nadia
- No me mezclo con gente de mala naturaleza, mesero.
Se ríe y creo que se va, pero me agarra del cuello y me lleva a una de las habitaciones. Podría parar pero no lo hago.
A media luz, mostraba una habitación con una cama, un sillón y un aparador con bebidas destiladas.
Me tira contra la pared y me huele el cuello y me muerde el lóbulo de la oreja.
Sentimientos extraños sentí en ese momento, pensé en Cam.
Intenté sacármelo de la cabeza, quería disfrutar de la noche, pero como siempre me perseguía.
Pasé mi mano por su espalda, quería disfrutar de la noche, y olvidar todo mi pasado.
El hombre tatuado me miró como si fuera un trozo de pastel de chocolate en una ventana.
- Eres tan hermosa, lo sabes.
"Gracias" respondí y sonreí.
- Te deseo, desde ese día te deseo – pasa su lengua por mi cuello – ¿Me deseas?
- Yo - Pasé mi mano por su rostro y bajé hasta el tatuaje del águila en su cuello - Quiero hacerlo.
Me volteó de espaldas y pasó su miembro duro por mi trasero, tomó mis pechos y los apretó de una manera deliciosa, era bueno en lo que hacía.
Apartó mi cabello a un lado y mordió mi cuello y tiré mi cabeza hacia atrás gimiendo.
Las manos me subieron el vestido a la cintura y me dieron una palmada en el trasero que me quemó.
Me dio la vuelta para mirarlo de nuevo y se agachó frente a mí, mordió mi sexo y tiró de mis bragas a un lado y jugó con su lengua allí.
Mis manos fueron a su cabeza, su cabello corto asomó entre mis dedos y guíe su cabeza entre mis piernas.
Para tener mayor acceso a mi sexo arrojé una de mis piernas sobre su hombro y la otra pierna estaba en el suelo temblorosa.
Los dedos también vinieron a hacerle compañía a su lengua, lo miré y él levantó la vista como si estuviera devorando una fruta muy jugosa.
Este hombre es muy bueno en lo que hace.
No puedo contenerme más y agarro su cabeza, ahogándolo en mí y en mi deseo y me froto contra él gimiendo como una loca.
Se puso de pie mientras yo temblaba por el placer que tenía allí con él.
El aparador con la bebida era nuestra próxima parada, todavía no podía caminar porque todavía tenía espasmos.
Arrojó las botellas al piso y me inclinó hacia allí, abrió mis piernas, agarró un condón y me penetró.
Mis manos se agarraron al borde del aparador, sus movimientos de un lado a otro, cada vez más rápido, sus manos fueron a mi cabello y tiraron haciéndome doblar mientras entraba y salía de mí.
- Quería hacerte esto desde ese día - se tiró del cabello y se metió dentro de mí - Quería sentirte, eres una de las mujeres más sexys que he conocido.
- Quería saber qué nos había pasado esa noche - se metió todo dentro de mí - Pero ahora sé que no pasó nada o me acordaría - rugió y derramó su placer y siguió sin parar.
Verlo llegar a la cima del placer me trajo una ola de deseo incontrolable y qué hombre era ese, no había probado nada igual.
Ninguna experiencia que he tenido antes se compara con ella.
Aunque ya había llegado a su placer, se mantuvo firme esperando que yo también alcanzara mi placer.
Gemí y me acosté en el aparador, estaba bien.
Yo estaba inclinado hacia allí y él entró al baño que estaba en la habitación.
Aproveché la oportunidad para irme sin una pequeña charla después del sexo, desde Cam he sido así.
Conocí a chicos donde viajé, tuve sexo y luego los dejé sin ningún resentimiento.
Y no quería verlos el otro día ni dar explicaciones ni discutir lo que teníamos.
Así que en la primera oportunidad corrí.
Se convirtió en un hábito.
Seguramente fue al baño a asearse y tiró el condón y yo aproveché para salir corriendo de allí.
Pasé por la puerta, me arreglé el vestido ya en el pasillo y salí de esa ala.
Otro día vería la jaula de cristal.
Y para mi sorpresa encontré a Enzo en el camino y le pedí que me llevara en ese momento que tenía mucho dolor de cabeza y no quería encontrarme con Cam.
Así que salí en francés, como de costumbre.
- Mi seguridad era muy buena, pero veo que tendré que revisar todo - me senté en mi sillón - Pero, ¿qué te trajo por aquí?
- Un rapidito en tu mesa, tal vez.
- No vendrías aquí a echarte un rapidito conmigo - sonrió - Escúpelo pronto.
- Por mucho que disfruté mucho estar contigo y si quieres repetirlo acepto - su sonrisa lateral era emocionante - Necesito tus servicios como abogado.
- No - Fui directo - No es porque tuviéramos sexo que te vas a convertir en mi cliente, de hecho no tengo como conseguir ningún cliente, ya tengo demasiados casos.
- Necesito que seas tú – se veía un poco nervioso – Mi hermana, ella es inocente y necesito probarlo – hizo un gesto – Demostrar que no fue ella.
- No tengo forma de llevar tu caso, pero te puedo pasar a un abogado amigo mío...
- Tienes que ser tú, no quiero otro.
- No puedo, como te dije.
- Tu secretaria no estaba allí en su escritorio como todos los días, ¿verdad? - Me llamó la atención - Está un poco llorosa, no es tan fuerte como tú.
- Lo que le hiciste a mi empleado.
- No sirve de nada jugar conmigo, sé que ella es importante para ti – sonrió – y entonces tenemos un trato.
- ¿Dónde está Fernanda?
Ni siquiera sé tu nombre.
- Pero tú conoces mi cuerpo – la sonrisa burlona es su marca – Fernanda está lejos de aquí, vine personalmente a tratar el caso de mi hermana, y en cuanto aceptes y juzgues a mi hermana en cinco días fernandita regresará sana y salva. pero si no quieres, ella va a sufrir mucho, y yo sé que no quieres que su amiga sufra.
- Estás fanfarroneando - Llamé al número de Fernanda y sonó el teléfono.
- Es conmigo, como ella también, será un intercambio de favores tú ve conmigo y ayúdame y te devolveré a la hermosa Fernanda - palmeó la mano en el sillón levantándose - Y no sirve de nada llamar Tus hermanos.
Sé de la Cumbre y conozco algunas mafias a las que les encantaría saber quién está detrás del 'rescate' de sus niñas y en unas horas sus padres y su familia estarían muertos y Shariff tomado por alguna mafia.
"Tú eres…" me interrumpió.
- Un hombre malvado, te lo dije - extiende sus manos sobre mi mesa - No quiero hacerte daño a ti ni a tu familia, guardaré tu secreto, pero necesito que me ayudes.
- Si ayudo las cosas estarán en mis términos.
- Me ayudarás – me mira – Y si tú también quieres divertirte, mi cuerpo está aquí.
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