Los Hijos del Jeque romance Capítulo 53

Natalia

Durante nuestra discusión, recibió una llamada y dijo que tenía que irse, y le pidió al conductor que me llevara a su departamento y me quedara allí hasta que él regresara.

E hice lo que me pidió, fui para allá y para mi sorpresa mi maleta y mi bolso estaban sobre la cama.

Enzo estaba allí.

- Buenas noches, Enzo.

- Hola señorita Nathalia, el jefe dijo que si quiere ir a algún lado yo la puedo llevar o si quiere quedarse aquí y esperar a que él regrese, estaría muy feliz - y le dedicó una pequeña sonrisa.

- Voy a darme una ducha - mi cabeza era un desastre, siempre fui una mujer que sabía que hacer esta vez estaba totalmente perdida - Prepara el auto para llevarme al aeropuerto.

- ¿Está seguro?

- Sí.

Después de que estuvo listo, le pedí que me llevara al aeropuerto, y eso fue lo que hizo.

Cuando llegué, me bajé del auto y le pedí que no me acompañara, ya que él ya estaba bajando del auto para llevarme adentro.

- Enzo, puedes quedarte aquí en el auto.

- Pero el jefe dijo que la acompañara.

- El jefe no me manda y te espero a que salgas para entrar al aeropuerto, o me quedo aquí en la puerta hasta que te vayas.

- La mayoría...

- No más – lo tomé del brazo – Abre el baúl y tomaré mi maleta y me iré de aquí, y tú sigues aquí y te vas, entiendes.

Y así lo hizo, salí a buscar mi maleta, y el auto de Enzo salió del aeropuerto.

Respiré hondo y pensé en lo que iba a hacer con mi vida, el hombre que amaba es un asesino.

También me sentía como una mierda por todo lo que hacía.

Decidí tomar un taxi e ir a algún hotel hasta que supiera a dónde ir y solucionar la tormenta dentro de mí.

Y eso es lo que hice durante días.

Suena mi teléfono y es mi mamá diciendo que le dispararon a Emhre y que estaba enfermo y que tenía que irme a casa.

DÍAS ACTUALES

El Diputado estaba en una videoconferencia, y yo tirado en el área de la alberca mirando el mar y recordando todo lo que pasé.

Y todo lo que he hecho.

Me arrepentí de haber ido al club, o tal vez era mejor así y sacarme a Esam de la cabeza para siempre.

- ¿Qué piensa tanto mi princesa de esa linda cabecita?

- No es gran cosa, y ya has terminado tu reunión.

- Sí, tengo que volver a Brasilia pasado mañana, podemos quedarnos aquí hasta mañana y luego volar para allá – me besa – Después de la votación podemos ir a la hacienda a mis padres les encantará conocerte, yo Incluso puedo imaginar la cara de mi madre.

- Tranquilízate, João, vamos despacio - Me molestó su prisa - Un paso a la vez.

“Por supuesto, por supuesto, lo siento por querer atropellar las cosas.” Miró hacia abajo, luciendo decepcionado.

- Tal vez otro día - dije para que no estuviera tan triste - Yo también necesito irme a casa, vine para quedarme solo un día y terminé liándome contigo y quedándome más tiempo del debido, pero necesito irme atrás tengo trabajo en la planta - me reí de mí mismo - después de todo, la princesa del azúcar tiene que producir o pierdo mi trono.

- ¿Pero vamos a pasar la noche aquí?

– la mirada era esperanzadora esta vez.

- Creo que será mejor que regresemos al hotel en Río hoy.

- ¿Qué sucedió?

– Parecía preocupado – Me fui de aquí y te dejé feliz, emocionado y cuando regresé estabas triste y con ganas de irme.

- No es nada João, solo quería irme, estoy cansado.

- Pensé que podríamos – besó mi cuello y quería sexo – disfrutar el final del día.

- João, no estoy bien – me levanté – me duele la cabeza y me gustaría ir a Río, vamos antes de que oscurezca.

Y fui a la habitación donde había dejado mi ropa y él se sentó allí con la cabeza gacha.

Pero no estaba bien, pensar en Esam me deprimía.

Y lo único que quería era irme lejos y estar solo, no sería buena compañía para nadie.

Nuestro regreso al hotel se hizo prácticamente en silencio, tanto por mí como por el diputado.

Pude ver por el rabillo del ojo que me estaba mirando y su rostro estaba triste, no quería involucrarme con alguien, para que la persona no creara expectativas de relación, porque mi corazón ya tenía una propietario a pesar de que yo no lo quería allí, él sí tomó la fuerza.

- Me tomé la libertad de pedirte que cerraras tu cuenta para que pudieras ir a mi suite – Iba a decir algo, pero él continuó – Pensé que nos íbamos a quedar en Angra y que nos habíamos arreglado, pido disculpas por ser apresurado

- Ah João, te pido disculpas, no estoy muy bien.

- ¿Quieres que te lleve a un médico?

- No - pobre Diputado si supieras que Esam es mi enfermedad - No hace falta, me quedaré contigo en la suite, pero si volvemos a salir quiero que me avises antes de que tomes alguna decisión - Quería decirte más cosas , pero no era el momento .

- Lo siento de nuevo - nuestra conversación tuvo lugar en el ascensor del hotel mientras nos dirigíamos a su suite.

- Solo nos conocimos en un mal momento de nuestras vidas.

Cuando salimos del ascensor, caminamos por el pasillo y desde la distancia vi el carrito de la limpieza parado en el pasillo y se parecía a la señora del otro día, estaba apoyada en el carrito, así que decidí ir allí. para ver si se sentía enferma.

- João, voy a ver qué pasa con la señora de allá y ya volvió.

- Está bien – me miró extrañado – ¿De verdad vas para allá?

- Sí yo voy.

- Eres más humano de lo que pensaba.

- ¿Hay algún problema con eso, John?

- Nathalia –y luego tomó su cochecito y fue al ascensor y la vi entrar y las puertas se cerraron y pensé en llevarla a Lar das Estrelinhas, allí podría vivir bien con sus hijos, y tal vez tener un mejor vida.

Caminé hasta la habitación del Diputado, no me quedó más remedio que dormir ahí, tomo mi celular y ya veo mi vuelo para el día siguiente con el piloto de la familia.

Entro a la habitación, y ahí está él en bata de baño sonriéndome, está parado en la ventana con su celular en la mano, hablando de negocios, le pide a la persona al teléfono que espere un poco y me susurra.

Tengo la tina lista para ti. Sonrío.

- Gracias.

Dejo mi bolso en la cama y llevo mi celular conmigo, necesitaba contestar algunos correos y mensajes, me quito la ropa y pongo la mano para sentir el agua que está perfecta.

Así que entro allí y me siento, dejo que mi cuerpo se relaje, echo la cabeza hacia atrás y me quedo ahí tratando de no pensar en nada.

- ¿Puedo quedarme contigo?

- dice John dándome un beso en la mejilla.

- João no me malinterpreta, pero yo no quiero sexo.

- Solo quiero estar contigo - sus ojos se iluminaron - Prometo no hacer nada.

Me senté hacia delante y él estaba detrás de mí, así que me apoyé contra él.

Sentimos el aliento del otro.

Sus brazos envolvieron amorosamente mi cuerpo y la parte superior de mi cabeza, el silencio reinó entre nosotros durante mucho tiempo, cada uno con sus propios pensamientos.

Y me sentí segura con él, como me sentí con Emhre.

- ¿Estoy todo arrugado?

- Yo también - entonces me levanté.

Ya se había puesto una mesa para que pudiéramos comer y yo tenía muchas ganas de acostarme y descansar.

Y eso fue lo que hicimos, y nuevamente el diputado que pensé que no era una buena persona estaba allí conmigo, acostado en una cuchara en silencio.

- ¿De qué hablaste tanto con esa señora?

- Cree que soy una mala escolta.

- ¿Qué quieres decir y no lo corrigiste?

Tienes que decirle que no es nada de eso, que es atrevida.

- No, ella se avergonzaría y no me ofendió mucho João – seguía enojado – João, fue súper amable conmigo.

- Llamándote prostituta, ahórrame Nathalia.

- No interfieras João - Me acosté y estaba enojado con él - No hagas nada contra esa mujer que me escuchaste.

Diputado João Gilberto

- Nadie trata así a mi mujer - susurró y prometió hablar con el dueño del hotel para despedir a esa mujer - Nadie.

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