Desaparecido en combate
Al salir de la oficina busqué un lugar tranquilo para poder digerir todo lo que me estaba pasando.
¿Cuál sería mi relación con la chica?
Somos parecidos, sí, pero no quiero hacerme ilusiones.
Esperaré el resultado, pero estoy bastante seguro de que Nathalia y yo no tenemos nada raro.
Sigo caminando por el palacio, solo quiero un lugar tranquilo y silencioso para sentarme y beber mi botella de vodka, sé que puedo estar tranquilo aquí, porque nadie se atrevería a molestarme aquí en la casa de los padres del Rey.
Los grandes pasillos, muchas puertas, solo puedo imaginar cómo fue la infancia del REY aquí y los hermanos.
Hay tantos primos amigos, fueron niños afortunados en este lugar y con unos padres que siempre les dieron amor y cariño.
Después de subir las escaleras, seguí con curiosidad hasta otro tramo de escaleras, y allí la puerta estaba cerrada, dudaba si abrirla o no para saber qué escondía allí, entre sorbo y sorbo de mi botella decidí abrelo.
- Veamos qué esconde esa gran puerta.
Y la abrí lentamente, porque tenía miedo de tener a alguien allí.
Una hermosa casa señorial con plantas, sillas, tumbonas y un jacuzzi al aire libre, y me impresionó el lujo del lugar, pero al mismo tiempo me trajo una paz tan grande.
Subí a una tumbona, allí sería el lugar ideal para degustar mi vodka sin preocuparme por nadie.
Y ahí me quedé, bebiendo un rato y mirando el hermoso cielo del desierto lleno de estrellas, no soy muy apegado a estas cosas, pero hoy me voy a dar el lujo de vagar mi vida.
Pero mi paz fue rota por unos pasos y el arrastre de una silla, y me quedé quieto, no sabía quién estaba allí, imaginé que el visitante se iría rápido, pero no lo hizo.
- ¿Quien esta ahí?
- Me levanté.
- ¿Natalia eres tú?
La voz del hombre era espesa.
- No, no soy Natalia.
- Lo siento, y que ustedes se parezcan mucho - se veía cansado - Eres la chica que está con la prima de Nathi, aún no nos han presentado João Gilberto - Extendió su mano, pero no lo hizo di el mio -te estoy molestando lo busco otro lugar para beber.
- Oye, no tienes que salir, en realidad lo siento – extendí mi mano para saludarlo – Soy Mia – No estoy en SEX así que no puedo ser cortés, no me atrevo nadie allí, así que no hay confusión.
- Un placer Mia, como dije, soy João Gilberto, ¿eres brasileña?
- Sí, pero vivo en Nueva York.
- ¿Quiere unirse a mí?
– Pensé en decir que no, pero ¿por qué no?
- Sentémonos ahí donde yo estaba más cómoda – y caminamos hasta ahí – yo estoy bebiendo vodka y tú?
- Encontré whisky - levantó algo - Y un vaso.
Nos sentamos ahí y un poco tímidos, empezamos a hablar de trabajo, me dijo que era diputado y yo le dije que trabajaba en una discoteca, luego de familia lo que me incomodó un poco, me habló de su padre que era granjero y era muy rico, y su madre también había heredado una herencia y vivían muy cómodamente, aunque su padre era un hombre difícil de tratar.
- Yo crecí en un orfanato, no sé muy bien lo que es tener una familia, cuando llegaba Navidad o Año Nuevo, nos íbamos a dormir, pero desde ahí escuchábamos los fuegos artificiales, muchas veces íbamos a la ventana y Miré y pensé cómo era tener un lugar, gente que nos abrazara y se quedara con nosotros, pero nunca supimos.
´´ A veces, las parejas iban allí a elegir a sus hijos, yo siempre estaba en su lista, porque tenía los ojos verdes, pero me descartaron porque decían que me veía enojado y que cuando fuera grande sería un problema para ellos, así que preferían a los niños que eran más amables.
Algunas parejas incluso nos llevaron a su casa, nos mostraron la habitación llena de juguetes y crearon una expectativa en nuestras cabezas, pero al final otro niño fue a su casa.
La primera vez fue muy decepcionante para mí, una pareja me llevó a su casa y me mostró la hermosa habitación decorada con princesas, pensé que había tenido suerte, cuando me pusieron a dormir, fingí cerrar los ojos solo para estar capaz de mirar todo pensando que ese sería mi nuevo hogar, me quedé casi toda la noche agradeciéndome por conseguir un nuevo hogar, pero cuando llegó la mañana me despertaron y me llevaron de regreso al orfanato.
Y el mundo maravilloso que imaginé en la casa de esa gente rica se fue por el desagüe, y allí me quedé.
Volvieron otra vez y pensé que vendrían a buscarme fui a la tabla de pie, y me quedé ahí escuchando que preferían a la otra chica porque sonreía más y era más amable``.
- Lo siento mucho.
Intenté soltarme y dejarlo dormir, tranquilo y fingir que hoy no había pasado nada en el baile.
huir de él.
Tomé su brazo y lo saqué de mi cintura, y me deslicé por el sofá como una serpiente hasta que logré salir.
Mi vestido estaba debajo de él, y si lo recogía lo despertaría.
Miré a mi alrededor y un mantel era mi única alternativa.
- ¿Por qué esta gente tiene que ser tan organizada? - Tomé la toalla y la envolví alrededor de mi cuerpo de espaldas a él.
- Te ves hermosa de rojo - Me congelé cuando escuché su voz, me veía como una adolescente idiota.
- Traté de conseguir mi vestido, pero estabas encima.
- ¿Y te irías sin hablar conmigo?
– masculló algo sobre mí pareciéndome a alguien – Me dejaría tostándome al sol – vino hacia mí desnudo y lo hermoso que era – Eres muy mala sabes.
- Tienes una cita y no debimos hacerlo - agité las manos sin saber qué decir - Eso.
- ¿Qué pasa si digo que ya no salgo con nadie?
Soy un hombre soltero, pero a lo mejor estás acompañando a la prima de Nathalia y no sería adecuado, ayer estuvimos drogados y termino rodando.
- Nosotros no tenemos nada.
- ¿Qué tal si encontramos una habitación?
¿Y quedarse allí todo el día?
– se acercó a mí con ese miembro erecto – O nos podemos quedar aquí, pero el calor está matando, así que una habitación será nuestra mejor opción – así que lo seguí, al menos una vez en mi vida iba a vivir y ser libre.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Los Hijos del Jeque