Esam
dos meses antes
Emhre había viajado con Nathalia a Ibiza, y yo estaba loco de celos, para proteger a mi niña de ese cabrón mío, así que me fui con los dos y hasta me quedé en la misma habitación con él, no iba a dejar que ese idiota haga algo sexual con ella.
Siempre cultivé mis celos hacia ella, era algo sobre lo que no tenía control.
Descubrí un viaje en yate que Emhre había organizado cuidadosamente para los dos, y pensé que el porqué de todo esto era extraño.
Y yo no estaba incluido en la gira, mi hermano era raro diciendo cosas que si no fuera por él, incluso creería que estaba considerando la idea de pedirle matrimonio.
¿Cómo me enteré de la gira?
Yo estaba en la habitación preparándome para poder ir tras ellos.
Y vino un chico del hotel a confirmar con Emhre la hora en que debía recoger a la señorita Nathalia.
- Hola señor, ¿le gustaría confirmar con usted para llevar a la señorita Nathalia?
- ¿Llevar a la señorita Nathalia?
- Tengo curiosidad.
- Sí, la recepcionista me dijo que le pediste al conductor que te llevara a tu yate.
- Sí, ¿mencionó un tiempo?
- Traté de obtener información.
- Sí, dijo que usted programó alrededor de las once, y que todo lo que pidió preparar estaría listo a las diez y el chef haría su almuerzo - Pensé que analicé la situación.
- Dile a la señorita Nathalia que esté lista – Miré la hora en mi reloj – Dile que esté lista a las nueve y cuarenta y cinco, y la encontraré allí en el yate.
- Muy bien señor - le tengo una gran propina - Y solo una cosa más, mi hermano está en la habitación conmigo, pero me gustaría pedirle a la señorita Nathalia que se case conmigo y que sea algo más íntimo, ¿sabe?
– sonreí – Y si mi hermano termina yendo, romperá el ambiente del momento.
- Sí señor, la propuesta de matrimonio tiene que ser para dos - me tocó el hombro e hizo una mueca de que entendía sus intenciones.
- Entonces si mi hermano pregunta si salimos o fuimos a algún lado, puedes decir que no sabes, para no estropear el momento, soy un hombre romántico, me entiendes, ¿no?
- Claro que también hice una cena cuando le pedí a mi hermosa de casa que se casara conmigo.
- Merecen ser tratadas como reinas - se rió y asintió - Y como se merecen.
Cerré la puerta del corredor para prepararme para ir al yate y me encontraría con ella allí, porque si me viera, sabría que era yo y no Emhre.
Cuando llegué en el yate de mi hermano, me había preparado algo romántico, demasiado para mi gusto.
El chef me estaba esperando, me saludó y me preguntó si todo estaba a mi gusto y si había algo más que debía hacer.
Incluso mi hermano tiene buen gusto, pensé para mis adentros.
- Lord Emhre, hicimos todo lo que pidió.
- Sí, todo está perfecto, quiero hablar con el capitán, puede llamarlo también, por favor - así que me perdí en mis pensamientos.
Mi hermano y yo somos muy diferentes, me gusta ser puntual, responsable y mi ropa es siempre de traje y corbata.
A Emhre, que ya es irresponsable y desordenado, le gustan los jeans y una camiseta. Lo más que ha visto en su guardarropa de un hombre de negocios serio es un blazer o cuando mamá lo obliga a usar una corbata negra.
Mi hermano no piensa en el futuro, no trabaja, pero mantiene este yate en Ibiza para fiestas y diversión, apartamentos y parrandas interminables, probablemente con dinero de mi padre o bankrolls de mi madre.
- Quiero que zarpen apenas llegue Nathalia y suba al yate - les pedí - La esperaré adentro - señalé la habitación - Sírvanse una copa de champán primero, y estén atentos cuando ponga un pie aquí sal con el bote adentro, pero que no se baje donde estoy yo hasta que estemos lejos y no pueda saltar ni quiera volver.
- Si señor - asintieron los dos.
- Llévala a ver algo - Miré la mesa que estaba muy bonita la mesa - Señalé - Esto enséñale la mesa que hiciste una cena especial, pregúntale qué le pareció, si es de su agrado - asintió y se apagó
Bajé al dormitorio y me quedé allí esperando, y estaba nervioso.
Como un adolescente que tiene su primera cita con la chica que le gusta.
Mi mano temblaba y sudaba, caminaba y la ansiedad se apoderó de mí.
Respiré hondo y miré el reloj.
Eran pasadas las diez ella ya estaba en camino y yo estaba allí, y si todo salía bien volvería a ganarme mi amor, soy un chico malo, enfermo de poder y lleno de defectos, pero si ella me quiere así yo Haré todo para hacerla feliz.
natalia
Llego al yate, me espera un señor y no veo ni rastro de Emhre, pero es su yate, ustedes amablemente me ayudan a entrar y me informan que vamos a zarpar.
- Nos iremos pronto, señorita.
- ¿Dónde está Emhre?
- Está en la habitación, la acompañaré y la dirigiré hasta allí – acepto aun encontrando extraña la situación.
- ¿Por qué no vino a darme la bienvenida? Lo estoy encontrando muy extraño.
- Debe estar terminando de arreglarse, pero me gustaría que mires nuestra mesa y el menú si es de tu agrado - Lo acompaño - El jefe dio todo lo que te gusta y yo hice todo con mucho cariño para la cena de tú.
La mesa estaba realmente hermosa, estaba preparada para una cena romántica, me llevé las manos a la boca para expresar la sorpresa que estaba en ese momento, platos muy bonitos, vasos, un arreglo de flores naturales en tonos rosas y unas orquídeas, todo muy hermosa y exquisita.
El menú, por supuesto, mi comida favorita lasaña y pastel de mousse de chocolate para el postre y algunas otras cosas que me gustaron.
Me sirvieron una copa de champán y en ese momento ya estábamos en alta mar.
- Lo buscaré, muchas gracias y enhorabuena por el capricho.
Bajo las escaleras que conducen a los dormitorios, abro la puerta y ahí está él, de espaldas a mí, mirando una pequeña ventana redonda.
Me acerco a él, lo abrazo, así que con él de espaldas, lo aprieto y huelo a Esam, solo puedo estar loca, ese niño aunque está lejos, aparece en mis pensamientos como magia, por cierto quinto mágico calificación.
- Emhre me encantó la sorpresa.
- ¿Te gustó la sorpresa, Nathalia?
Esa voz, eran parecidas, los que no las conocían las podían confundir fácilmente pero yo no, siempre supe quien era quien, desde pequeña.
Y esa no era la voz de Emhre, sino la de Esam.
- Esam?
- ¿Decepcionada Natalia?
– dice, como si no le gustara mucho mi sorpresa.
Y yo estaba fuera de acción.
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