embargo, aquí estoy yo, haciéndola sentir peor con mi discurso». Luego de expresar todo su enojo, se levantó de repente de su asiento mientras le sujetaba el brazo de Roxana.

—Vamos, iremos a tomar algo y no volveremos hasta que las dos estemos embriagadas. Olvídate de esos miserables.

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