Esam
Soy el hijo correcto, que todos los padres del mundo quisieran tener, soy el que ayuda, el que siempre está presente, diferente a Emhre que siempre llevó la vida que siempre quiso en los clubes y en las camas. de todas las mujeres que le dieron paso.
Pero no soy el santo que todo el mundo piensa, y tengo tantos defectos como cualquier ser humano.
Siempre he estado enamorado de mi prima Nathalia, creo que desde que la vi por primera vez cuando era una bebita, blanca con ojos verdes y cabello negro.
Pero nunca fui el hombre adecuado para ella, soy un bastardo enfermo que no merece tener su amor.
Siempre fue una mujer fuerte, independiente, trabajadora y tantos otros adjetivos que no puedo describir.
Por su historia de vida y por la fuerza y coraje que transmite esa mujer, no la merezco.
- Pero no puedo dejarla.
Reviso sus redes sociales todo el tiempo para saber dónde está, podría conectarla para ubicarla donde sea que vaya.
Simplemente no lo hago porque sé que si mi familia se entera sufriré las consecuencias.
Hace unos años, cuando todavía tenía diecisiete años y unos amigos me invitaron a ir a un club, dijeron que me iba a divertir mucho, estaba saliendo de la escuela secundaria y entrando a la universidad, así que tomamos este viaje a Nueva York y allí conocí lo que me consentiría de por vida.
SEX AND the CITY – NY, era un club como su nombre lo dice sobre el sexo, y yo aún era virgen fui con mis amigos, pagamos una buena cantidad para entrar, ya que es un club privado para miembros, algunas veces al año abrieron para visitantes que pagaron bien, pues no una fortuna, y nosotros como hijos de jeques multimillonarios teníamos ese dinero para gastar.
El club era frecuentado por millonarios y como ya les había comentado los socios, los visitantes podían afiliarse a la sociedad pagando la cantidad solicitada.
Todo era muy lujoso, al entrar nos sentimos como si estuviéramos en un hotel de cinco estrellas, la recepción tenía media luz, un mostrador de mármol negro brillante, un candelabro de cristal gigante, sillones Luis XI en beige y dorado, la alfombra negra en el furry piso, y un gran sofá dorado moderno y en el medio una mesa negra con un león dorado en el centro.
Era la marca del lugar, el león estaba estampado en algunos lugares.
No entendí el león en un lugar que vende sexo.
- El león representa al rey, quien manda y quien es el dueño de todo – una mujer de cabello negro y ojos verdes, se veía muy Nathalia – ¿Te gustaría ser el REY?
- ¿Rey?
– cómo se parecía a Nathalia.
- Si el REY - Llevaba un vestido negro, ceñido al cuerpo y sin ningún detalle, el pelo suelto y un maquillaje con ojos bien marcados en negro también era una mujer hermosa - Te acompaño hoy, vamos - Ella me entregó una máscara que prácticamente me cubría toda la cara, me la puse y nadie me reconocía, uno de los requisitos era que lleváramos ropa negra.
Luego entramos por una de las puertas doradas con el diseño del león, y un pasillo oscuro nos llevó a un casino, todo era muy dorado y rojo, muchos hombres jugaban y algunas mujeres y hombres en dorado circulaban con charolas entre los invitados.
- Esto es Central Park, un ala destinada a los jugadores - ella siempre está muy seria - ¿Quieres jugar?
"Todavía no", respondí.
Luego atravesó la habitación y se fue a otro pasillo oscuro con unos cuadros que observé con el rabillo del ojo, la luz muy tenue no daba mucha visión, y luego llegamos a otra habitación con mesas y mucha comida y bebidas, alguna comida aparte de los snacks que normalmente se sirven en los bares, un pasillo con muchas puertas y no entendí bien.
- Aquí tenemos La Gran Manzana, ala de comida – me miró a los ojos y dijo – ¿Quieres comer?
- Todavía no, gracias.
Caminó por el pasillo y allí pude ver que personas que tenían fetiches con algo relacionado con la comida, algunas cortinas estaban abiertas y podíamos ver lo que pasaba adentro, todo podía ser observado por unos curiosos espectadores que estaban en el pasillo, en uno de las habitaciones un hombre y una mujer estaban dentro de una tina donde parecía haber chocolate y estaban teniendo sexo, ella saltó encima del hombre y el chocolate se cayó de la tina con el movimiento de los dos.
- ¿Le gusta el chocolate?
- Sí, pero hoy no pienso comer chocolate.
En otra habitación con la ventana abierta pude ver a una pareja y otra mujer, las mujeres besándose mientras el hombre las observaba, fue interesante ver a los dos allí, para mí que era un niño virgen hasta que uno de ellos tomó al hombre y se llevó la cama y la otra cogieron unas verduras.
- La gente aquí es muy creativa – y no me quedé a ver dónde iban las verduras
- Aquí la gente puede cumplir sus deseos más ocultos, señor.
- ¿Donde están mis amigos?
– Me impresionó tanto que no me acordé de ellos hasta ahora.
- ¿Desea conocerlos señor?
- Sí.
- Vamos a conocerlos si lo deseas, puedo ver si están disponibles si lo deseas - sus ojos verdes eran muy expresivos - ¿O quieres seguir conociendo el club?
- Podemos continuar hasta encontrarlos.
¿Sus tacones golpearon el suelo, resonando, y llegamos a un centro comercial?
Así es, bolsos, zapatos, maquillaje, ropa de mujer.
Allí todo era para mujer y lo que pude ver eran de marcas famosas y todo con un precio muy alto.
- Aquí tenemos Times Square, un lugar para ir de compras - pasó los dedos por un vestido - Aquí pueden comprar sus fetiches o regalar a sus esposas por sentirse culpables, tenemos acuerdos con las marcas más grandes de Nueva York y conseguimos de todo lo que el cliente quiere.
- Finge que soy ella – ya me estaba esperando un vaso con algo de bebida y ella me ayudó a beber y luego me quitó la ropa – Soy ella, vamos.
Y entonces tuve sexo con ella, por primera vez, con cada toque vi a Nathi en mis brazos, como habíamos quedado juntos en perder la virginidad, ella que aún no estaba lista y ahora está aquí conmigo, la poseí. con todas mis ganas, cada beso la amaba más.
Su toque me hizo más y más excitado y más apasionado, estaba confundido, todo estaba sucediendo en cámara lenta, así que derramé mi placer sobre la mujer que amaba y me quedé dormido.
- Buenos días - llegó la voz sacándome de un profundo sueño - Tenemos que levantarnos, ya amanece y tienes que irte.
- Nathi me quedo aquí contigo – y la abracé sin siquiera abrir los ojos – Mi cabeza está a punto de estallar, no puedo ni abrir los ojos.
- Debe haber sido la bebida, pero tienes que irte - así que se levantó y me dejó allí.
Abrí los ojos y solo vi la figura que entraba por una puerta que imaginé era el baño.
Me dolía mucho la cabeza, pero decidí levantarme, bostecé y miré a mi alrededor, ¿y dónde estaba?
- ¿Natalia?
– No tenía respuesta, la ducha estaba encendida y ella estaba en la ducha duchándose – Nathalia, dónde estamos, estoy un poco confundida – y ella seguía duchándose y no me contestaba – ¿Nathalia?
– Abrí la Caja – ¿Por qué no me respondes?
- Porque yo no soy Nathalia.
Y me di cuenta que en realidad ella no era Nathi, era la mujer que estaba conmigo anoche, pero ¿qué me había pasado?
Estaba confundido, salí del baño y miré todo, había dos vasos sobre una mesa y olía el líquido, probablemente estaba drogado.
- ¡Mierda!
¡Mierda!
- Me miró, aún desnuda y secándose su cabello negro, realmente las dos eran muy parecidas - ¿Por qué me drogaste?
- Órdenes del Rey.
- ¿Quién es el rey?
- El Rey es el dueño del club, y quiere concertar una cita contigo, te mandará el día y la hora a tu teléfono - se retiró por una puerta lateral y desapareció, tomé mi ropa y salí de la habitación, un hombre me esperaba afuera, me acompañaba con cara de pocos amigos, afuera me esperaba un carro me metí ahí sin saber el destino que tendría.
Y solo pensé en cómo decirle a la mujer de mi vida que no la había esperado.
Que me había acostado con una mujer que no era ella.
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